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El Extranjero


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2012  •  707 Palabras (3 Páginas)  •  357 Visitas

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El Extranjero, de Albert Camus (1913-1960), es una novela a tener en cuenta no sólo por su calidad literaria, que es rebosante; sino por su profético estudio sobre el ser humano, sobre su advertencia de la creación progresiva de lo que podemos entender como “hombre del tercer milenio”, es decir, una persona apática, solitaria, resignada ante la vida, carente de emociones y de valores, hasta el punto de ser incapaz de distinguir el bien y el mal.

Estamos ante una obra existencialista, que plantea tantas cuestiones sobre la identidad y sobre la idiosincrasia del ser humano que es una poderosa fuente de reflexiones para el lector.

Narrada en primera persona, El Extranjero cuenta la historia de un oficinista afincado en Argel que comete un absurdo crimen sin motivación alguna. Lo más inquietante de esta novela es que, a pesar de estar relatada por el propio protagonista (que responde al nombre de Meursault), está inundada por un tono frío (más bien gélido), neutro, sin implicación social o emocional de ningún tipo. Bajo esta perspectiva de frialdad, Camus conduce al protagonista a una sensación constante de monotonía e indiferencia que salpica a sus circunstancias exteriores, hasta el punto de matar a un árabe “porque se lo han dicho”.

Los primeros indicios de esta extrema frialdad los encontramos cuando Meursault narra la noticia del fallecimiento de su propia madre. Se supone que debe estar estremecido ante uno de los eventos más importantes de su propia vida, pero lo acoge sin pesar alguno, mostrando simplemente cansancio ante la idea de que ha tenido que desplazarse a otra ciudad para asistir al entierro. No muestra amor por su progenitora, hasta el punto de que no sabe la edad que tenía al morir, ni qué día había fallecido realmente.

Asimismo, cuenta la relación con una compañera de trabajo por la que sólo siente deseos sexuales (esto es, los puramente fisiológicos), dándose cuenta de su vida transcurre de forma automática, él no es más que un autómata en una existencia vacía y carente de sentido y de futuro.

Todo es imparcialidad en Meursault, todo es “no sé” o “me da igual”. De hecho, puede elegir entre acompañar a su jefe a la inauguración de una nueva oficina o pasar el día con unos amigos en la playa, y literalmente, le da igual. Asimila sus acontecimientos con total indiferencia y sin el menor atisbo de preocupaciones. Es en ese día en la playa donde Meursault comete el asesinato con una sangre fría pasmosa.

Aquí acaba esta primera parte reveladora y nada esperanzadora para el futuro del protagonista, con el que el lector no empatiza en ningún momento, pero siente una extrema curiosidad por intentar descubrir los orígenes de un comportamiento tan alienado.

La segunda parte es menos lograda pero a su vez dotada de mayor interés, porque ayuda mucho

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