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Ensayo: El Burlador De Sevilla Y Convidado De Piedra


Enviado por   •  14 de Octubre de 2013  •  503 Palabras (3 Páginas)  •  2.977 Visitas

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Ensayo: El burlador de Sevilla y convidado de piedra

En la obra teatral de Gabriel Téllez “El burlador de Sevilla y convidado de piedra” esta la recurrente antítesis entre luz y tinieblas. Como en cualquier otra obra, los sucesos más depravados, más terribles, ocurren de noche, mientras que en la luz del día, todo es normal. Este es el mismo caso cuando el lector sigue a Don Juan Tenorio en sus “hazañas” por algunas áreas de España.

Tiniebla: símbolo de la oscuridad, la maldad, y el horror; en este caso usado como un velo en el que el protagonista, Don Juan Tenorio, deja salir a su verdadero ser. Es en la oscuridad en la cual se abre lugar el comienzo de la obra, mientras que nuestro antihéroe se hace pasar por el Duque Octavio para así gozarse a la prometida de este, Isabela. Después de crear un gran conflicto, el hombre osa dar la cara en frente del hombre cuya mujer acaba de deshonrar, pretendiendo inocencia al no decir palabra de lo ocurrido. Actúa como el conde caballeroso que debería ser. Esto es lo que Don Juan es “bajo la luz;” ya que las “tinieblas” se alejaron, el hombre es de nuevo forzado a actuar acorde a como dicta la sociedad. De ahí en adelante, el lector es llevado por todas las andaduras de Don Juan Tenorio, de cómo burla a tanto la gente de nobleza, como Isabela; a la gente de clase media, como Aminta; a los pobres, como la pescadora y hasta uno de sus amigos más cercanos, Mota. Todo esto hecho bajo el velo de la noche, la tiniebla.

Caballeroso, amable, sincero: estas son algunas de las características más importantes que Don Juan carece en realidad. A él no le importa el bienestar de nadie más que de sí mismo, sin importarle lo que las demás personas piensen o hagan. Sin embargo, el es la epitome de todo lo deseable en un hombre bajo la “luz” del día. Así es como conquista a las mujeres y les juega trucos a los hombres.

En la noche un aprovechador mentiroso, de día un conde caballeroso. Sin embargo, las tinieblas y la luz contrastan una última vez en la obra cuando Don Juan se consigue con el muerto que el causó, el invitado de piedra. Encontrándoselo de día, en el cual, por supuesto, actuaba el rol del buen conde, Don Juan accede a cenar con el difunto. Sorprendentemente, el hombre cumple su palabra y se encuentra con Don Gonzalo en el cementerio. E aquí la sorprendente ironía de toda la obra, ya que en la tierra de los vivos que habitan bajo la luz, nadie lograba traer justicia a este hombre que causo tantas penurias a tantas personas. Sin embargo, fue un muerto que vino de las tinieblas a traer justicia a el que se burlo del Señor que creo todo, el que se conoce como portador de la luz: Dios. La luz y las tinieblas se juntaron para poner fin a la vida del burlador.

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