Ecos Urbanos
Enviado por lucaslalala • 1 de Abril de 2014 • 794 Palabras (4 Páginas) • 667 Visitas
Es una antología de cuentos dirigidos a lectores jóvenes. El submundo marginal, la crueldad infantil, la muerte, los desafíos, el humor, los conflictos padre-hijo, así como la sensualidad pueblan estos relatos donde el universo juvenil se presenta complejo y contradictorio en la búsqueda de su identidad, en la concreción de sus anhelos y en la impetuosidad que ponen para lograrlos.
Cartier a medianoche (Marcelo Leonart)
El joven protagonista de esta historia debe hacer entrega, a una persona que no conoce, de un dudoso paquete a la medianoche en un sórdido y frío hotel capitalino. A la cita lo acompaña Beatriz, su novia liceana, y como única pertenencia lleva el reloj Cartier que le heredó su abuelo. Sin embargo, se producirá una pelea con el “contacto”, permitiendo a los adolescentes huir con el dinero y disponer de sus destinos.
Por eso me reía (Alejandra Costamagna)
Un joven que asesinó a un carabinero está encarcelado esperando a su condena. Solo lo visitan, por un tiempo, su madre y su novia, la Pelusa. Su padre, un contrabandista, le había hecho entrega del arma cuando él era un niño. El monólogo interior del protagonista irá proporcionando indicios de su vida familiar y visión de mundo. La marginalidad y la falta de referentes va distorsionando el universo de este joven que expresa constantemente a lo largo del relato que el homicidio “le daba risa”.
El pelito Ortague (Luis López-Aliaga)
El narrador recuerda a Pablo Ortague, un compañero del liceo, que era tartamudo crónico y a quien El Terrores, apodo con el que nombraban al profesor de literatura, denigraba para regocijo de toda la clase. Un día Ortague debe recitar Nada de Pezoa Véliz. Su declamación resulta perfecta pero los versos finales los pronuncia mal mereciéndose una calificación insuficiente. La caricatura del profesor y de los acontecimientos narrados, representan lo cruel que puede llegar a ser el universo escolar.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos (Flavia Radrigán)
La narradora rememora los años en que de niña acompañaba a su madre a visitar la tumba de un tío. Era solo una excusa de la madre para encontrarse clandestinamente con su marido quien se refugiaba en el cementerio escapando de la dictadura, aunque luego terminará siendo un detenido-desaparecido. En medio de estos furtivos encuentros la joven conoce a Tomás con quien establecerá su primer contacto amoroso a través de historias y juegos. Este recuerdo casi onírico se presenta ante el lector cargado de dolor y de nostalgia por una infancia perdida y la vivencia de otras ferocidades de la vida.
Invictos (Sergio Gómez)
Motorcito Miranda, el matón de cuarto, desafía a Octavio a descuerarle la boca por haber divulgado el insignificante tamaño de su pene al resto del liceo. El duelo se
...