El Principe

EL PRÍNCIPE- NICOLÁS MAQUIAVELO

El mundo crece y avanza conforme transcurre el tiempo hay cosas que han cambiado notablemente durante el paso de los años y una de esas cosas es la tecnología pues en los últimos tiempos ha obtenido un gran auge y una transformación total, pero así como ahí rubros en los que la sociedad ha avanzado en demasía, hay otros de los que no se ha querido encargar y uno de ellos es el arte de gobernar, ese tan bello y endulzante pero complejo arte de ver por el futuro de una nación, de un estado, de un pueblo o hasta una pequeña comunidad, pues desde que se tiene razón de las sociedades civilizadas del mundo el gobierno ha sido la característica principal de esa “civilización” y tras dar lectura al contenido del libro “El príncipe” he podido percatarme que el gobierno actual es una copia fiel del principado pues se rige por principios que si no son iguales tienen una similitud impresionante, pero lo más consternarte es que a pesar del tiempo que ha pasado desde el siglo XV que es el época que marca el libro hasta la actualidad son casi siete siglos y el sistema de gobierno es básicamente el mismo y se manejan puntos básicos que secundan esta idea, dichos puntos se han solo suavizado un poco hasta hoy pero en esencia continúan igual, ya que se habla de apariencia, de mentira, de infundir el temor, de lucrar con la necesidad y las debilidades de quienes se encuentran dentro de estos supuestos gobiernos donde solamente ocupan el trono real o la silla presidencial los de arriba ya sea por herencia, por conveniencia o por tener la dicha de estar cerca de quien dispone lo que se hace y si ponemos un poco de atención a la situación actual de nuestro país y de nuestro mundo nos damos cuenta de que todo continua igual, igual que hace seis o siete siglos, viviendo bajo la sombra de un gobierno lleno de príncipes que obtienen el trono por herencia o por compadrazgo y no por méritos propios ya que su gracia más grande es haber nacido en una cuna de oro, su merito más grande es decirse creyentes y encomendar su vida a una fuerza divina que si bien nos da todo lo que con fe pedimos hay muchos que solo la mencionan para ganar seguidores, aunque también hay que decir que es sencillo criticar lo que no conocemos completamente, pero de nosotros depende que sigamos permitiendo que las leyes y los príncipes del siglo XV nos sigan gobernando hoy en el siglo XXI.

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