EL PEON DEL AJEDREZ
Enviado por lauritava09 • 29 de Septiembre de 2013 • 785 Palabras (4 Páginas) • 232 Visitas
En el tablero de marfil donde se enfrentaban los dos colores opuestos, el ocupaba su posición, las reglas habían establecido su lugar frente a la torre en primera línea de infantería, nunca había hablado con la torre, aquella fortaleza inescrutable se pasaba la partida pendiente del rey y en el momento culminante q debía protegerlo de los ataques del ejercito enemigo, entonces cambiaba su puesto con el de su majestad practicando una sutil maniobra digna del mejor estratega llamada el jaque de todo se ha sabido que la caballería y la infantería nunca se han llevado bien esta era la razón por al que tampoco cambiaba muchas palabras con el caballo a quien miraba de reojo, los caballeros de la orden del alfil los mas cercanos a la dama y a su soberano siempre ostentaba ese gesto grave de ministro de la iglesia así q tampoco tenía mucho que ver con ellos y era evidente que con la realeza no se trataba o mejor dicho eran ellos los que no se rebazinaban con un peón, bajito y cabezón sin ninguna importancia táctica si por lo menos fuera el peón del rey, decisivo a veces en el jaque mate jamás había abierto la partida y en contadas ocasiones había pasado a presentar batalla nunca había llegado hasta el final de combate y tampoco había sido condecorado como su compañero, el peón de dama, como siempre era el primero en aterrizar en la caja de las piezas vencidas no podía seguir el ritmo de los acontecimientos ni pensar en las miles de secuencias de configuraciones del terreno de juego, quiero decir de fuego, porque en aquel tablero no solo se dirimía la posición a la posición de cada pieza de lucha, sino las diferentes pasiones de los delgados y los del azar tejían en torno a los participantes de la pelea. Sin ir más lejos recuerdo una vez que al alfil negro lo destinaron al centro del juego junto a la dama blanca no habría pasado nada si la partida hubiese continuado su curso pero esta se interrumpió durante toda una semana cuando la contienda se reanudo la dama blanca estaba completamente enamorada del alfil negro, presa de tal frenesí, que el rey blanco tuvo que intervenir y sacrificar a un pobre peón para hacer que la reina regresara a su lado en la casilla contigua como pasaba siempre, la fiel infantería tenía todas las de perder, el soñaba con encabezar una revuelta similar a la que habían protagonizado sus camaradas de marinería que una tarde se amotinaron en medio del tablero azul intenso del juego de barcos, pero que podía hacer un pobre peón escaso y achaparrado? Una vez, su suerte cambio fue a media partida, la mayoría de sus compañeros habían sido vencidos y retirados del campo de batalla pero inexplicablemente el continuaba allí su dama de había renegado, el alfil que la protegía acababa de caer presa de un enemigo el peón de torre ya no tenía torre, desamparado en su línea solitaria ya casi no tenía nada, un caballo moribundo a punto de ser rematado y otro peón más atrás vencido. Sin
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