El agua envenenada
Enviado por d_francor • 14 de Noviembre de 2019 • Reseña • 586 Palabras (3 Páginas) • 1.164 Visitas
Nota Informativa.
“El agua envenenada, Fernando Benítez”.
Molestos habitantes del pueblo de Tajimaroa toman el control para protestar en contra de la inmoralidad administrativa y las arbitrariedades de su cacique don Ulises.
El hecho acontecido en el año 1959 y protagonizado por motivados personajes envueltos en un sentimiento de venganza, quienes tomaron la determinación de ir más allá de los límites, en la imposición de justicia por su propia mano.
El señor cura de Tajimaroa consciente de la obligación de la Iglesia ante los problemas de la ignorancia y la superstición, llegó a Tajimaroa para toparse con otro gran obstáculo contra el progreso del pueblo: el abuso del caciquismo, representado allí por don Ulises, quién impone su voluntad mediante la perversa política de las tres “P”: “plata para los amigos, palo para los descontentos, plomo para los enemigos”. Siendo testigo de injusticias y en presencia de testimonios del pueblo, el cura llega a la siguiente conclusión: “En donde hay un cura rural hay siempre un cacique y el dilema es éste: o se le acepta o se le combate, o se es conformista o se es un cristiano verdadero”.
Bajo esta consigna decidió enfrentarse al cacique haciéndole de su conocimiento, que el malestar del pueblo y sus inquietudes no son gratuitas, y que si no cambiaba su política mejor eligiera quitarse del gobierno y dejar de estar al frente de Tajimaroa o se atuviera a las consecuencias.
La lucha comenzó así con ciertos golpes certeros que llevaron cada vez más al pueblo a mostrar su descontento. El primer golpe contra la injusta autoridad de don Ulises lo establece el triunfo de la Asociación Estudiantil de Tajimaroa, al frente de la cual está Manuel Espino. Los jóvenes obtuvieron que el pueblo pueda escoger a sus propias autoridades.
El segundo golpe fue la venganza contra Avelino quién era uno de los matones favoritos de don Ulises. El excomandante de la policía es rapado, arrojado en la fuente pública y amarrado en un árbol con un cartel en el cuello: “Por traidor a Tajimaroa”. Este suceso marca el comienzo de la tragedia. Al caer Avelino en la fuente, alguien dice: “¡El agua ha sido envenenada!” El rumor se difunde, primero ligero, luego abrumador e inquietante, al fin incontenible y preciso: el cacique ha resuelto deshacerse del pueblo envenenándolo; casos anteriores de personas con supuestos síntomas de envenenamiento eliminan cualquier duda en las mentes del pueblo, y se alimenta el fuego de la naciente hoguera: todos hacia la casa de don Ulises, ¡Hay que acabar con el enemigo!
En ese punto es donde comenzó la mediación del cura. Él y sus apoderados actúan con valentía y, aunque no logran impedir la muerte de don Ulises, queda a salvo la familia del cacique, como también los hombres de su confianza a excepción de Avelino quien fue víctima del atroz linchamiento. En las seis o más horas de asecho a la casa de don Ulises (con todo lo que eso significó: gritos de injuria, bombas molotov, pedradas, disparos, etc.), la obra del cura fue la de un desesperado arbitraje: aunque incomprendido y aun agredido por ambas partes, obtuvo que no se llevara a cabo la matanza en que aquello hubiera terminado.
...