El héroe

El héroe

Etimológicamente la palabra héroe significa, al igual que en griego ático «áquel que se distingue por sus acciones extraordinarias». En nuestro imaginario el héroe denota a aquel sujeto real o ficcional cuyas características físicas o espirituales lo hacen brillar dentro de una comunidad para la cual es modelo e incluso pueden llegar a convertirlo en jefe. En la tradición clásica ser héroe implicaba también alguna vinculación con las divinidades o estar protegido por algún dios. El hecho de que sea el protagonista de sucesos extraordinarios y el centro de los relatos desde las más antiguas tradiciones orales ha producido una transformación de este concepto.

El héroe siempre forma parte de una narración épica. Pero el héroe literario no es el héroe, aunque lo parece ya que tendemos a confundir en los textos del pasado a los héroes como referentes reales que se han destacado en sus actuaciones dentro de un determinado grupo humano con los personajes provenientes de los relatos con las que la comunidad da cuenta de esas actuaciones. No siempre esos relatos son textos literarios. Así, nuestra tradición reconoce a la Ilíada y a la Odisea entre tantos otros, como los grandes relatos que nos han proporcionado modelos heroicos.

Características del héroe tradicional en los relatos míticos y épicos.

• Origen noble.
• Vinculación con el mundo divino.
• Belleza física y juventud.
• Destreza y vigor.
• Inteligencia y don de palabra.
• Capacidad para soportar o enfrentar pruebas físicas y espirituales.
• Capacidad para el sacrificio.
• Valores individuales marcados y compromiso social según el contexto en el que se genera la imagen del héroe. 

Desde su nacimiento el héroe destaca por su singularidad. La valentía, la fuerza física, el arrojo, determinadas habilidades sobrehumanas y, sobre todo, el favor de un dios son las armas con las que cuenta para llevar a cabo con éxito proezas extraordinarias.

A lo largo de sus viajes va recabando la admiración de los mortales a los que libra en numerosas ocasiones de los peligros que les envían los dioses. Mortales y dioses son fundamentales en la consolidación del héroe; los enfrentamientos con los dioses le darán la fama necesaria para que los mortales le rindan culto y su figura permanezca en la memoria.

Esplendor y tarea del héroe.

Según Fernando Sabater «héroe es quien logra ejemplificar con su acción la virtud como fuerza y excelencia, es decir, que el héroe prueba que la virtud es la acción triunfalmente más eficaz». El héroe no sólo hace lo que está bien, sino que, también, ejemplifica por qué está bien hacerlo. El héroe representa una reinvención de la norma.

Aunque en la mayoría de los casos los héroes suelen ser hijos de un dios y un mortal, no poseen ninguna de las dos condiciones, simplemente forman parte de una categoría especial y autónoma, la de héroe. Este héroe mitológico se entrelaza en ocasiones con el héroe homérico que es más bien un noble guerrero y valeroso pero perteneciente a la categoría mortal, en ambos casos es el hecho de su muerte el que les otorga la verdadera condición de héroe.

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