Civilización y Barbarie en "El Corazón de las Tinieblas"
Enviado por mariabarrosm • 21 de Junio de 2017 • Ensayo • 2.079 Palabras (9 Páginas) • 391 Visitas
La barbarización de la civilización
Joseph Conrad demuestra la incoherencia de la civilización dentro de los salvajes procesos de colonización trascendiendo como enfrentamientos entre bárbaros
Hipótesis
Esta monografía demostrará cómo Joseph Conrad en su obra “El corazón de las tinieblas” exhibe el salvajismo de los colonizadores europeos en África. El objetivo de este ensayo es poder demostrar la deshumanización de los nativos y la violencia con la que actúan los ‘civilizados’ europeos. En la novela nadie se comporta como civilizado, ni siquiera quienes provengan de la civilización en sí. También se demostrará el rol central que tiene Marlow en la obra a modo de eje de comparación entre ambos mundos con su mirada crítica y la importancia de la ambigüedad de Kurtz durante su período en el corazón de las tinieblas, el centro de África. Dentro del ensayo, las dificultades se presentarán a partir de la contextualización de la época con los intereses de la sociedad y su contraste con la mirada crítica de la actualidad. Se va a demostrar claramente como ocurre lo planteado utilizando citas y sacando conclusiones personales.
Para que se pueda analizar correctamente y en profundidad el salvajismo de la civilización europea dentro de los confines de la región africana, es importante contextualizar la obra. “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad publicada por primera vez en el año 1899 con un formato de entregas, muy popular para la época, y luego en el formato de libro en 1902. Dicha obra es contemporánea a un viaje que hizo el autor durante 6 meses al actual Congo Belga en donde el encarnó el horror que se vivía en aquel territorio a tal punto que expresó con sus propias palabras su aprendizaje plasmado en la historia: “una experiencia llevada un poco (y solo un poco) más allá de los hechos reales”. Más allá de que la obra no se sitúe explícitamente en el Congo Belga, el contexto histórico del mismo es muy relevante para el escrito de Conrad. Desde 1885 a 1908 la región fue dominada por el rey Leopoldo II, momento en el cual el territorio fue explotado severamente debido a sus recursos naturales: en el acecho del marfil con el abuso de la mano de obra indígena en condiciones de esclavitud total. El terror predominaba, junto con la denigración física para mantener el poder abusando de la violencia. Se estiman cifras entre cinco y diez millones de muertos durante ese periodo. El término colonización está definido como: “ocupar un territorio alejado de sus fronteras para explotarlo y dominarlo administrativa, militar y económicamente”. Es entonces que si desde la raíz del concepto, de alguna manera, la subordinación de una comunidad en todos sus aspectos por debajo de otra, ya teóricamente es violenta. Es decir, el hecho de que simplemente la diferenciación racial, más aún, el hecho de no ser europeos, o mismo ‘civilizados’, les daba el poder a los conquistadores de dominar en esas áreas no da lugar a otra que no sea la violencia en sí: ¿de qué otra manera se puede conquistar una región en el siglo XIX sin violencia? Sin abandonar la idea que, dichas disputas si iban a llevar a cabo con enfrentamientos terrestres, donde obviamente los europeos serían victoriosos debido a su desarrollo tecnológico mucho mayor, de todos modos, siendo combates muy sangrientos y sacrificados
Ahora bien, situados ya en el centro de África, con europeos colonizadores ya instalados en el territorio, dominando de manera abusiva y explotando cada centímetro de la región, adentrados en la magistral historia de Joseph Conrad, quien exitosamente demuestra y exhibe la masacre que se vive en las colonias. Marlow, el narrador de esta historia, desde un punto de vista externo y neutralizado observa desde afuera este entorno que lo rodea. Marlow es un marinero a bordo del río Támesis quien sentado en la cubierta en una larga noche les cuenta a los marineros reunidos sus experiencias por África. Comienza embarcado como miembro de “La Compañía” en búsqueda de marfil, pero en el camino experimenta los brutales conflictos entre colonizadores y aborígenes africanos. Allí conoce la presencia de Kurtz y la importancia de este señor, quien es luego rescatado por ellos, aunque ya sucumbido por la locura y la enfermedad, fruto de su larga estadía en la selva, muere.
Es interesante marcar cómo en el primer momento, el contraste tan brutal entre la posición del europeo y el nativo se ve tan plasmado, casi como temática central a lo largo de la historia: “la sensación de salvajismo, la barbarie total, cerrándose en torno; toda esa vida misteriosa que se agita en lo profundo de la naturaleza, en las selvas, en el corazón de los salvajes … en medio de lo incomprensible una fascinación lo rapta”. Observación detallada por parte del marinero debido a la novedad de este nuevo entorno, donde el choque o la grieta cultural es tan amplia y diversa que impresiona aún más. La falta de estabilidad y de orden, la ausencia de ley que perturba al europeo, es el salvajismo que abunda y la civilización que escasea que genera como producto el poder de la conquista. La necesidad de ordenar este caos, llevado a cabo y dirigidos por la violencia: “eran conquistadores, y eso lo único que requiere es fuerza bruta (…) arrebatar la tierra a aquellos que tienen una tez distinta o narices más chatas que las nuestras”. El autor es muy preciso con el lenguaje que selecciona para describir sus vivencias, exponiendo la cruda realidad.
Continuando con esta línea de pensamiento, encaja aquí como se va desencadenando la civilización en sí. Perturbados por la abismal diferencia entre culturas que la reacción de los dominantes es tan brutal que la colonización se desliga de la civilización y el salvajismo abunda. Es llamativo como la definición de salvaje encaja perfectamente con ambos: “incontrolado, violento o fuera de las normas establecidas” y “pueblo que no ha adoptado el desarrollo, cultura y costumbres de la civilización occidental”. Tanto los europeos como los africanos son salvajes, por un lado, abandonan sus características ligadas al orden, las leyes y la justicia vandalizando sus principios de origen occidental de manera violenta e incontrolada. A medida que se adentran y cuanto más se instalan, más se alejan de su esencia europea; las desmoralizantes y deshumanizantes tareas que los africanos son sometidos a realizar por y para ellos van en aumento, y sin cesar, en otras palabras, nunca van a haber suficientes
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