Edo Democratico Del DErecho Eusebbio

Estado Democrático y Social de Derecho

El autor comienza aludiendo a la democracia y al Estado español, ya que no es directamente el punto de interés prosigue con el Estado Mexicano. Parte del punto diciendo que la democracia y El Estado Democrático son meramente ilusiones.

La Ley Mexicana más respetada y “celebrada” fue la Constitución de 1917 la cual fue un ejemplar de un pensamiento liberal del siglo XIX y quedó como una pieza de la mitología constitucional de la República. Posteriormente prosperó el entusiasmo de la Constitución. Ésta reflejó una versión propia de las decisiones políticas fundamentales y reflejaba las pretensiones primordiales de los revolucionarios convertidos en diputados.

Las disposiciones constitucionales tuvieron que ver con la propiedad de la tierra, las relaciones de trabajo y el dominio de la Nación más no del Estado. Éste contenido contravenía la técnica constitucional neutra heredada por la Constitución de Estados Unidos. El Congreso Mexicano hasta 196-1917 reformo la Constitución expidiendo una muy diferente en distintos sentidos.

Las constituciones establecen la manera en que se crearán las normas; no deciden, ni debe decidir qué debe ser establecido por las normas. Son procedimiento cuya intención es la de asegurar un ejercicio controlado del poder lo cual no leyeron los legisladores al elaborar la Constitución.

La exuberancia constitucional mexicana obedecía a la vehemente sospecha de que si las disposiciones revolucionarias quedaban fuera de la Constitución, se diluirían en los planos descendentes de la legislación ordinaria.

La Constitución de 1917 fue en su tiempo lo que se llamaría “Constitución moderna”, hasta una Constitución revolucionaria.

Bajo esa Constitución se emprendió u nuevo Estado mexicano, más intuido por los legisladores y filtrado en las normas que se definieron en éstas. El Estado sería la organización creada por un pueblo para realizar sus ideales de justicia para todos los hombres. El Estado social es un paso arriba del Estado clásico, individualista y liberal, que evoluciona para convertirse en “organización política y jurídica en la cual se reconoce la estructura grupal de la sociedad y la necesidad de armonizar los intereses de los grupos sociales, económicos, políticos y culturales, cada vez más complejos, atreves de los principios de la justicia social. Se buscaba de regir un Estado de armonía y conciliación con un objetivo superior que era la justicia.

Ese Estado mexicano, ideado para practicar la tarea de renovación que significaba poner por obra las pretensiones de la ley suprema, era el pie de cría del Estado Social y democrático.

La noción de un Estado social estaba encapsulada pero era definitivamente una propuesta dominante y característica en la grandiosa Constitución. Desde que emergió, depositó su emergente sentido social en los deberes de prestación por parte del Estado aunado en obligaciones a cargo de particulares que correspondían a los derechos fundamentales del individuo.

El concepto de democracia, relacionada con la manera de elegir a los gobernantes, la relación entre los tres poderes y los derechos civiles y políticos, nunca fue suficiente. Los campesinos y obreros y demás trabajadores comenzaron a elaborar y recibir un orden diferente y crearon la “vieja Revolución”. Éstos mismos hombres fueron los ocupantes del Poder Constituyente y entusiastas, los cuáles reclamaban una democracia “sin adjetivos”, ni buena ni mala. Iban camino a la Constitución que Dewey había ilustrado; una democraciasólo como un sistema de gobierno que equivale a suponer que una iglesia es un edificisio con bancas, pulpito y columnas o a la inaceptable comparación entre democracia sin adjetivos y democracia angloamericana.

La Constitución, posteriormente se vinculó con la educación y de ahí el atractivo y la fuerza ética de la descripción y régimen político, un “sistema de vida” fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo, como se quería hacer saber.

Tras la Revolución Mexicana, los ciudadanos comprometieron a la ley fundamental mexicana con el más grande espectro de la democracia; de una parte, la política, primera en tiempo, que se desarrollaría en reformas numerosas, hasta proteger con plenitud el sufragio universal, el pluralismo y la competencia y de una extensa variedad económica, social y cultural. La orientación social se encontraba ya en los preceptos nucleares de la nueva era constitucional desde

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