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Kapsis (estrella de mar)


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2012  •  Reseña  •  726 Palabras (3 Páginas)  •  821 Visitas

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KAPSIS(estrella de mar)

Kapsis, la hija mimada del jefe Haas (mezquite), acostumbraba todos los días, después de terminar sus labores cotidianos, acurrucarse junto a alguna roca cerca del mar y mirar y mirar el vaivén de las olas. Por horas y horas la sorprendía la tribu, inmóvil, silenciosa: Aun cuando las sombras manchaban de negro el agua y la playa.

Kapsis seguía allí como si esperara ver salir del fondo del mar a la diosa Xtamosbin (tortuga marina). Cada vez que la tribu llagaba de la bahía de Quino a tierras de Isla de Tiburón, Kapsis, después de hurgar en las rocas de la playa en busca de las pródigas especies del océano que las aguas dejaban olvidadas. Corría a refugiarse en su lugar predilecto de la playa para contemplar, sin cansarse, cielo y mar.

Su padre el gran jefe Haas, inútilmente había perdido al hacocama (hechicero) destruyera el embrujo que se había apoderado de su hija; porque el gran jefe y los miembros de la tribu no se explicaban porqué Kapsis huía del trato de sus semejantes, y a pesar de ser joven y bonita rehusaba trazar los pasos de la pazcola, ni batir palmas en el baile y menos acompañar el fragor de los cantos.

Para Kapsis no había más deleite que refugiarse en la playa desolada, y contemplar el paisaje triste del mar bravío que desataba a veces tormentas espantosas. Pero es que nadie sabía el secreto de Kapsis: Kapsis estaba enamorada de una vastlk (estrella) que a ella se le antojaba, era flor de la tierra de los dioses. Una noche llegó hasta ella el hacocama a quien pidiera el gran jefe curara a su hija, pues toda la tribu aseguraba que un antipotkis (tiburón) la había embrujado.

El hacocama antes de buscar a la joven había ido hasta la Cueva Especial de la montaña, pintando en ella la señal del espíritu que vivía dentro, el cual indicó su voluntad de adentrarse en el cuerpo del hechicero.

Ya en posesión de las virtudes mágicas colocó sus manos en forma de círculo sobre su frente, para luego acercar su boca y decir con gran misterio y entonación sacerdotal Choo, choo. Kapsis, sin moverse le miró sin sorpresa, pero después, silenciosa, se alejó de su lado.

Esa misma noche volvió al mar, y con ansiedad miró el cielo en busca de la bella vastlk. Al descubrirla esplendente en medio del azul eterno deseó fervientemente que nunca terminara la noche para embelesarse por horas y horas con su belleza. De pronto, como si su deseo fuera mágico, absorta contempló cómo su estrella favorita se desprendía del cielo.

Atravesando el azul oscuro con la misma velocidad que los dardos con punta de pedernal de los guerreros Kun kaak eran disparados sobre los coyotes o venados, así la estrella atravesaba el espacio. Los ojos negros y vivaces de Kapsis siguieron el rastro luminoso hasta descubrir que caía en el mar. Asustada la joven por tal acontecimiento

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