Don Quijote Y Las Mujeres Del Renacimiento

El papel de Don Quijote en redefinir las mujeres del Renacimiento

1. Introducción

La novela Don Quijote por Miguel de Cervantes es notable por los varios sucesos en los cuales el protagonista, el Quijote, rompe las costumbres y tradiciones que dominaba la sociedad del siglo de oro (siglo XV hasta XVII). Una perspectiva importante que nos da esta novela sobre esta época es el general malaise de las mujeres. Don Quijote es un monumento literario radical que da agencia a las mujeres; y por eso, podemos afirmar que el libro encarna cierto tipo de feminismo. Aunque hay muchas definiciones de feminismo, defino feminismo en este contexto simplemente como “prestar atención a mujeres por su discurso y su silencio” (Taddeo, 183). Mientras que Cervantes da voz a las mujeres, preserva la subordinación de las mujeres con las varias voces de los hombres; los cuales menosprecian a las mujeres por lo general. Esto enfatiza los grandes potenciales de las mujeres de tener una grande capacidad intelectual y espiritual, pero también acentúa sus límites, que son grandes de redefinir a si mismo por estructuras sociales.

A pesar de que en la literatura de ese tiempo no era lo común dar una voz a las mujeres de su tiempo, Cervantes cambió el entendimiento del poder y virtud de las mujeres con sus personajes femeninos. Específicamente, los tres personajes de Marcela, Zoraida, y Teresa son ejemplos prominentes de la esfuerza y vitalidad de las mujeres. Por su forma novelística, estos personajes nos acercan , como lectores de la novela, a evidenciar su heroísmo y al mismo tiempo los defectos que llevan por su sociedad. Al final, resulta en más empatía para estas mujeres y entendemos el poder de la novela moderna de vencer normas sociales para instigar cambio social.

2. Las mujeres renacentistas

Es importante primero entender el estado de las mujeres durante el renacimiento. Aunque había reinas con mucho poder, las mujeres en general fueron subordinadas en la sociedad española de esta época. Había muchos debates en este tiempo de la inferioridad de las mujeres. Físicamente, muchas personas creían que ellas eran de segunda clase y su papel era limitado a la esfera privada y doméstica. Las imágenes de una mujer emocional e inestable, y un hombre racional eran prominentes. Muchas de estas creencias no sólo fueron pensamientos populares sociales, sino también se vieron fundados en la religión y la filosofía de la academia. Podemos leer la biblia y las escrituras de Aristóteles para ver sus defensas elocuentes de la superioridad natural de los hombres.

Si hoy en día, en el mundo libre de los países como los Estados Unidos todavía consideramos la equidad entre géneros como un gran problema por resolver, es fácil entender como la situación era para las mujeres durante el siglo de oro, era mucho peor. En poner personajes de mujeres fuertes y prominentes, Cervantes redefina la posición de la mujer. Aunque no podemos concluir definitivamente si Cervantes era feminista o no, podemos ver que él pensaba que dentro de las capacidades de las mujeres podía verse incluidas la la inteligencia y la racionalidad, lo que era contradictorio a las nociones populares de su día; las cuales apoyaban la supresión de las mujeres.

Esto era importante para el propósito de la obra: para levantar los temas y problemas que enfrentaba España en el siglo de oro. En “España Abierta: Cervantes y el Quijote,” Georgina Dopico Black expone que Don Quijote por lo general nos revela “la suma complejidad de España” (Black, 346) incluyendo todos los debates sociales y políticos que confrontaban las instituciones en este tiempo. Muchos académicos creen que el valor de la obra como la primera novela moderna es invierter el mundo, para que podamos chocar con los temas más importante del siglo de Cervantes y también nuestro siglo de hoy en día. De lidiar con varios casos de represión de mujeres y también el fortalecimiento de mujeres, el gran efecto es que nos preguntamos la lógica de las instituciones establecidas.

3. La tarea de Cervantes en el prólogo

Aunque los tres tratados en Don Quijote por Miguel de Cervantes constituyen la trama central de la historia, es importante analizar el prólogo para entender las decisiones que tomó Cervantes como autor. Carolyn Nadeau en su libro Women of the Prologue: Imitation, Myth, and Magic in Don Quixote propone que las mujeres míticas como Circe, Calypso, y Laida son mencionados en el prólogo de la novela, así Cervantes puede revisarlas para hacer las mujeres contemporáneas que forman su libro.

El prólogo del libro es enmarcado como una mofa de las prácticas literarias de los contemporáneos de Cervantes. Habla más de los problemas que Cervantes, como escritor, enfrenta en el trabajo de escribir su libro. Penetra en un nivel profundo en cuestiones de las convenciones literarias y la originalidad de un autor. ¿Para qué sirve la autoridad de los autores clásicos como Platón? ¿Cómo puede poner una perspectiva nueva, un autor, en sus escrituras sin empezar de nada y fallar a su audiencia? Cervantes quería preservar algunos métodos de escribir pero también romper estos estilos literarios. De esta fusión, él pone los nombres de mujeres que son asociados con la tentación, el engaño, y otros sentimientos malos en el prólogo, es un indicio que va a romper con esta norma de pensar de las mujeres pero también va preservar algunas tradiciones de cómo se retratan a los personajes femeninos.

4. Relación entre los géneros

La estructura de poder entre los géneros penetra los dos libros de Don Quijote. Es importante entender que el concepto de género es un constructo social lo que implica que la palabra ‘el género’ indica una relación de poder y opresión. En la novela intercalada El curioso impertinente, Leonela le hace acuerdar a Camila de su papel como mujer; lo cual habla sobre la institución de género: “Mira señora, que somos flacas mujeres, y él es hombre, y determinado” (I.XXXIII). Esta cita muestra la dicotomía de poder poner distancia entre hombre y mujer. El estado de las mujeres durante el renacimiento fue definido estrictamente por los hombres.

La novela de Cervantes avala este hecho. Con muchas de las mujeres en el libro, los pensamientos de los hombres tienen la última palabra. Por ejemplo, con la novela intercalada sobre la doncella, Leandra, el cabrero atribuye todo el sufrimiento de los hombres no sólo a la crueldad de Leandra pero también la disposición natural de las mujeres:

“Los que conocían su discreción y mucho

entendimiento no atribuyeron a ignorancia su

pecado, sino a

...