Cuento

Había una vez un niño llamado Renal que vivía en un orfanato, sus padres murieron cuando era más pequeño, pero un señor llegó a aquel lugar y lo adoptó. Desde entonces se la pasaba con él y se adaptó a su forma de vida, era payaso cirquero.

El nombre de aquel payaso era Adam.

Pasó el tiempo y en uno de los viajes hacia distintas ciudades ocurrió un accidente, un carruaje sin control iba a toda velocidad hacia donde ellos paseaban, solo alcanzó a arrollar a aquel señor que adoptó al niño.

El niño lloraba desconsolado a su lado mientras se le acababa el aliento a su “padre”, las últimas palabras que le dijo fueron: Sigue hacia adelante, nunca te detengas por ninguna cosa.

El joven Renal no soportaba aquel suceso, Adam era todo lo que él tenía en este mundo, aquel señor fue un padre para él, solían pasear, jugar, reír y divertirse juntos.

Una noche después del entierro de Adam, el joven Renal acudió al cementerio y se acostó sobre la tumba llorando por su difunto compañero. De pronto una neblina cubrió el cementerio y una extraña silueta apareció de la sombras.

Era un sujeto gordo vestido de forma rara, lo que sobresalía de él era su enorme sonrisa y el paraguas con una calabaza en la punta.

Aquel sujeto le dijo: Buenas noches pequeño, sé que estas triste por tu difunto amigo, pero yo puedo devolvértelo, arrebatárselo a aquel Dios que te lo quito y meterlo en este cuerpo mágico, sin embargo ocupo tu ayuda, necesito que lo llames desde lo más profundo de tu corazón.

El joven convoco el alma de Adam, entró en el cuerpo mágico y cobró vida, Renal estaba feliz sin embargo Adam se encontraba furioso porque estaba atrapado, no podía hacer nada. En ese momento el sujeto mencionó que ahora Adam le pertenecía y ahora su primera orden era matar a aquel niño para apoderarse de su cuerpo, Renal estaba aterrado, aquel cuerpo con el alma de Adam no podía controlarse, no pudo resistirse a las órdenes que su amo le mandó, se aproximó hacia Renal e intentó asesinarlo, pero el joven alcanzó a reaccionar y salió huyendo del cementerio, en eso se tropezó con su mejor amigo Nebú, Renal le dijo que saliera de ahí que un monstruo lo perseguía y quería asesinarlo, Nebú por hacerse el valiente se metió al cementerio y apreció aquella figura esquelética, la cual lo asesinó al instante y tomó su cuerpo. El sujeto extraño dijo: Pero qué? Jajá, bueno creo que has conseguido un nuevo cuerpo, pero aun así debes acabar con ese niño, él me ha visto, sabe demasiado, búscalo y asesínalo, te otorgo la habilidad de tomar forma de aquellas adicciones que puedan atraer la atención de la mente de ese insignificante niño. Ve y cumple mi orden!

El niño siguió corriendo por el oscuro sendero que provocaba el denso bosque iluminada por la luz incandescente de la luna y siguió y siguió

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