La Carta A Garcia

La importancia del mensaje que nos regala esta historia radica en el invaluable carácter educativo que esta posee. El autor deja de lado el hecho de la guerra, para resaltar la actitud de Andrew S. Rowan, quien fue solicito, presto a atender a la asignación, responsable, eficiente en su misión, no se detuvo a hacer mil preguntas innecesarias, ni mucho menos a esperar por detalles consabidos. Este jamás pretexto la pereza o impotencia en las potenciales dificultades en las que podría verse envuelto.

Y es que “El hombre de éxitos es aquel que hace lo que los demás les da pereza hacer” (IGOR), encontré esta frase leyendo en internet, lo rescatable de este blog en el que lo encontré es que llevaba por título “como ser un triunfador”, ¿será difícil ser triunfadores? Sin dudas las respuesta es no, no hay nada de difícil en ser prestos, atentos y personas con iniciativa; y es que he sido un convencido que la vida se divide entre las personas de éxito y las que nunca han fracasado; entre estas últimas se encuentran las que nunca han intentado hacer algo y debido a eso no han fracasado alguna vez.

Qué grande es el parecido de la actitud de Rowan con las personas que vivimos hoy en día, ¿verdad? No, claro que no, aunque cabe reconocer que si existe un grupo de personas que aun está presto al servicio. El contraste es claro entre estas personas, que no hacen las cosas a medias, los que están liberados de la mediocridad, los que toman con resolución las cosas, los que abren caminos en lugar de cerrarlos, los que miran los hechos por el lente de la positividad, los que del fracaso aprenden una lección, los que no desfallecen ante la dificultad, esos que están convencidos de ser capaces de afrontar correctamente los retos que se le presentan a diario, entre estas personas y los que jamás lo intentan, los que jamás han sacado nada de una derrota pues jamás fueron derrotados, puesto que nunca dieron la pelea, dándose por vencidos desde antes de visualizar el problema.

Es la actitud a Rowan digna de un aplauso, aunque este no lo haya actuado con ese fin, concuerdo con Bert, hijo del autor de este escrito quien afirmaba en una discusión con su padre que el verdadero héroe de la guerra, fue Andrew quien fue capaz de hacer entrega de la “carta a García”, tal experiencia motivadora, debe llevar a preguntarnos ¿también somos capaces de hacer entrega de la carta a García? O ¿somos el caso análogo al empleado en la lectura que perdió la vacante por ser una persona con tan pobre iniciativa? Es momento que abandonemos ese estado comatoso en el que nos encontramos y lo cambiemos radicalmente por un trabajo activo, que nos dé por recompensa un gran sinnúmero de satisfacciones.

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