Don Juan Tenorio
Enviado por Camila_005 • 21 de Octubre de 2012 • 8.065 Palabras (33 Páginas) • 662 Visitas
Don Juan tenorio
PRIMERA PARTE
ACTO PRIMERO: Libertinaje y escándalo
Comienza la acción en Sevilla por el año de 1545, estos cuatro primeros actos transcurren todos en la misma noche, es noche de carnaval y don Juan con antifaz escribe en una mesa en la hostería de Buttarelli, que conversa con Ciutti, que funge como criado de don Juan. Hablan de su señor al que presenta como un caballero español, franco, rico, noble y bravo, del que sin embargo dice desconocer el nombre. Don Juan se dirige a Ciutti y le entrega una carta que le dice debe ser entregada a doña Inés dentro del Horario en que reza y que debe esperar de su dueña, que sabe de sus intenciones, una hora, una llave y una seña.
Habla don Juan con Buttarelli y le pregunta por don Luis Mejía. Buttarelli le dice que no se encuentra en Sevilla hace tiempo. Don Juan le pide alguna noticia de él y entonces Buttarelli recuerda que ese mismo día se cumple el plazo de un año en el que apostaron Luis Mejía y Juan Tenorio que "quién haría en un año, con más fortuna, más daño". Don Juan le pregunta si cree que don Luis acuda a la cita y Buttarelli contesta que ojalá pues pagan bien las apuestas, pero que no cree que ninguno de los dos se acuerde de la apuesta y ya el plazo concluye. Don Juan le dice que de todas formas prepare dos de sus mejores botellas por si acaso aparecen.
Buttarelli cree que Mejía y Tenorio ya están en Sevilla pues aquel hombre parece saberlo bien, de pronto se asoma a la puerta y ve entre gran bullicio al forastero riñendo en la plaza. Piensa que estando los dos en la ciudad ésta anda ya toda revuelta y manda a Miguel que prepare la mesa para el encuentro de los dos hombres.
Aparece don Gonzalo de Ulloa (comendador de Calatrava) y le pregunta a Buttarelli si don Juan tiene hoy aquí una cita. El posadero le pregunta si él es don Luis y contesta que no, pero que le interesa presenciar el encuentro. Buttarelli le ofrece prepararle otra mesa cercana y don Gonzalo le dice que le gustaría verlos pero ocultamente. Buttarelli le dice que no hay ningún aposento contiguo, pero que por ser carnaval tras un antifaz cualquier señor se puede ocultar. Así don Gonzalo le indica que traiga el antifaz.
Mientras lo espera declama sus razones para presenciar el encuentro, pues parece querer guardar la honra de su hija, que dice prefiere ver antes muerta que esposa de don Juan. Buttarelli le trae el antifaz y le indica que la hora del encuentro ya está muy cercana, es a las ocho y quién no se presente a la primera campanada perderá. El posadero se retira preguntándose quién será ese caballero y el hombre se lamenta de estar en ese papel, aunque se dice que todo es por el bien de su hija.
Aparece en la puerta don Diego Tenorio que pregunta si ésta es la hostería del Laurel, si está el hostelero y si allí tiene una cita esa noche don Juan Tenorio. Pasa y se sienta al lado opuesto de don Gonzalo, dándole dinero a Buttarelli para que no haga preguntas. Don Diego se lamenta que un hombre de su linaje deba descender "a tan ruin mansión", pero piensa que no hay humillación a la que un padre no se rebaje por su hijo. Desde el fondo Buttarelli mira sorprendido a los dos hombres.
Llegan el capitán Centellas, Avellaneda y dos caballeros para presenciar la apuesta. Saludan a Buttarelli como viejos conocidos y él les trae botellas, mientras los caballeros discuten por ver quién de los dos apostadores es más mala cabeza y hacen también sus respectivas apuestas. Le preguntan a Buttarelli, que les cuenta la llegada de un hombre extraño con antifaz que escribió unas cartas y le dio dos monedas de oro para que preparara una mesa con su mejor vino. Le dicen si no reconoció a ninguno de los caballeros y él lo niega. Unos apuestan que era don Luis y otros que se trataba de don Juan. Comienzan a dar los cuartos de las ocho, entran varias personas a la hostería y al dar la última campanada don Juan con antifaz llega a la mesa preparada, inmediatamente llega hasta allí don Luis también con antifaz.
Los dos se retan y dudan sobre su identidad. Entonces se quitan los antifaces y sus amigos se acercan a saludarlos y también los curiosos. Pronto pasan a la apuesta de quién en un año podría hacer con más fortuna más maldades. Primero don Juan cuenta sus aventuras en Italia, sus duelos y amoríos e inmediatamente don Luis hace lo mismo relatando lo sucedido en Flandes y París, como perdió tres veces su fortuna y como piensa reponerla pues mañana se casa con doña Ana de Pantoja, rica doncella. Las dos historias de ambos son muy parecidas por lo que se disponen a revisar las listas que los dos llevan con sus muertos en duelo y sus mujeres seducidas. Al hacer la cuenta don Juan aventaja en buen número a don Luis en ambos casos. Entonces don Luis desafiante le dice que sólo le falta en la lista una novicia que esté para profesar. Don Juan altanero le dice que acepta la apuesta y que adjuntará a ella la novia de algún amigo que para casarse esté, así le dice que piensa quitarle a doña Ana. Los dos aceptan la apuesta y hablan a solas un momento con sus criados.
Don Gonzalo interpela entonces a don Juan y le advierte que su padre le había apalabrado una boda para hacerle bien y que verlo allí le avergüenza. Don Juan le dice que se quite el antifaz, así lo hace ante la sorpresa de Tenorio y se marcha diciéndole que se olvide de doña Inés. Pero don Juan le contesta que o se la da o a quitársela ha de ir. Se planta ante él ahora don Diego que lo reprende y reniega de él y le recuerda que hay un Dios justiciero. Preguntándose quién es aquel que le habla de aquella forma le arranca el antifaz y se sorprende al ver a su padre. Don Diego y don Gonzalo salen diciendo que anulan la boda pactada, más don Juan no se amilana y al recibir el perdón de su padre y de Dios en el juicio final, le dice que muy largo se lo fía y que además él no ha pedido perdón.
Al salir de la hostería don Juan y don Luis son apresados por los alguaciles que cada uno de sus criados había hecho llamar delatando al contrario. Pero antes de separarse reafirman que la apuesta sigue en pie. Quedan el capitán Centellas, Avellaneda y otros curiosos apostando cada quién por uno de ellos.
ACTO SEGUNDO: Destreza
Aparece Don Luis Mejía escondido merodeando el exterior de la casa de doña Ana. Aparece Pascual, criado de doña Ana y don Luis lo llama. Éste se muestra sorprendido de verlo allí pues decían que andaban presos. Le dice que su primo, el tesorero real, le prestó dinero para que pudiera salir de prisión y le cuenta todo lo sucedido con don Juan, la apuesta y cómo teme por doña Ana, pues sabe de las habilidades portentosas del caballero Tenorio. Pascual intenta calmarlo diciéndole que don Juan se encuentra en prisión,
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