Comentario Sobre La Figura Del Gracioso En El Mayor Encanto Amor De Pedro Calderón De La Barca
Enviado por Corazn_coraza • 11 de Mayo de 2013 • 716 Palabras (3 Páginas) • 677 Visitas
En esta obra de Calderón, la figura del gracioso está desempeñada por dos personajes: Clarín y Lebrel, criados de Ulises.
Durante la Primera Jornada, su aparición es breve y puntual, limitada a cortas intervenciones en las que ellos mismos se autocalifican de tragones, bebedores, graciosos y, en el caso de Lebrel, cochino.
En la Segunda Jornada tienen lugar dos episodios, particularmente cómico uno de ellos, en que la figura de los graciosos se ve más desarrollada y cobra más importancia.
En el primer episodio de esta segunda jornada, los graciosos hacen comentarios sobre la vida en Trinacria, pero Clarín desconfía de Circe. Se refiere a ella calificándola con una serie de adjetivos ofensivos que ella escucha escondida:
no confesaré
que Circe no es una fiera,
nigromante, encantadora,
energúmena, hechicera,
súcuba, íncuba; y en fin
es, por acabar el tema,
con los demonios demonia,
como con los duendes duenda.
Tras oír esto, Circe sale de su escondite, y Clarín quiere hacerle creer que fue Lebrel quien habló mal de ella y él quien la defendía. Circe se finge convencida por Clarín y quiere premiar su lealtad con un tesoro. Tras esto se encontraría el gran núcleo cómico de esta jornada.
Clarín, habiendo creído engañar a Circe, se dirige al monte y, como Circe le ha indicado, gritará tres veces Brutamonte y este le dará su premio. Brutamonte, un gigante descendiente de cíclopes, hace que le traigan un arca a Clarín. Cuando este se encuentra a solas abre el arca esperando encontrar un gran tesoro, pero de él salen una dueña y un enano, que Circe tiene como sirvientes para que vigilen que Clarín no vuelva a hablar mal de ella; además, Clarín tendrá que cargar constantemente con el arca, transportando a la dueña y al enano allá donde vaya. Aparece entonces Lebrel, que está muy enfadado porque cree que Circe ha premiado a Clarín en lugar de a él. Clarín trata de engañarlo también a él, ofreciéndole el tesoro. Lebrel dice que se contentará con la mitad y, cuando abre el arca, en lugar de la dueña y el enano, encuentra un tesoro real, del que solo se lleva algunas joyas. Clarín, sorprendido, vuelve a abrir el arca, esperando encontrar también él joyas, pero vuelven a aparecer de nuevo la dueña y el enano, que para desesperación de Clarín, comienzan a aporrearse.
Clarín acude a Circe para que le libre de la carga del enano y la dueña “aunque lo convierta en mona”. Circe lo toma literalmente y lo convierte en mona hasta que se vea en un espejo. Será además una mona con voz y entendimiento, aunque los demás personajes no le oirán ni le entenderán.
Así, el criado burlador acaba siendo burlado por quien había pretendido engañar.
Vemos aquí cómo, además de su papel de gracioso, Clarín tiene en este pasaje la función de reflejar
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