El Orfanato de los Horrores
Enviado por felix230273 • 25 de Abril de 2024 • Trabajo • 7.371 Palabras (30 Páginas) • 84 Visitas
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Contenido
Capítulo 1: El Lamento Inicial
Capítulo 2: Sombras en la Noche
Capítulo 3: Secretos en las Paredes
Capítulo 4: La Muñeca Siniestra
Capítulo 5: El Misterio del Sótano
Capítulo 6: Susurros en la Oscuridad
Capítulo 7: El Juego Macabro
Capítulo 8: Pesadillas en la Tormenta
Capítulo 9: La Noche de los Fantasmas
Capítulo 10: El Pasaje al Abismo
Capítulo 11: La Revelación Final
Capítulo 1: El Lamento Inicial
La historia comienza con un cielo plomizo que amenaza tormenta sobre el orfanato. La antigua mansión de ladrillos rojos se alza imponente en medio de un paisaje sombrío, rodeada por un denso bosque de árboles retorcidos que parecen acechar desde las sombras. Un viento helado silba entre las ramas desnudas, enviando escalofríos por la espina dorsal de cualquier alma valiente que se aventurara cerca de allí.
La protagonista, Emily, una joven de cabello oscuro y ojos inquisitivos, se encuentra de pie frente a la entrada del orfanato, su maleta apretada entre las manos temblorosas. Ha oído rumores sobre este lugar, historias susurradas entre los niños del pueblo, y el miedo se agita en su interior mientras se dispone a cruzar el umbral.
La pesada puerta de roble se abre con un chirrido lúgubre, como si protestara ante su presencia. Emily avanza con precaución hacia el vestíbulo oscuro, donde una lámpara antigua arroja un débil resplandor que apenas ilumina la sala. El silencio es opresivo, roto solo por el susurro del viento y el latido acelerado de su corazón.
En el orfanato, Emily es recibida por la directora, una mujer de aspecto austero con cabello plateado y ojos fríos como el acero. La directora la escudriña con una mirada penetrante antes de darle la bienvenida con una sonrisa que no llega a los ojos. Emily siente una sensación de desasosiego, como si algo no estuviera del todo bien en ese lugar.
La directora la guía a través de pasillos angostos y sombríos hasta su habitación asignada, una estancia pequeña y desolada que da la impresión de no haber sido habitada en años. El mobiliario está cubierto de polvo, y las ventanas tienen gruesas cortinas que bloquean cualquier atisbo de luz exterior. Emily no puede evitar sentir que el orfanato esconde secretos oscuros en cada esquina.
Esa noche, Emily escucha susurros en el pasillo y ruidos extraños que la mantienen despierta. La oscuridad en su habitación es opresiva, y la idea de explorar el orfanato en busca de respuestas se vuelve irresistiblemente tentadora. Con sigilo, se desliza fuera de la cama y se aventura por los pasillos desiertos.
El orfanato, iluminado solo por la tenue luz de la luna, parece cobrar vida propia en la oscuridad. Los retratos de niños huérfanos anteriores miran fijamente desde las paredes, con miradas que parecen suplicar auxilio. Los pasos de Emily la llevan al sótano, donde una puerta entreabierta exhala un aire helado.
Empujando la puerta con precaución, Emily se adentra en un pasadizo estrecho y tenebroso. Su respiración se vuelve entrecortada mientras avanza, y el sonido de sus pasos parece amplificarse en la oscuridad. Finalmente, llega a una puerta cerrada con llave que irradia una presencia ominosa.
A pesar del miedo que la consume, Emily encuentra una llave oxidada en el suelo y logra abrir la puerta. Lo que yace detrás la deja sin aliento: una sala lúgubre llena de juguetes rotos y polvorientos, todos con una apariencia inquietante y grotesca. Entre ellos, una muñeca de porcelana de ojos vidriosos parece mirarla con tristeza.
Emily toma la muñeca con cuidado, sintiendo un escalofrío recorrer su columna vertebral. Al sostenerla, su mente se inunda de imágenes perturbadoras: niños pálidos y demacrados susurrando en la oscuridad, manos frías que agarran sus tobillos, y un lamento desgarrador que parece surgir de las paredes mismas.
El pánico la envuelve cuando se da cuenta de que no está sola en la sala. Sombras fantasmales empiezan a moverse a su alrededor, susurrando palabras incomprensibles y arrastrando cadenas invisibles. La muñeca que sostiene se torna fría como el hielo, y su mirada se vuelve aún más penetrante.
Con un grito, Emily corre de regreso al pasillo, pero las sombras la persiguen, retorciéndose y enredándose a su alrededor como serpientes etéreas. Mientras lucha por escapar de la pesadilla que la rodea, finalmente llega a su habitación y se encierra en ella, jadeante y aterrada.
La noche pasa lentamente, y al amanecer, Emily se convence de que lo que vivió fue solo una pesadilla. Sin embargo, la muñeca de porcelana permanece en su habitación, con sus ojos vidriosos y una sonrisa siniestra que parece burlarse de ella.
Este lamento inicial marca el comienzo de una escalada de terror en el orfanato, donde los secretos oscuros y las presencias inquietantes amenazan con consumir a Emily por completo. A medida que avanza la historia, descubrirá la verdad detrás de este lugar y se enfrentará a horrores más allá de su imaginación.
Capítulo 2: Sombras en la Noche
La noche se cierne sobre el orfanato, envolviéndolo en una oscuridad que parece palpable. El viento aúlla contra las ventanas, haciendo que los cristales tiemblen como si temieran lo que está por venir. Emily se encuentra en su cama, incapaz de conciliar el sueño después de la perturbadora experiencia en el sótano. La muñeca de porcelana, que aún sostiene en su mano, parece más inquietante a la luz tenue de la luna que se cuela por la rendija de las cortinas.
Sus pensamientos la llevan de regreso a lo sucedido en el sótano. ¿Habrá sido una alucinación causada por el miedo? ¿O algo más siniestro acecha en las sombras del orfanato? La sensación de que no está sola en su habitación la embarga, como si ojos invisibles la observaran desde las esquinas más oscuras.
Entonces, un susurro apenas perceptible cruza la habitación, un murmullo incomprensible que envía un escalofrío por su columna vertebral. Emily se incorpora con cautela, sosteniendo la muñeca aún más cerca de su pecho. La oscuridad es opresiva, pero algo dentro de ella la impulsa a investigar.
El rincón más alejado de la habitación parece ser el epicentro de los susurros. Emily avanza con cuidado, tratando de no hacer ruido. El suelo cruje bajo sus pies descalzos, como si el orfanato mismo estuviera consciente de su intrusión. Al llegar al rincón, descubre una rendija en la pared, apenas lo suficientemente grande como para espiar lo que ocurre al otro lado.
Emily se acerca y mira a través de la abertura. Lo que ve la deja sin aliento. En una habitación adyacente, iluminada por la luz mortecina de una vela, una figura encapuchada está de pie junto a una mesa cubierta de objetos extraños. El encapuchado parece estar realizando algún tipo de ritual macabro, moviendo las manos en gestos incomprensibles mientras murmura palabras en una lengua antigua y olvidada.
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