Ensayo sobre el tercer umbral. redefinición de las prácticas artísticas

Universidad Autónoma de Querétaro

Noé Hernández Reséndiz

Expediente: 127912

23 de Noviembre de 2015

Ensayo sobre el tercer umbral. Redefinición de las prácticas artísticas

Hoy en día vivimos en una sociedad donde el desarrollo e intercambio de información ha evolucionado a pasos agigantados, muchos definen nuestra era como “La era de la tecnología” donde todos los avances realizados en décadas, inclusive en siglos pasados se han desarrollado a niveles antes inimaginables, dando paso a cambios significativos en las sociedades como la globalización y el acceso a la información.

A pesar de que aún no nos es posible adivinar el futuro, lo que si podemos hacer es dar un vistazo a nuestro presente, esbozar las posibles consecuencias del actuar del ser humano y maniobrar de acuerdo al análisis de las mismas. En palabras del propio José Luis Brea, nos encontramos en el umbral de lo que el mismo define como “la era del capitalismo cultural”.

En el capitalismo cultural, la actividad humana no está dirigida a la producción de la industria o de la tierra, sino a la construcción de subjetividad y de organización social. En un momento en el cual los grandes ejes de la sociedad como la familia, la religión, las tradiciones, el estado, la patria, los partidos políticos se hallan en entredicho, las industrias culturales se levantan como agentes productores de subjetividad y de comunidad. Manejan información y saber en lugar de objetos, propiedad intelectual en vez de bienes materiales, se alimentan del trabajo inmaterial proporcionando empleo a amplios sectores de la sociedad.

De cara a este cambio social y cultural, José Luis Brea hace un análisis del papel que van a desempeñar a futuro las prácticas artísticas y redefine la función del artista en el contexto del capitalismo cultural, donde la transformación de la sociedad ha dado pie a que ya no sea necesario que la culminación de una práctica artística sea un objeto material. Por tanto, el artista ya no percibirá ingresos del valor que se asocie a los objetos producto de su trabajo, sino de los derechos asociados a la circulación pública del contenido que este genere. De modo que en las sociedades del s. XXI; el arte no será expuesto como hoy en día en museos o galerías que hacen alarde de sus posesiones y exponen costosas piezas de artistas renombrados, el arte será difundido y la cuestión de propiedad de un objeto artístico no existirá más.

La figura del artista deja de existir como tal,  de manera que solo hay productores y el trabajo que realiza el productor artístico se sitúa en la órbita de cualquier otra actividad.

De acuerdo al modelo propuesto por José Luis Brea, es evidente que en la mayoría de los casos las disciplinas artísticas comenzarán a cambiar eventualmente de la mano con los cambios sociales y tecnológicos y a su vez tendrá que cambiar también la función de las instituciones artísticas, sin embargo en el caso de algunas disciplinas comienza a ser evidente el cambio en la actualidad, ya que valiéndose de los avances principalmente en el área de la tecnología y las comunicaciones, han podido ser difundidas, y por tanto, observadas ya no digamos por gran parte de la población, sino por gran parte del mundo.

Dentro de las disciplinas que han sabido aprovechar el boom de la tecnología hay un par que se destacan entre todas las demás ya que han logrado crear toda una industria alrededor. Por un lado está lo que hoy denominamos la industria musical y por otro la industria cinematográfica. Creo que si analizamos ambas disciplinas hoy en día, podemos observar de manera evidente; si no todos, al menos la mayoría de los planteamientos de Brea.

La industria musical siempre se ha valido de los medios masivos de comunicación, así como de los avances tecnológicos para llegar al mercado y crear impacto en las sociedades alrededor del mundo, hoy en día podemos darnos cuenta de que ya no es necesario adquirir ningún objeto para escuchar a tal o cual artista como en décadas pasadas que debías comprar el LP, más tarde el cassette y más recientemente el CD para poder escuchar a tu artista favorito, dichos objetos se han vuelto obsoletos con el paso de los años y hoy en día basta con tener una conexión a internet y una computadora o celular para escuchar a cualquier artista y en el peor de los casos, también de una suscripción a un canal de música. Sin embargo, la industria aún precisa de los performance en vivo y de la popularidad del artista para crear ingresos.

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