ETICA FORENSE
Enviado por RAMELI • 22 de Agosto de 2013 • 8.637 Palabras (35 Páginas) • 804 Visitas
LA HONESTIDAD
La honestidad, del término latino honestĭtas, es la cualidad de honesto. Por lo tanto, la palabra hace referencia a aquel que es decente, decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, probo, recto u honrado, según detalla el diccionario de la Real Academia Española (RAE).
En otras palabras, la honestidad constituye una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con sinceridad y coherencia, respetando los valores de la justicia y la verdad.
La honestidad no puede basarse en los propios deseos de las personas. Actuar en forma honesta requiere de un apego a la verdad que va más allá de las intenciones. Un hombre no puede actuar de acuerdo a sus propios intereses, por ejemplo obviando información, y ser considerado honesto.
En concreto podemos determinar que la honestidad es un valor humano que significa que una persona que la tenga no sólo se respeta a sí misma sino también al resto de sus semejantes. Sin olvidar tampoco otras características fundamentales como serían la franqueza y, por supuesto, la verdad.
Todo ello da lugar a que se establezca que poseer dicha honestidad es algo imprescindible en la naturaleza del ser humano pues se convierte en pieza clave en todo tipo de relaciones. Así, es eje en la amistad, en el seno de la familia, en la relación amorosa y de igual manera en cualquier tipo de relación social.
Para que cualquiera de aquellas funcione debe existir en honestidad y no falsedad, injusticia o fingimiento. Y es que aquel valor que nos ocupa lo que hace es aportar a las mismas cariño, confianza, amor y sinceridad absoluta.
El filósofo chino Confucio (551 A.C.-479 A.C.) ha distinguido entre tres niveles de honestidad. En un nivel más superficial (denominado Li), incluye a las acciones que una persona realiza con el objetivo de cumplir sus propios deseos, tanto en el corto como en el largo plazo, pero demostrando sinceridad.
Un nivel más profundo es el Yi, donde el actuante no busca su propio interés sino el principio moral de la justicia, basándose en la reciprocidad.
Por último, el nivel más profundo de la honestidad es el Ren, que requiere de autocomprensión previa para comprender a los demás. Este nivel implica que un hombre debe tratar a quienes se encuentran en un nivel inferior de la escala social de la misma forma que le gustaría que los superiores lo traten a él.
Entre los libros más interesantes que existen actualmente en el mercado para estudiar más a fondo el citado valor o cualidad que nos ocupa se encuentra el titulado “Honestidad radical. Transforma tu vida diciendo la verdad”. En el año 2008 fue cuando el psicólogo Brad Blanton publicó dicho trabajo en el que intenta mostrar al lector como la situación de estrés a la que puede llegar en determinados momentos es por culpa de las mentiras que dice a su jefe, a sus amigos o a su familia.
Por eso, le recomienda que la manera para acabar con aquel es apostar por la honestidad, por ser sincero y decir lo que se piensa y también lo que se siente.
SINCERIDAD
Del latín sincerĭtas, sinceridad es el modo de expresarse sin mentiras ni fingimientos. El término está asociado a la veracidad y la sencillez. Por ejemplo: “La sinceridad es un valor muy apreciado en esta empresa”, “El jugador volvió a hacer gala de su sinceridad y reconoció que está jugando por debajo de su nivel”, “Si hubieras hablado con sinceridad, María estaría contigo”.
La sinceridad implica el respeto por la verdad (aquello que se dice en conformidad con lo que se piensa o se siente). Quien es sincero, dice la verdad. Si un hombre está casado y, ante la pregunta de una muchacha, afirma ser soltero, está mintiendo y, por lo tanto, no está respondiendo con sinceridad.
La cualidad que consiste en expresarse con sinceridad se conoce como honestidad. La persona honesta respeta la verdad y establece sus relaciones bajo este parámetro moral. Sin embargo, el sujeto puede autoengañarse y no ser honrado o sincero pese a que crea que, en realidad, sí lo está haciendo. Ese puede ser el caso de un joven que afirma que quiere estudiar medicina, aunque en realidad sólo lo hace por la presión de sus padres. Dicho joven, en definitiva, no estaría siendo sincero consigo mismo.
Hay situaciones que pueden llevar a la persona a dejar de lado la sinceridad, pero sin tener la intención de mentir. Las denominadas “mentiras piadosas” son un ejemplo de esta circunstancia: si un adolescente recibe un regalo que no le gusta de su abuela y no quiere herirla, dirá que está encantado con el presente (por lo tanto, no será sincero).
RESPETO
La palabra respeto proviene del latín respectus y significa “atención” o “consideración”. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el respeto está relacionado con la veneración o el acatamiento que se hace a alguien. El respeto incluye miramiento, consideración y deferencia.
En este caso, partiendo de dicha definición, podemos establecer que un claro ejemplo de ello es cuando tenemos que asistir al funeral o sepelio de alguien conocido. Así, nos acercamos a los familiares del fallecido y les mostramos nuestros respetos por este trágico acontecimiento, le mostramos nuestro apoyo y le damos a conocer nuestra tristeza también.
Asimismo tampoco podemos pasar por alto el hecho de que en otras ocasiones el término respeto es utilizado con distintas acepciones. Así, nos encontramos con que en Alemania se habla de respeto para referirse a dos cuestiones. En primer lugar se puede emplear como sinónimo de espada, y en segundo lugar para definir a toda aquella persona que está manteniendo relaciones de tipo amoroso y sexual con otra.
Por otra parte, mirar a algo o alguien con respeto también puede hacer referencia al temor o al recelo. Por ejemplo: “Al mar hay que tenerle respeto, ya que puede ser peligroso”.
El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad.
El respeto no sólo se manifiesta hacia la actuación de las personas o hacia las leyes. También se expresa hacia la autoridad, como sucede con los alumnos y sus maestros o los hijos y sus padres.
El respeto permite que la sociedad viva en paz, en una sana convivencia en base a normas e instituciones. Implica reconocer en sí y en los demás los derechos y las obligaciones, por eso suele sintetizarse en la frase “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”.
Por el contrario, la falta de respeto genera violencia y enfrentamientos. Cuando dicha falta corresponde a la violación de una norma o de una ley,
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