El ministerio de la liberación: Autoridad bíblica para ministrar liberación.

Resumen Manual de Liberación

Maestra: Pastora Estelita de la rosa

Ma. De la Paz Pérez Núñez.

El ministerio de la liberación: Autoridad bíblica para ministrar liberación.

Debemos tener siempre presente y tener la certeza de que Jesús vino a destruir todas las obras del diablo, para así poder proclamar tal como lo hizo Él y sus discípulos que en su nombre podemos echar fuera espíritus inmundos, para sanar toda enfermedad y dolencia, toda desesperación, incertidumbre, angustia u opresión, etc. Esta autoridad nunca se nos ha sido retirada, sino que al contrario en la Biblia es mencionada en repetidas ocasiones.

Una vez habiendo creído y fortalecernos en Jesús para  el ministerio de la liberación, debemos tomar en cuenta lo que dice Marcos16:17 “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echaran fuera demonios; hablaran nuevas lenguas”,  se debe de hacer primero una liberación y después pedimos a Jesús que nos bautice en el Espíritu Santo. Cuando Jesús echaba fuera demonios, la hacía abiertamente, nunca se escondió si no todo lo contrario siempre fue frente a la multitud de personas que le seguían o le rodeaban cabe mencionar que de las enfermedades tienen orígenes demoniacos.

Cómo y Cuándo los demonios entran en las personas.

*En el vientre antes del nacimiento: Es a través del rechazo ejemplo cuando un padre dice al hijo: “Desearía que nunca hubieras nacido…”, etc., Cuando la madre tiene un embarazo no deseado o quizása consecuencia de fornicación, adulterio, etc.

*El pecado abre puertas, Hay un demonio para cada tipo de pecado voluntario. Eje.: La desobediencia a los mandamientos de Dios o quizás es que hagamos cosas y no las consideramos pecado, esto se puede dar no obedeciendo la escritura. Otro ejemplo muy claro cuando que se puede leer en  Proverbios 6:2 “Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios”, uno queda atrapado con los dichos o palabras que salen de su boca, es resultado de que el dios de este siglo concede los deseos del corazón. Cada demonio es asignados por medio de las palabras.

La falta de perdón y el resentimiento, el no perdonar hace que Dios te mande con los verdugos, traducido a demonios, espíritus inmundos, Él  permitirá que uno sea ataco a causa de la desobediencia. Pues estando Jesús en la cruz perdono todos nuestros pecados, pero si uno no perdona le esta diciendo que uno es mejor que El e invita uno al espíritu de auto-idolatría a entrar. Perdonar es olvidar y volver a amar. Cuando alguien se llega a compromete en cualquier forma con el ocultismo cae inmediatamente en adulterio espiritual. Los espíritus inmundos también están en nuestra línea sanguínea y vienen de generación en generación.

        El señuelo del ocultismo es muy fuerte, como el poder mover cosas con la mente, leer los cristales, cartas, juegos, etc. pero Apocalipsis 22:15 dice Mas los perros estarán fuera, los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idolatras y todo aquel que ama y hace mentira.

Así como Jesús llegó a un templo que estaba corrompido y contaminado y hecho fuera a aquellos que corrompían el templo de Dios, también nosotros necesitamos tener limpio nuestro templo por medio del ministerio de la liberación. Nuestro cuerpo, que es el atrio del nuestro templo, necesita liberación, de igual manera lo necesitan nuestra alma y mente pues son Lugar Santo, y también necesitan ser liberadas y estar sujetas a la obediencia de Cristo. Los doce discípulos enviados por Jesús, probablemente recibieron liberación primero, pues Jesús dijo que “ellos debían dar lo que antes habían recibido”, pero el orgullo y los prejuicios impiden que los hombres puedan tener una liberación, más la liberación de Dios está disponible mediante el Espíritu Santo que trabaja por medio de los miembros del Cuerpo de Cristo. En ninguna parte de la biblia dice que un cristiano puede o no estar endemoniado, pero las evidencias de que los demonios pueden afectar la mente y el cuerpo pues estos no nacen de nuevo instantáneamente como el espíritu, más la mente se transforma más despacio. El cuerpo se renovará en la segunda venida de Cristo.

Cuando hacemos nuestra voluntad en vez de la voluntad de Dios, automáticamente estamos haciendo la voluntad del diablo, puesto que esa siempre ha sido su postura el de hacer su propia voluntad todo lo contario de lo que nos ha enseñado Cristo, pues nos enseño que “No mi voluntad pero la voluntad de mi Padre Celestial sea hecha”. Dios es un gran caballero, nuca dominaría nuestro libre albedrío. Tenemos dos tipos de voluntad la del Padre o nuestra voluntad, satanás siempre trata de remplazar a Dios en nuestras vidas. El diablo no ha perdido su inteligencia o ninguno de sus dones más los utiliza para engañar y seducir al incauto, puede sanar, revelar, al hacerlo exige una parte de la persona que recibió sus dones.

Más por la Sangre del Cordero satanás no puede condenarnos por nuestros pecados, Por la palabra de nuestro testimonio depositamos toda nuestra confianza en Cristo para salvación y la total liberación de satanás y por la rendición total de nuestras vidas a Dios, los demonios son enviados a oprimir a los santos y nos hablan en nuestros pensamientos en primera persona del singular: yo, mi, mio, etc., con esto se disfrazan y nos hacen creer que sus ideas o pensamientos son nuestros.

¿Quiénes Pueden Necesitar Liberación?

Si hubo concepción en fornicación o en adulterio. Si el bebé no fue deseado durante su concepción o mientras su madre estaba embarazada de él. Si su madre tuvo un embarazo difícil o con complicaciones. Si su madre pasó por etapas de depresión o problemas dolorosos durante el embarazo. Si su madre murió al darle a luz, o si alguno de sus padres murió en los primeros años de su vida.  Si en el momento del parto peligró la vida del bebé. Si hubo separación de los padres o divorcio antes de que el niño llegue a la edad adulta. Si un niño pasó por una infancia con invalidez o defectos. Si un niño crece huérfano o sufre el abandono de sus padres. Si hubo maltrato infantil en cualquiera de sus formas. Si una persona tiene recuerdos dolorosos o el deseo de nunca haber nacido. Si en una familia hay antecedentes de enfermedades congénitas. Si existe un hábito incontrolable y a pesar de ejercicios espirituales no hay éxito. Si hay pensamientos recurrentes. Si hay algún miedo persistente o incontrolable. Si hay pensamientos suicidas. Si hay un deseo constante de ser abrazado. Si una persona escapa de cualquier tipo de roce físico. Si hay obsesión por deseos sexuales o por el otro lado no hay ninguna respuesta sexual. Si es difícil expresar perdón a alguien. Si se presenciaron muertes cercanas o actos de violencia. Si hay enojo, timidez o vergüenza constante.

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