Cuento de la niña concecorada
Enviado por aurorachavezg • 13 de Agosto de 2014 • Informe • 833 Palabras (4 Páginas) • 1.460 Visitas
Cuento de la niña concecorada
Había una niña que era gente grande. Se llamaba Mandolina.
En las Fiestas, en vez de irse a jugan con los niños a la Pata Loca o el juego de los Marcianos, Mandolina se sentaba cerca de las señoras para oírlas platicar. De repente, Mandolina se levantaba de la silla , apuntaba con el dedo y decía:
- Ese niño ya rompió un florero. ¡ Yo lo vi, yo lo vi!
Aquella niña le dio un bofetón a su hermanito.. ¡ Yo lo vi, yo lo vi!
Las mamás la ponías de ejemplo. Les decían a sus hijos:
- Aprendan a Mandolina, que está aquí sentada , sin hacer estropicios.
En su casa a la hora de la comida, Mandolina se sentaba a la mesa y vigilaba a sus hermanitos. Decía:
- Mira , mamá, el nene no quiere comerse las espinacas.
Entre la casa de Mandolina y la escuela había un bosque de pinos. En ese bosque, según decía la gente, había un lobo. Mandolina no creía esa historia.
- No – decía-, los lobos no existen, son de mentiras. Sólo aparecen en los cuentos para niños, como el de Caperucita Roja, por ejemplo.
Por eso cruzaba el bosque con toda tranquilidad.
Mandolina era la niña más aplicada de la clase. Se sentaba en primera fila y levantaba la mano también cuando la maestra preguntaba algo. Levantaba también cuando la maestra no preguntaba nada, para decir:
- Seño, ese niño tiene una lagartija escondida en la papelera.
Aparte de los libros de texto, Mandolina tenía un cuaderno especial, de pastas verdes, en el que había escrito con buena letra y tinta morada, una lista con los nombres de sus compañeros de clase. En ese cuaderno Mandolina apuntaba retardos, las faltas de asistencia, las notas malas y los puntos buenos que daba la maestra.
Cuando un niño le metia una zancadilla a Mandolina, ella abría el cuaderno de pastas verderdes y le ponía al niño una falta de asistencia. Cuando Mandolina creía que dos niñas estaban aconsejándose contra ella, abría el cuaderno y les ponía dos notas malas a cada una. Al que no le quería convidar caramelos, le ponía retardo. Cuando Mandolina estaba triste, abría el cuaderno y se ponía un punto bueno a ella misma para consolarse.
Cuando llegó el fin del año, Mandolina tenía tantos puntos buenos y sus compañeros tantas notas malas , tantas faltas de asistencia y tantos retardos, que ella fue la primera de la clase.
El día de la entrega de premios ganó la medalla de Aplicación, a la Puntualidad, la de Comportamiento, la de Aritmetica, la de Español y la de Ciencias Naturales.
La Directora de la escuela felicitó a Mandolina, la puso de ejemplo para los demás niños, ¡ y le colgó las seis medallas de oro en la pechera del uniforme!
Después de la ceremonia, Mandolina salió de la escuela y se fue caminando muy contenta por el bosque.
Tilín , tilín, sonaban las medallas de Mandolina.
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