Filoctetes, de Sófocles
Enviado por Laura Yépez • 26 de Julio de 2017 • Ensayo • 1.426 Palabras (6 Páginas) • 311 Visitas
Filoctetes, de Sófocles
Sófocles fue uno de los más grandes poetas trágicos de la Antigua Grecia. Nació en Colono en el 496 a.C. y murió en Atenas en el 406 a.C.. Esto quiere decir que “Filoctetes”, que fue representada por primera vez en el año 409 a.C., fue una de sus últimas obras, compuesta ya en su vejez. Su vida coincidió con el período de máximo esplendor de Atenas y cuando murió, a la edad de noventa años, su muerte coincidió con la guerra con Esparta que habría de significar el principio del fin del dominio ateniense. A Sófocles se le atribuyen numerosas aportaciones a la técnica dramática, como por ejemplo, la introducción de un tercer actor en escena, que es un elemento expresado en esta tragedia.
El personaje que da nombre a la obra es nada menos que el fiel amigo del héroe Heracles, Filoctetes, quien, una vez muerto su compañero, se quedó con su arco invencible y sus flechas. Al ser uno de los pretendientes de Helena de Esparta, formó parte de la primera expedición que marchó contra Troya. Sin embargo, en el camino, en la Isla de Crisa, fue mordido en un pie como castigo por haberse acercado a una víbora que custodiaba el recinto sagrado del Templo de Apolo. Los aqueos, incapaces de soportar los gritos y quejidos de Filoctetes, y aludiendo que el ritual prohibía que las personas que tuvieran ciertas lesiones presenciaran los sacrificios y libaciones a los dioses, decidieron, por consejo de Ulises, abandonarlo a su suerte en la isla de Lemnos.
La tragedia se centra en la misión de Odiseo y Neoptólemo, que consiste en llevar a Filoctetes, que vive solo y penosamente en una cueva de Lemnos, alimentándose a duras penas con animales que caza con ayuda del arco de Heracles, a luchar junto a ellos en Troya, puesto que un adivino les ha revelado que la ciudad no caerá sin su participación y la del arco que le fue dejado por Heracles. Sin embargo, Filoctetes guarda un profundo rencor a Ulises y a los Atridas por haberlo abandonado en aquella isla hace diez años. Por esto, Ulises persuade al hijo de Aquiles a ganarse la confianza de Filoctetes por medio de engaños, y de esta manera hacerse con el arco y el hombre que necesitaban.
La obra “Filoctetes” podría considerarse como una tragedia por antonomasia, pues no es el ejemplo más típico dentro de su clase. Ésta carece del final trágico que caracteriza al género, ya que la obra concluye sin que se dé a conocer el destino final de sus personajes. La tragedia estaría entonces en el cuadro de los sufrimientos físicos del guerrero que fue abandonado, y en sus tormentos morales.
Esto es un elemento recurrente en la obra de Sófocles, cuya riqueza en el desarrollo de sus personajes es vasta. Sus dramas mitológicos suelen concentrar, de forma simbólica, los principales arquetipos del comportamiento humano. “Filoctetes” contiene entre sus protagonistas un personaje de notable humanismo. Este es Neoptólemo, hijo de Aquiles, quien rechaza los métodos deshonestos de su compañero Ulises y aun así consigue las armas que necesita para salvar a su ejército. Esto respondería a las características que Aristóteles le atribuye a la tragedia en su Poética: “Suscitar en el espectador la pena, la compasión o el dolor promoviendo así la purificación”. Ya que, de cierto modo, el mismo espectador podría identificarse con Neoptólemo, quien se arrepiente de sus mentiras y de robarle el arco al hombre, siendo éste un desgraciado presa de un terrible sufrimiento. Neoptólemo es aquí una personificación del honor, pues aceptar cumplir su promesa de llevar a Filoctetes a su patria a pesar de saber que el ejército aqueo tomaría represalias contra él. Tanto es así que Filoctetes termina por cambiar de opinión y consentir en el viaje a Troya por el valor y nobleza de quien fue en la misión de persuadirlo.
El tema del conflicto entre el designio de los dioses y la voluntad de los hombres es lo más representativo en la obra. Filoctetes es un personaje marcado por la terquedad y la soberbia. A pesar de estar sufriendo por la llaga de su pie, a pesar de estar abandonado en aquella isla y de haber perdido la única herramienta que lo mantenía con vida, se niega rotundamente a luchar en Troya junto a los hombres que odia. Y es justamente el acompañar a Ulises y Neoptólemo en su viaje lo que habría de salvarlo finalmente, pues los hados prometen que los hijos de Esculapio sanarían su herida y que alcanzaría la gloria devastando la ciudad de Ilión. Es decir, Filoctetes conoce lo que le depara el destino y aun así lo rechaza, y esto es una falta a los dioses, puesto que los designios divinos superan con creces los deseos de los humanos. Incluso se atreve de exclamar en cierto momento respecto a la idea de marcharse con quienes fueron a buscarlo: “…Nunca, nunca, tenlo por cierto, aún cuando Zeus, lanzando truenos y centellas, viniera a abrasarme con sus rayos…”, lo que representa todo un desafío, un acceso de hybris ante lo que dicten los seres superiores a él. Su desmesura es latente en todo momento: lamentándose exageradamente del dolor de su pie, rogando por su muerte, maldiciendo a aquellos que lo dejaron allí; y aun así sin acceder a lo que habría de instaurar el orden ante el conflicto que presenta la incapacidad de asolar Troya sin su ayuda.
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