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Contingencia de mounier


Enviado por   •  8 de Enero de 2017  •  Apuntes  •  617 Palabras (3 Páginas)  •  165 Visitas

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UCSP – ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA  [pic 1]


Unidad 3 – La persona humana

La contingencia[1] del ser humano

Fuente: Emmanuel MOUNIER, Introducción a los existencialismos

«Cuando considero la corta duración de mi vida, absorbida en la eternidad precedente y siguiente, el pequeño espacio que lleno, y que incluso veo, abismado en la infinita inmensidad de los espacios que ignoro y que me ignoran, me asusto y me asombro de verme aquí y no ahí, porque no hay ninguna razón para encontrarme aquí mejor que ahí, ni por qué ahora y no antes. ¿Quién me ha puesto aquí? Por orden y conducto de quién este lugar y este tiempo han sido destinados para mí?» (Pascal, Pensamientos, 205)

Tal es el tema que hoy, donde quiera que lo encontremos, no podemos dejar de oír en su orquestación pascaliana. Subrayemos que la contingencia es doble: ¿Por qué hay, si es que podemos decirlo, hombre? ¿Por qué yo, individuo particular, soy este hombre, aquí y ahora?

Para el existencialismo cristiano, mi contingencia tiene su raíz en la contingencia original del acto creador gratuito, redoblado después por la misericordia gratuita de la Encarnación y de la Redención. Suaviza el horror sagrado que inspira el misterio primitivo mediante el sentimiento de bondad que lo envuelve. Pero deja suficiente oscuridad sobre sus relaciones como para que ciertos temperamentos acentúen la bondad, mientras que otros acentúan la dependencia absoluta del hombre respecto al acto creador, la distancia absoluta que lo separa de su Dios (miseria del hombre sin Dios y trascendencia divina).

Para el existencialismo no cristiano, la contingencia de la existencia no toma el carácter de un misterio incitador, sino de irracionalidad pura y de absurdo brutal. El hombre es un hecho desnudo, ciego. Está ahí, así, sin razón alguna. Es lo que Heidegger y Sartre llamaron su facticidad. Cada uno de nosotros, a su vez, se encuentra ahí; pero por qué ahí y no aquí, no se sabe, es idiota. Cuando se despierta a la conciencia y a la vida, ya está ahí, sin haberlo pedido. Es como si lo hubiesen arrojado ahí —¿Quién? Nadie—, ¿por qué? Por nada. Tal sería el sentimiento de nuestra situación original, sentimiento supremo, más allá del cual no hay nada. Yo me despierto en pleno viaje en un cuento de locos (…) De un lado sólo invisibles brisas conducen el barco en peligro; del otro, la deriva es absoluta y sin esperanzas (…) No me encuentro tranquilo ni ante una multitud apiñada ni en una plaza vacía, sino en un espacio donde mis movimientos encuentren suficiente campo y puntos de observación. Cuando desaparece el sentimiento de bienestar parece que la sensibilidad oscila, como una brújula loca, del sentimiento de asfixia al sentimiento del vacío.

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