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“LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO”


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2015  •  Ensayo  •  3.817 Palabras (16 Páginas)  •  143 Visitas

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GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOACÁN DE OCAMPO[pic 1]

SECRETARÍA DE EDUCACIÓN EN EL ESTADO

INSTITUTO MICHOACANO DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

“JOSÉ MARÍA MORELOS

ENSAYO

   

 “LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO”

 

MAESTRIA EN PEDAGOGIA

PRESENTA:

ALMA DALILA BACA PADILLA

ASESOR :

MAESTRA: ERANDY OLEA SOTO

EJE GENERAL

                                               Cd. Hidalgo, Michoacán diciembre de 2015

INTRODUCCIÓN

Primeramente hablaremos del autor de este interesante libro denominado “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”. Es un filósofo y sociólogo francés de origen judeo-español. Nacido en París el 8 de julio de 1921, su nombre de nacimiento es Edgar Nahum. Edgar Morín es uno de los pensadores más emblemáticos e importantes del siglo XX y XXI, se considera como la figura más destacada del pensamiento complejo y, simbólicamente, la publicación en 1977 del tomo uno de su magistral obra “El Método” marca la primera formulación científica de este paradigma integrador esta manera más global de comprender la realidad física y social en la cual se reconocerán de inmediato numerosos pensadores y ciudadanos de todas partes del planeta. 

La gran contribución del Doctor Morín ha sido la de conectar y hacer surgir la coherencia paradigmática entre distintos autores tan diversos como Leonardo da Vinci, Blaise Pascal, Gaston Bachelard, Norbert Wiener, Jean Piaget, Ilya Prigogine. Giambattista Vico y Herbert Simon.

La iniciación de este libro fue por invitación de la UNESCO dentro del proyecto “Educar para un futuro viable” a fin de lograr una contribución a los cambios de pensamiento indispensables para preparar el porvenir de la Educación. Y es que acertadamente no es para menos la preocupación que muestra el director de la UNESCO Federico Mayor, ante tanta incertidumbre sobre el futuro que les espera a nuestros hijos, nietos, sus hijos y demás generaciones respecto a su educación. Advierte que se requiere de una transformación y ésta debe ser fundamentalmente mejor, donde la democracia, la equidad, la paz, la justicia social, y la sustentabilidad de nuestro medio ambiente, deben ser prioridades en nuestra sociedad global.

Esta alternativa demanda cambios en nuestro estilo de vida y comportamiento, lo que en la mayoría de las personas cuesta trabajo cultivar esa semilla que podría ser la clave de una nueva sociedad transformada totalmente; ya que la educación juega un papel vital en todo esto porque es un instrumento muy poderoso para fortalecer el núcleo en una sociedad que demanda y exige trascendencia, precisamente para lograr cambiar mentes y así cambiar un mundo. Al mismo tiempo, como todo cambio es un reto; representa modificar nuestro modo de pensar y actuar para que exista ese cambio del que se habla y la concordancia de lo que se quiere lograr significa alterar nuestra manera de enseñar que básicamente sigue siendo una práctica tradicionalista la cual nos impide romper la barrera y pasar del otro lado del horizonte, para así trascender en la práctica, aunado a lo ya expuesto es no resistirse al cambio.  

Ahora tenemos que organizar el conocimiento lo cual implica eliminar conductas tradicionales para concebir y ampliar ese conocimiento, por otro lado, es imprescindible reformular las políticas y programas educativos y mantener el rumbo a largo plazo para las futuras generaciones, es decir, mantener un desarrollo sustentable y sostenible y en esa sintonía claramente se ha dado un cambio con las nuevas reformas que sin lugar a duda los docentes no tienen voz ni voto simplemente se les han impuesto y se tienen que seguir al pie de la letra, claro en esta supuesta innovación de la educación se busca construir una mejor educación para el país y es ahí el momento donde entra el docente a realizar su papel la ardua labor del maestro educar una palabra que conlleva a un sin fin de sinónimos que el docente tiene que transmitirle a sus alumnos.

El autor presenta siete principios clave que considera necesarios para la educación del futuro y que finalmente tienen el objetivo de originar un debate entre los responsables de la educación para esclarecer su propio pensamiento ante esta problemática. Pretende exponer los problemas centrales que aún son ignorados u olvidados y que son indispensables para enseñar en la actualidad.

Estos siete saberes fundamentales para la educación del futuro, deben estar vigentes en toda sociedad y cultura, indiscutiblemente respetando sus propias reglas. El saber científico sobre el cual se apoya para situar la condición humana deja al descubierto profundos misterios concernientes al universo, la vida, el nacimiento del ser humano. Aquí se abre una discusión en la cual intervienen las opciones filosóficas y las creencias religiosas a través de culturas y civilizaciones. Lo anterior permitirá adaptarlo con sus respectivos ajustes a cualquier cultura e identidad, incluyendo la nuestra.

Los siete saberes necesarios para la educación del futuro

1. Una educación que cure la ceguera del conocimiento.

Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión. La educación del futuro debe contar siempre con esa posibilidad. El conocimiento humano es frágil y está expuesto a alucinaciones, a errores de percepción o de juicio, a perturbaciones y ruidos. Pero a partir de ese conocimiento obtenido, al dudar del ya existente se puede reafirmar o indagar en uno nuevo, surgiendo dudas y por ende debe existir una sed de aprendizaje que conlleve precisamente a encaminar el conocimiento y repudiar el estancamiento porque día a día se aprenden cosas nuevas y no debemos estar exentos del aprendizaje sino buscarlo a fin de obtener mayor éxito.

Un conocimiento no es el espejo de las cosas o del mundo exterior y los principales errores de percepción que nos llegan lo hacen a través de la mirada, donde además del error de percepción se añade el error intelectual. De este modo, proyectamos nuestros deseos, miedos, frustraciones, entre otros, que aportan nuestras emociones y se multiplican los riesgos del error.

Se podría pensar que la eliminación del riesgo de error se produciría rechazando cualquier afectividad, sin embargo, el desarrollo de la inteligencia está totalmente unido al desarrollo de la afectividad. Los paradigmas que controlan la ciencia pueden desarrollar ilusiones y ninguna teoría está inmunizada contra el error.

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