El hombre en busca de sentido de V. Frankl

Según Frankl existen varios tipos de libertad:

 La libertad interior o espiritual es aquella que ni siquiera las torturas y las condiciones en la vida del campo de concentración pueden acabar con ella. La libertad interior se conserva para dar sentido a la existencia de uno mismo y no dejarse morir.

Tal como dice el mismo Frankl: “El hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física.”

En cambio la libertad física es aquella que perdían todos los prisioneros nada más llegar al campo de concentración, incluso perdían el ser persona y  se convertían en un número, no importaba su nombre,  ni su vida anterior.  

El objetivo de todo ser humano debe ser  la lucha por la dignidad y la decisión de este por encontrar el sentido de su existencia.

“Cualquier hombre podía, incluso bajo circunstancias, decidir lo que sería de él – mental y espiritualmente-, pues aún en un campo de concentración puede conservar su dignidad humana.” (La libertad interior, pagina 72)

En esta obra Frankl nos demuestra que todos los hombres en los campos de concentración tenían cualidades y defectos.

Entre las cualidades destacan: creer en la vida y en la libertad, recuperar el sentido del humor para luchar por la supervivencia,  en alguna ocasión intentar ayudar a los demás, la voluntad para conservar la ración diaria de pan, no perder la esperanza y practicar el arte de vivir, ser capaces de admirar la belleza de la naturaleza aún viviendo en condiciones infrahumanas, etc.

En cuanto a defectos: la pérdida de voluntad de vivir, el suicidio, la apatía, indiferencia al ver como castigaban a un compañero, la falta de emociones, ausencia de sentimentalismo, perder la esperanza, comportamiento de algunos de los capos, etc.

Muchos de estos defectos actuaban como mecanismos de defensa y caparazón de protección de los presos.

Hay una cita en el libro que encuentro muy acertada y comparto la misma opinión: “Nadie puede juzgar, nadie, a menos que con toda honestidad pueda contestar que en una situación similar no hubiera hecho lo mismo”.