LAS MUSICAS DEL DIABLO.
Enviado por Stefanía Castaño • 13 de Octubre de 2016 • Síntesis • 1.048 Palabras (5 Páginas) • 136 Visitas
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LAS MUSICAS DEL DIABLO
Tocador de laúd
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- En unos manuscritos se encuentran referencias de juicios de las cortes de amor.
- El más sonado juicio es el de la condesa María.
- También puede inferirse que por tratarse de una condesa, sabia, poderosa y bella, se estaría hablando de la condesa de Champaigne.
- Un día llego al condado un Juglar, llevaba consigo su laúd.
- Vestía siempre de negro, alto, su nariz ganchuda y su largo cabello desgreñado le daban un siniestro aspecto.
- No hizo otra cosa desde su llegada que beber vino y enamorar a las mujeres.
- Nadie se explicaba porque no tocaba su Laúd.
- Las mujeres le miraban fascinadas, pero lo temían.
- Nadia sabía de donde venía.
- Un día un peregrino que se detuvo en una posada lo vio pasar y empalideció.
- Anqué estaba tarde el peregrino anuncio su propósito de irse.
- Los que lo acompañaban le preguntaron el motivo de su temor.
- Este respondió que aquel hombre se trataba del demonio.
- Luego pregunto si había tocado el Laúd.
- A lo que la respuesta fue una negativa.
- El peregrino dijo haberlo visto ciudades enteras enloquecidas por su música diabólica.
- Contó que había intentado quemarle pero cuando comenzó a tocar su laúd los hechizo a todos y huyo.
- El peregrino aseguro que una maldición pesaba sobre aquella villa, así que se marchó.
- A la mañana siguiente encontraron su cuerpo medio devorado por los lobos.
- Así empezó el miedo en la villa.
- Todos rehuían al hombre y temblaban de espanto si acariciaba su Laúd.
- Una mañana salió la condesa María a dar un paseo, a la distancia iban dos palafreneros.
- La condesa se encontró con la desgreñada figura del juglar.
- El hombre la miro ardientemente a los ojos.
- Ella se quedó mirándolo, sin poder explicarse el por qué le atraía.
- Ella sin darse cuenta detuvo al caballo.
- El hombre sin pronunciar palabra tomó su laúd y tocó.
- Aquella música le penetro el alma y le suscitaba todas las pasiones del cuerpo.
- Las notas del laúd se apretaban en ella, la envolvían, la desnudaban, la cubrían de sensaciones jamás vividas.
- Los palafreneros aseguraron que cuando el hombre empezó a tocar. Se había trasformado en Lucifer, echando fuego por boca y nariz.
- Vieron que la condesa le extendía sus manos al hombre.
- Aquella noche frente al castillo subió la melodía del músico.
- El conde sintió punzado el corazón de amor al oírla y se sintió como hechizado.
- Se dirigió al aposento de la condesa y la halló asomada al balcón absorta en su emoción.
- Tan pronto dejo de sonar la melodía la condesa se desmayó.
- Pasaron los días y desde la villa, podía escucharse en las noches la música.
- La música envolvía la cuidad, les sometía a todos en su maravillosos estado delirante.
- Algunos aseguraban haber visto al demonio envuelto en llamas y azufre tocando el laúd.
- La condesa desfallecía de amor.
- Cada mañana tomaba el mismo camino ya sin la compañía de los palafreneros.
- Y la villa entera veía al juglar seguirla desde lejos.
- En el castillo al hombre se le acusa de hechicería.
- En conde da la orden que le corten las manos, para que nunca más toque el laúd.
- En caso de sobrevivir seria desterrado a las ciudades que había embrujado, para que allí lo quemaran.
- El conde hizo un gesto y los guardias lo llevaron al patio.
- Se oyó luego desenvainar una espada; un golpe seco y un alarido.
- Con la voz lívida y apenas sosteniéndose la condesa se aproximó al balcón.
- Apoyada en los hombros de una de sus damas estuvo mirando la postrada silueta negra, con los dos muñones sangrantes, hasta que las sombras de la noche lo borraron.
- Nada de supo de Paganini.
- Los aldeanos decían haberle visto irse para Alemania.
- En la plaza del castillo, los soldados quemaron en la hoguera las manos embrujadas.
- Apenas llegando a sus veinte años paganini fue considerado un maestro.
- Se habló mucho de cuál sería su secreto.
- Hubo quienes dijeron haber visto salir fuego y azufre de su boca mientras tocaba, quienes vieron al propio satán impulsando su brazo.
- Se pasó la leyenda que el diablo era quien le había dado el secreto para manejar su violín.
- Su vagabundaje no conocía reposo, lo jugaba todo, hasta su propio violín.
- La gente se preguntaba como un hombre que se mantenía ebrio, jugador y perdido en la lujuria, se elevaba como un gigante creador.
- La gente se preguntaba en que momento Paganini se dedicaba a estudiar su música.
- Un día de 1802 desapareció de Génova.
- Nadie sabía dónde se encontraba.
- Nadie sabía que en ese tiempo paganini hallaría su secreto.
- Los violinistas de Europa persiguieron alucinados este secreto.
- Paganini se encaminaba a Padua donde iría a dar un concierto.
- Todos se despidieron de él, pensando verle pronto.
- Días después se supo que Paganini no había llegado a su destino.
- Había desaparecido con una misteriosa mujer que viajaba también.
- Se murmuraba que el diablo en figura de mujer, lo había trasportado al infierno.
- Todos se inclinaban a pensar que Satán flotaba en el ambiente.
- Nadie supo lo sucedido.
- Años después alguien oyó nombrar a Paganini a un viejo criado de una familia noble.
- El criado no sabía quién era paganini, y comenzó su relato:
- En medio de la noche la señora descendió con un joven, vestido de negro y con cara pálida.
- La señora dio orden al criado de entregar el caballo a paganini.
- Cuando llegaron al castillo la señora dio la orden a Elisa de preparar una habitación para Paganini.
- A la mañana siguiente Elisa cuenta al criado que paganini no durmió en su habitación.
- Elisa fue a llevarles el desayuno y encontró en el suelo roto y despedazado el violín de paganini.
- Elisa le contó que escucho una música, llena de alaridos de dolor, de angustia y lujuria.
- Luego escucho el ruido de una cosa rota y verdaderos gritos de dolor de la señora.
- Elisa le contó que rápidamente se precipito en su auxilio, pero luego escucho que los gritos se había convertido en algo diferente que no le correspondía escuchar.
- Elisa le contó que escucho a Paganini gritando a la señora que no volvería a tocar al violín, que lo amaría por el mismo, no por su arte.
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