Cuento

Había una vez una niña llamada Mía que le gustaba mucho ir a la escuela y siempre procuraba tener muy buenas calificaciones porque ella sabía que si estudiaba mucho lograría hacer realidad su más grande sueño. Ser una bailarina de ballet reconocida, pero ese sueño no era fácil, pues el ballet exige de mucha disciplina y preparación.

Un día ella le conto de este sueño a su mamá pero ella no estaba muy de acuerdo con el sueño de su hija ya que pensaba que si la metía a tomar clases ballet descuidaría sus estudios escolares, Mía se puso a llorar porque sentía que así nunca podría cumplir su gran sueño ya que necesitaba del apoyo de su mamá.  

Al día siguiente cuando llego a su casa se seguía sintiendo triste, así que decidió irse a su recamará a recostarse y pensar en algo para poder convencer a su mamá de que la apoyara a cumplir su sueño. De pronto tocan la puerta era Camila la amiga de Mía.

Mía le cuenta a su amiga lo sucedido con su mamá y las dos se ponen a pensar en un plan para poder convencer a la mamá de mía para que la apoye en el sueño de ser bailarina. Entonces se sientan a platicar para saber lo que le dirán. De pronto la madre de Mía las llama para que pasen a la mesa a probar lo que había cocinado.

Mmmm…¡¡ mi pastel favorito exclamo Mía que rico te quedo mamá. Sabes quisiera que habláramos de algo, ayer te conté que quiero ser una gran bailarina de ballet y quisiera que me apoyaras para poder cumplir mi sueño. Entonces la mamá le responde: mira hija yo quiero que seas una gran profesionista pero no voy a intervenir en tus sueños así que claro que cuentas con mi apoyo te inscribiré a la mejor academia para que puedas lograr este sueño pero me tienes que prometer que no dejaras tus estudios y seguirás siendo una gran alumna, claro que si mamá responde Mía ya verás que no te voy a fallar gracias por tu apoyo.

Fin.

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