El aragán y el zopilote

EL ARAGAN Y EL ZOPILOTE

Este es un libro basado en las características del teatro indígena mexicano y su particular relación con la idea del viaje y el encuentro y/o la pérdida de identidad.

Es un libro muy bueno, ya que nos muestra diferentes valores y el arte del trabajo, en esta obra de teatro están los siguientes personajes: “el hombre” “el zopilote” “la mujer” y “el vecino”.

Nos cuenta una historia sobre un hombre con bastante pereza que no le gustaba trabajar solo se la pasaba lamentándose de cual difícil era su trabajo, un día aparece un zopilote volando sobre su cabeza, el hombre empieza a envidiar la vida del zopilote, que solo se la pasaba volando sin hacer esfuerzo alguno y le pide al zopilote que cambien de papeles para que el trabaje y pague todas las deudas que tenia con sus vecinos, el zopilote después de unos días acepta y cambian los papeles, el hombre se vuelve zopilote y el zopilote se vuelve hombre, unos días después el ahora “zopilote” regresa a donde el hombre, y comienza a admirar todo el trabajo que ha hecho con las milpas y las cosechas, algo que él no había hecho en mucho tiempo, pero después de varios días de volar y volar tenía bastante hambre y le pregunta al hombre, que comían los zopilotes, y le responde que comen animales muertos, así que tenía que buscar donde hubiera uno y bajar a comer.

El hombre estaba muy contento con su esposa y la gran cosecha que habían obtenido a base de sus esfuerzos y comienzan a pagarle lo que le debían a los vecinos. Después de tiempo llega el zopilote muriendo de hambre pidiendo que su ex mujer le diera mínimo una tortilla, la mujer no comprendía al zopilote y lo corrió.

En este capítulo nos muestra que tenemos que valorar la vida apreciar quienes somos y lo que tenemos, sea mucho o poco. Tenemos que ganarnos las cosas con nuestro esfuerzo y poner dedicación en todo lo que hagamos para tener frutos y sentirnos orgullosos de que lo hagamos hecho nosotros mismos.

El arte y la literatura suelen estar profundamente vinculados con la idea de viajar y viajar tiene también una connotación muy precisa: la búsqueda o la pérdida de una identidad. Se viaja para perderse o para encontrarse a uno mismo.

El teatro y su correspondiente dramaturgia es ya en si mismo un viaje hacia las fronteras de la ficción en donde lo que ocurre en escena llega a ser un tanto verdadero, que se manifiesta ante nuestros ojos  de espectadores como en una realidad “virtual” que nos permite poner en cuestionamiento nuestra propia realidad cotidiana, como individuos y como parte de un espacio social en el que interactuamos.

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