La Educación Encierra Un Tesoro En El Siglo XX

La educación encierra un tesoro en el siglo XX

El siglo XXI ofrece recursos a la circulación y al almacenamiento de información como a la comunicación sin precedentes, plantear la educación en una doble exigencia puede parecer casi contradictorio, la educación debe transmitir un volumen de conocimientos teóricos y evolutivos cada vez mayor adaptados a las civilizaciones cognoscitivas ya que estos son las bases de las competencias en un futuro.

El individuo debe estar en condiciones de aprovechar y utilizar durante toda su vida las oportunidades que se le presenten de actualizar, profundizar y enriquecer el conocimiento y que debido a que vivimos en una sociedad que está en constante cambio.

La educación debe estructurarse en torno a 4 aprendizajes claves que serán para cada persona en el transcurso de su vida en cierto sentido serán los pilares de su conocimiento que son: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser estas cuatro vías del saber tienen múltiples vías de contacto, coincidencia e intercambio.

La enseñanza escolar se orienta esencialmente hacia el “aprender a conocer” y en menor medida “aprender a hacer”, en cualquier sistema de enseñanza estructurado cada uno de estos cuatro pilares del conocimiento debe recibir una atención equivalente a fin de que la educación sea para el ser humano, en su calidad de persona y de miembro en la sociedad una experiencia global y que dure toda la vida.

La educación debería llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas actualizando así el tesoro escondido en cada uno de nosotros. Este tipo de aprendizaje tiende menos a la adquisición de conocimientos clasificados y codificados, es fundamental que cualquier niño pueda acceder al razonamiento científico y convertirse en un amigo de la ciencia, la formación básica debe de proporcionar a todos los alumnos los instrumentos, conceptos y modos de referencia resultantes del progreso científico y de los paradigmas de la época.

Aprender para conocer supone en primer término, aprender a aprender, ejercitando la atención, la memoria y el pensamiento, por otra parte el ejercicio de la memoria es un antídoto contra la formación de las informaciones instantáneas que difunden los medios de comunicación masiva, hay que ser selectivos en los datos que aprenderemos de memoria. El proceso de adquisición del conocimiento no concluye nunca y puede nutrirse de todo tipo de experiencias. Puede considerarse que la enseñanza básica tiene éxito si aporta el impulso y las bases que permitan seguir aprendiendo durante toda la vida, no solo en el empleo, sino también al margen de él.

Está estrechamente vinculada a la cuestión de la formación profesional, trata de enseñar al alumno a poner en práctica sus conocimientos y al mismo tiempo como adaptar la enseñanza al futuro mercado de trabajo.

El dominio de las dimensiones cognoscitivas e informativas en los sistemas de producción industrial vuelve algo caduca la noción de calificaciones profesional, entre otros en el caso de los operarios y técnicos y tiende a privilegiar la de competencia personal.

El progreso técnico modifica de manera ineluctable las calificaciones que requieren los nuevos procesos de producción, el incremento de los niveles de calificación exigidos tiene varios orígenes, los empleados dejan de ser intercambiados y las tareas se personalizan. Si a estas nuevas exigencias añadimos la de un empeño personal del trabajador, considerado como agente de cambio, resulta claro que ciertas calidades innatas o adquiridas se combinan con los conocimientos teóricos y prácticos para componer las competencias socialistas.

La repercucion de la desmaterializacion de las economias avanzadas en el aprendizaje se pone de manifiesto inmediatamente al observar la evolucion cuantitativa y cualitativa de los servicios, muchos servicios se definen principalmente en funcion de la relacion interpersonal que generan. En ese tipo de servicios la calidad de la relacion entre

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