DOLORES, UNA ESCRITORA EN EL SIGLO XIX1
Enviado por M.ElenaQuito • 9 de Diciembre de 2012 • 3.693 Palabras (15 Páginas) • 452 Visitas
DOLORES, UNA ESCRITORA EN EL SIGLO XIX1
El tema de la escritura
El tema de la escritura no es en primer plano el asunto de la
novela Dolores (1869) de Soledad Acosta de Samper, pero sí
uno de los más importantes. Para empezar, la narración misma
se presenta como un trabajo de escritura que realiza Pedro, el
primo de la protagonista. Además, casi todos los personajes
escriben, unos sólo cartas, otros poemas, artículos periodísticos
y, también, composiciones en prosa -entre las que figura el
diario íntimo de Dolores-. Los móviles de escritura son revelados,
lo cual permite establecer diferencias y contribuye a la
caracterización de los personajes, incluso algunas de las
composiciones son criticadas dentro de la misma obra, de modo
que se dejan sentir los gustos estéticos de la autora. Otra
situación que revela el lugar destacado de La Literatura dentro
de la temática de la historia, lo constituye la lectura, los
personajes principales leen diversos tipos de textos y en ellos
apoyan varias de sus concepciones existenciales, es decir, que
la literatura se convierte en un medio para interpretar el mundo.
Conviene señalar que, por encima de los demás personajes,
Dolores, la protagonista, es la verdadera escritora, no de profesión pero sí en virtud de su talento; este hecho, sumado a que
la novela es creada por una mujer, revela aproximaciones entre
protagonista y autora y hace de la literatura femenina uno de
los asuntos determinantes de la novela. Con el presente ensayo
1
Del presente capítulo, comprendido en tres unidades en su desarrollo, se
publicó una breve sección en Valcke (2004b: 61-77)14 Cristina Eugenia Valcke Valbuena
me propongo develar algunas de las ideas principales que
subyacen en el texto acerca del lugar de la mujer escritora en
la sociedad de la época.
La identidad oculta
Dolores de Soledad Acosta de Samper, fue publicada en 1867,
en unos folletines que acompañaban el diario El Mensajero,
aún la escritora no era conocida por su trabajo, hasta el
momento se había valido de seudónimos y esta vez, no fue la
excepción. Firmó su obra con el nombre Aldebarán
2
-años más
tarde la escritora definiría a este personaje ficticio como un
pensador, un comentador de ideas que no alcanzaba a ser
escritor-.
¿Por qué una autora se encubre bajo un nombre falso y por
qué ese nombre es masculino? Sandra Gilbert y Susan Gubar
(1998), al analizar la literatura femenina del siglo XIX, observan que muchas escritoras enmascaran su identidad tras seudó-
nimos y que, algunos de estos son masculinos como George
Sand, nombre artístico de Aurora Daupin, o George Eliot para
el caso de Mary Ann Evans. A esto se suma, la creación de
obras narradas por personajes masculinos, con el fin de acentuar
el camuflaje de su identidad sexual. En su estudio, las teóricas
feministas han explicado como causas de este comportamiento,
por un lado, el rechazo que la sociedad de la época siente hacia
las mujeres que se atreven a escribir y más aún, a dejar conocer
lo que escriben, y por otro, en estrecha relación con el anterior,
el temor que estas escritoras experimentan ante la idea de no
poder crear por falta de una tradición que les demuestre lo
contrario, y de que, en consecuencia, el acto de escribir las aísle,
las destruya; tal temor ha sido denominado por Gilbert y Gubar
como ansiedad hacia la autoría, en alusión directa a la ansiedad
hacia la influencia que Harold Bloom reconoce en todo escritor,
2
Resulta curioso saber que Aldebarán ( o Alpha Tauri), es la estrella más
brillante de la constelación Tauro. El nombre deriva del árabe al-Dabaran, que
significa ‘el seguidor’, y refiere al hecho de que esta estrella “persigue” alrededor
del cielo a las Pléyades, un famoso cúmulo de estrellas.Perspectiva de género en la literatura latinoamericana 15
sin aparente distinción de género. Según Bloom, cada autor
tiene tras de sí una tradición tan extensa que su palabra tiende
a silenciarse, así que para poder dominar la afasia se hace
necesario matar al padre, superar el temor a las influencias.
Como vemos, la explicación que Gilbert y Gubar hacen de la
ansiedad hacia la autoría presenta una situación muy distinta
para las autoras de la que plantea Bloom. Cierto es que las
autoras, al igual que los autores, cuentan con siglos de literatura
detrás suyo, en su mayoría masculina, y que también pueden
temer las influencias de los padres literarios, pero su situación
es mucho más compleja, porque enfrentadas al vacío de una
tradición escritural femenina podría incluso sospecharse que
la presencia, en sus obras, de algunos rasgos de la escritura de
autores consagrados por el canon, puede hacerse incluso muy
deseable para ellas, puesto que podría representarles cierto
reconocimiento.
El primer ejercicio de escritura del que se tiene noticia en la
vida de Soledad Acosta, es un diario íntimo que escribiera siendo
adolescente y que permaneció inédito hasta el 2004. Luego, se
conocen de ella, traducciones del inglés y del francés que hizo
para periódicos, posteriormente están sus obras de ficción y
sus ensayos. Cultivó casi todos los géneros literarios, la poesía
parece ser el único ajeno a su literatura. Las primeras publicaciones, sin excepción, fueron realizadas bajo seudónimos,
algunos masculinos otros no, y sólo hasta 1869, su esposo la
convence de revelar su identidad con una compilación de algunos de sus escritos dispersos hasta entonces en distintos diarios
y folletines y de seis cuadros inéditos. Así conoció la imprenta
Novelas y cuadros de la vida sur-americana; el libro es
presentado por José María Samper con un texto que escribe a
manera de prólogo, y que tiene por objetivo defender a su esposa
de los prejuicios y justificar su labor. Expresa en éste, que
Soledad Acosta no se ha atrevido nunca a creerse escritora,
que sólo considera su trabajo como un simple ensayo, que no
ha aspirado jamás a la fama, que la actual publicación es una
idea exclusiva de él y que el motivo que hay detrás es el de16 Cristina Eugenia Valcke Valbuena
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