COMO ES QUE SE DA LA DENUNCIA RELIGIOSA Y MORAL DEL CATOLICISMO ALEMÁN EN LA OBRA “OPINIONES DE UN PAYASO”

LA DENUNCIA RELIGIOSA Y MORAL DEL CATOLICISMO ALEMÁN EN LA OBRA “OPINIONES DE UN PAYASO”

“Boll era, el norte de los

alemanes de buena voluntad”

Ricardo Bada

Para Mario Vargas Llosa, premio nobel de literatura 2010, las novelas, relatos y ensayos  de Heinrich Boll “son una obsesiva exploración de la sociedad de su país a fin de tener una certidumbre al respecto”.

Lo cierto es que, aunque las respuestas que se daba a sí mismo (y a sus lectores) variaban algo de libro a libro —las había más esperanzadoras o más lúgubres—, cuando se hace el recuento final de su obra se tiene la impresión de que, muy a pesar suyo sin duda, Heinrich Böll según Llosa dice que “llegó a convicciones parecidas a las de Maquiavelo: la coherencia absoluta entre la moral cristiana y la vida diaria del creyente es imposible, se da sólo en casos excepcionales de locura o santidad”.

Sin embargo, él buscó empeñosamente esa coherencia en su vida privada y pública y en sus escritos y a ello se debe en gran medida el respeto y admiración que alcanzó aun entre quienes le tiene reservas sobre su obra literaria o sobre sus tomas de posición y sus ideas. Para entender cabalmente a Heinrich Böll hay que situarlo en su contexto histórico. Esta perspectiva «social» no siempre es esclarecedora en el caso de un escritor, pero en el suyo sí lo es.

René Boll (2003: 5) nos dice que cree que es de suma importancia leer una vez más por sí mismo, cómo ha escrito un autor en el siglo veinte, que en muchos aspectos “estaba entre todos los fuegos”, es decir, un autor que no se deja enmarcar en ningún campo político, sino que sólo se apoya y confía en su propio juicio y conciencia. Lo que provocó hacia él poco entendimiento tanto de izquierda como de derecha y –frecuentemente– críticas difamatorias. Para él fue muy importante la libertad de expresión tanto en el este como el oeste, por lo que siempre abogó por los derechos de los artistas, sus derechos de autor material, social y espirituales.

En sus obras, impregnadas del realismo más crudo, critica con un gran sentido del humor y con una amarga ironía la sociedad alemana de la posguerra, denunciando los abusos de poder y las injusticias. Sus novelas, obras dramática, ensayos, relatos y guiones radiofónicos, constituyen un acerado ataque a la sociedad contemporánea, una denuncia en la que la profunda humanidad del autor rechaza el oportunismo, la guerra y el opio de los convencionalismos entre cuyas víctimas suele elegir a sus personajes, en defensa de la libertad de expresión, del amor y la compresión entre los hombres. En los temas que trata, como otros muchos otros escritores alemanes, suele utilizar su experiencia de la guerra y la posguerra.

Una clara y recurrente idea de Heinrich Boll en sus novelas es el enjuiciamiento religioso y moral que le hace al catolicismo alemán de sus tiempos, tiempos donde se vivía la segunda guerra mundial y Alemania estaba dirigida por un pensamiento nazi, algo que radicalmente no congeniaba con el autor y que lo hacía notable en sus obras y más aun en “Opiniones de un payaso”.

En la obra “Opiniones de un payaso” nos damos cuenta de las diferentes críticas que hace sobre la religión y su práctica pues él hace una reflexión de las religiones principales de Alemania que eran

el catolicismo y los protestantes, pero además de la práctica especialmente de los católicos que se unían con “justa razón” a los nazis.

“A menudo lo he notado en los católicos: cuestionan sus tesoros-los sacramentos, el Papa – como avaros. Además, son las gentes más presuntuosas que conozco. Presumen de todo: de lo que es fuerte en su Iglesia, de lo que en ella es débil, y cuando tienen a alguien por medianamente inteligente esperan que se convierta pronto.” Pág. 132

Aquí vemos un fragmento de la crítica que les hace a los católicos de usar la religión como una herramienta para dar a notar su Iglesia.

La religión en el catolicismo alemán era utilizada como un pretexto  para diferentes actos deshonrosos y los llamados practicantes de la religión  buscaban solo hacerse importantes en los diferentes ámbitos sociales para ganar prestigio y dinero, aunque ninguno de ella practicaba lo que realmente la religión disponía y hacían de esta algo espantoso.

En cuanto a su visión crítica que hace a la moral en el catolicismo alemán un ejemplo contundente lo encontramos en la obra “Opiniones de un Payaso” cuando su padre visita a Hans con la intención de socorrerle un auxilio económico; dejando de lado el recelo que siente hacia él, el payaso está dispuesto a recibir el dinero porque así se lo exige su necesidad; pero, curiosamente, ambos parecen estar hablando de cosas distintas:

“¿Qué es lo que hacía tan fuerte y duro a este hombre tan amable, a mi padre? ¿Por qué en la televisión hablaba de obligaciones sociales, de conciencia nacional, de Alemania, incluso del cristianismo, en el cual según su propia confesión no creía, y lo hacía de tal manera que uno se veía obligado a creerle? No podía ser otra cosa que el dinero…” (Pág. 167)

 El hombre real de uno, Hans, frente a la proyección ideal del otro, su padre; he ahí parte del escenario de posguerra: mientras que muchos, ensimismados todavía buscaban sobrevivir con el hambre y el miedo a sus espaldas, otros se dedicaban a la suma de números, a las estadísticas, y a hablar de muertos o necesitados como datos que mermarían en lo abstracto. Por eso no es de extrañar que ya en la niñez de Hans hubiesen tantas privaciones, a pesar de que su familia era adinerada: lo concreto, la necesidad, el tacto, siempre sucumbieron ante la fuerza de una idea de bienestar.

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