La escafandra y la mariposa Jean-Dominique Bauby
Enviado por aleida1986 • 15 de Noviembre de 2015 • Reseña • 983 Palabras (4 Páginas) • 690 Visitas
“La escafandra y la mariposa”
Este libro narra la historia de Jean-Dominique Bauby, quien había estado en coma, después de sufrir un accidente cardiovascular el 8 de diciembre de 1995, el cual dejó fuera de circulación su tronco cerebral, paralizándolo de pies a cabeza, encerrándolo en su interior, con su mente intacta, tenía 44 años. A ese encierro él lo llamo: su escafandra, los médicos lo llaman: Síndrome del encierro.
Era atendido por varios médicos, el neurólogo, lo valoró cuando despertó, le hacía preguntas, y no obtenía respuesta, pero se dio cuenta que Jean-Dominique entendía, su medio de comunicación eran sus ojos. Le explico lo que había pasado, mencionando lo raro de su enfermedad, siendo claro y honesto en cuanto al pronóstico que tenía. Este médico tuvo en cuenta su condición, le explico de forma que él pudiera entender, siempre viéndolo de frente.
Debido al daño neurológico, su ojo derecho presentó problemas, se consultó con un oftalmólogo, el cual decide suturarlo para evitar el daño en su córnea. Este médico no tuvo mucha interacción con el paciente, simplemente se concretó a realizar su intervención y nada más.
Jean-Dominique respiraba por medio de una traqueotomía, se alimentaba por medio de una sonda gástrica, pero poder tragar convenientemente el exceso de saliva que invadía su boca, era lo que más anhelaba.
Tenía una fisioterapeuta encargada de fortalecer un poco sus músculos, mediante sesiones de verticalización, menciona que el mayor logro que pudo conseguir fue en su cabeza, ya que podía girarla 90 grados, ampliando un poco su campo visual, a fuerza de esos mismos ejercicios logro introducir en su boca un popote, lo que requirió de mucha paciencia.
La forma en la que se comunicaba era por medio de un alfabeto:
E S A R I N T U L O M D P C F B V H G J Q Z Y X K W
El sistema era sencillo, su interlocutor le decía letra por letra hasta que con un guiño de su ojo izquierdo la detenía en la letra que debía anotar, repitiendo la maniobra con las siguientes letras hasta obtener la palabra que se deseaba y completar una frase. La persona que le enseño este sistema fue su ortofonista, Sandrine, a quien él la llamó su “ángel de la guardia”, ya que sin este código de comunicación estaría aislado completamente, ella con mucha paciencia le mostró un camino sencillo que haría que él pudiera expresarse. Sin embargo fueron pocas las personas que adoptaron ese sistema en el hospital, algunos simplemente lo ignoraban. Sandrine era muy atenta con él, decía que su caso era el más importante dentro del hospital, y a pesar de verlo poco tiempo, empezó a sentir un gran cariño por él.
En el transcurso de la historia, Jean-Dominique recuerda lo que hizo una semana antes de su accidente. En primer lugar recordó a su padre de 93 años, el cual ya no podía moverse con regularidad de su
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