La Vida Simplenente
Enviado por Christianmac • 6 de Julio de 2011 • 1.356 Palabras (6 Páginas) • 595 Visitas
-¡Perdón por el ruido! -Al llegar a la planta baja, Cheren aún se estaba disculpando con mi madre.
-Estooo... la limpieza... -Comienza a decir dubitativa Bel.
-¿La limpieza? ¡No pasa nada! Ya la haré yo después. -Unas cuantas palabras hacen que mi interior explote silenciosamente de felicidad. ¿Mamá no me va a matar? ¡Bien!
-¿¡De verdad, mamá! -Suelto sin poder contener más mi emoción.- ¡Te quiero!
Chere y Bel se ríen, pero creo que aún se sienten un poco culpables por el follón de mi cuarto. Mi madre le quita importancia moviendo una mano
-¿No deberíais ir a ver a la profesora Encina? -Pregunta mamá. ¿Me quiere ya fuera de casa? Con lo que la echaré de menos...
-¡Sí! Bueno, pues nos vamos. -Cheren se queda más tranquilo al ver que mi madre no finge su felicidad, que realmente no le importa limpiar mi habitación.- Vamos a darle las gracias a la profesora Encina.
-Es verdad, tendríamos que darle las gracias por los Pokémon y eso. -Razono en voz alta.
-Te esperaremos enfrente del Laboratorio Pokémon. -Me dice Cheren. Le respondo alzando el dedo pulgar.
-¡Ah! Pues yo voy a volver un momento a casa, ¿vale? -Bel baja la mirada durante un momento. Parece triste. Después se dirige hacia mi madre.- Muchas gracias por todo.
Mientras veo cómo mis mejores amigos salen de mi casa, pienso en la expresión triste de Bel. ¿Qué significaba esa cara de tristeza? ¿Le debería preguntar sobre ello? No sé... Suelto un suspiro y no me doy cuenta de que mi madre se ha acercado a mi hasta que me habla.
-White... -Pone una mano en mi hombro. ¿Castigo por el jaleo de mi habitación? No, su expresión es muy dulce. Realmente le echaré de menos en mi viaje...- Los combates Pokémon son increíblemente animados, ¿verdad? ¡Los gritos de los Pokémon se oían desde la planta baja y todo!
Vaya, así que sí se había dado cuenta... Justo cuando abro la boca para pedir perdón por todo el asunto de los combates Pokémon en mi habitación, veo que tiene la mirada perdida en la nada, con expresión soñadora.
-¡Todavía me acuerdo de mi primer combate Pokémon! -Suspira nostálgica ante el asalto del recuerdo.
-Mamá, ¿fuiste entrenadora? -La verdad es que no lo sabía. Tampoco me cuenta muchas cosas de su pasado. Nunca me habló de papá.
-Pues claro, como casi todo el mundo. -Sonríe tierna y cambia repentinamente de tema.- ¡Ah, sí! ¡Hay que dejar que los Pokémon descansen después de los combates!
Mamá cura a mi Snivy. Solo estaba un poco herido después del combate contra Tepig, así que con una Poción le bastó.
-¡Tu Pokémon se ha recuperado! -Dice mientras rebusca en su bolsillo del delantal.- Si vas a salir, que no se te olvide el Videomisor.
-Ah, es verdad... ¡Gracias por todo, mamá! -Aunque realmente odio ese aparatito y lo inoportuno que es.
-Tú también vas a darle las gracias a la profesora Encina, ¿verdad?
-Of course, mami. -Sonrío alegre. Falta muy poco para empezar mi aventura.
-Ve con cuidado. -Mamá baja un poco la mirada, parece que va a llorar.
Entonces, antes de empezar yo también a llorar y arrepentirme de salir de aventuras, salgo de casa.
Cuando salgo, el sol otoñal de la mañana me ciega un poco. Respiro hondo el fresco aire de Pueblo Arcilla y cuando miro al frente veo a Bel dirigiéndose con pesar hacia su casa. Creo que si le quiero preguntar qué le pasa debería preguntarle en privado, sin Cheren.
La casa de Bel está muy cerca de la mía, incluso la de Cheren está cerca de la mía. Bueno, los tres estamos muy cerca porque al vivir en un pueblo tan pequeño como el pueblo Arcilla, es normal.
Al entrar en casa de Bel, me asusto al escuchar a su padre gritando con fuerza. Le grita a Bel. Mal momento para entrar...
-¡No, no y nooo! -Decir que el padre de Bel parece enfadado es decir poco. Está colérico.
-¡Si me ha dado un Pokémon hasta a mí! -Delante de su padre, Bel intentaba gritar también, pero su voz era demasiado chillona como para intentar subir más el tono.- ¡Ya soy una Entrenadora y puedo salir de aventura!
Enfadada, Bel se dirige
...