La película un “método peligroso” refleja una historia de la psicología desarrollada en las zonas de Zúrich y Viena
catjrResumen15 de Octubre de 2015
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Universidad Nacional Evangélica
(UNEV)
Nombres: Fior Dalisa
Apellidos: Batista Reyes
Matricula: 2014-3100842
Materia: Introducción a la Psicología
Tema: Método Peligroso
Profesora: Johanny Matos
Fecha: 02/10/2015
Introducción
La película un “método peligroso” refleja una historia de la psicología desarrollada en las zonas de Zúrich y Viena donde Jung y Freud son los médicos de la época protagonistas de la película.
La película, muestra al reconocido psicólogo Carl Jung, el cual en la época está en los inicios de su carrera y vida matrimonial y está en busca de la oportunidad de poner en práctica el método utilizado por Freud de la curación a través de la palabra, obteniendo su oportunidad con la paciente con síntomas histéricos Sabina Spielrein de origen ruso.
Seguidamente, una vez iniciado el proceso de intervención con Sabina, Jung inicia relación con Freud, y en un intercambio de cartas sobre la enfermedad de Sabina, sin embargo esta relación no va a ser amistosa en su totalidad, ya que debido a diferencias epistemológicas toman rumbos diferentes
Método Peligroso.
En esta película narra sobre la historia de una joven a una clínica en la que el médico Carl Jung fue quien al llegar atendió a la joven Sabina, este Psiquiatra Car Jung de 29 años estaba empezando su carrera profesional y vivía Zúrich, Suiza con su esposa que estaba embarazad.
Al tener su primera consulta el doctor la sentó de espalada y comenzó a evaluarla haciéndole preguntas, sobre lo que ella sentía y como se sentía, y ella respondía que sentía sensaciones muy extraña siendo virgen.
Ella tenía un doctor que la evaluaba siempre en medio de esa evaluación ella siempre se ponía estérica porque siempre se recordaba de su pasado y de cosa que siempre soñaba en las noches y su doctor siempre le decía que las cosas no ocurren porque si, sino porque tienen un significado.
Jung se percata de los primeros indicios sintomatológicos que sufre Sabina como el miedo, ira, etc), y, así, entre asociaciones, huellas de memoria, emociones y el inicio del camino terapéutico, Carl Jung comienza su labor experimental del Método Peligroso (El Psicoanálisis) con Sabina Spielrein como paciente.
La terapia comienza con las indicaciones preliminares de tipo psicoanalítico como escuchar a espaldas de la paciente
En las primeras observaciones que Jung hace con respecto de Sabina queda claro que el estímulo detonante de su conducta insana son las humillaciones; luego, por asociación de imágenes, recuerda a la figura paterna y los castigos que solía recibir debido a la molestia del padre. Así comienza a desenredarse la maraña emocional que afligía a Sabina.
Luego, en casa de Jung mejor dicho, en casa de la mujer de Jung se hace la plática acerca de esta nueva paciente rusa Spielrein, que era hija de un importador, tenía buena educación, hablaba perfecto alemán y pretendía ser médico. Emma, mujer de Jung, lo anima a tomar el caso, usar el método la cura del habla y seguir adelante nadie sabe para quién trabaja.
En una segunda entrevista, esta vez caminando por los bellos jardines del psiquiátrico, Jung se entera que Sabina sufre alucinaciones auditivas, presenta negaciones, Sin querer queriendo golpeando la frazada de Sabina, Jung comienza a notar las reacciones neuróticas de Sabina ante la agresión. La paciente muestra ansiedad ante la presentación del estímulo que provoca en ella excitación los golpes.
Jung ofrece a Sabina Spielrein la oportunidad de convertirse en su asistente. Esto como parte del proceso terapéutico y como parte del interés personal que Jung se estaba formando con respecto de la lindísima mujer. Así sucede, y la primer práctica que tienen es sometiendo a Emma (esposa de Jung) a una prueba de asociaciones libres. Ya en dicho ejercicio se esboza el uso de un método clínico y la aplicación de tecnología psiquiátrica. Aquí, Sabina, hace uso de su talento innato descubriendo parte de la situación emocional por la que atravesaba Emma. La supone infeliz, insegura de su marido y preocupada por su embarazo. Se nota, por las tomas cinematográficas, que en Jung comienzan a despertarse los deseos sexuales por su hermosísima paciente (¿y cómo no?, si esa mujer es una lindura).
En una tercera entrevista, de nuevo dentro de un consultorio, Jung cuestiona a Sabina acerca de su mal dormir. Ella responde relatando episodios alucinatorios. Así, entre alucinaciones, asociaciones, represiones, so matizaciones y neurosis, Jung termina por descubrir el masoquismo de Sabina. Masoquismo asociado al sentimiento de culpa que le causa la experimentación del placer.
Dos años después (1906), por fin, Jung viaja a Viena (Austria) para entrevistarse con Freud. Y así, reunidos ya, Jung comienza a charlar sobre “psiqueanálisis” con Freud. Comienza sugiriéndole trocar el término “Líbido” por alguno otro más “suave” que logre evitar la resistencia emocional que el término freudiano provoca. Freud, irónico, lo cuestiona acerca del valor de los eufemismos como solución al dicho problema. ¡No será así -afirma Freud-, al descubrir el significado del nuevo término se horrorizarán de nuevo! Esta plática finaliza precipitadamente por lo inapropiado del lugar en que ésta se llevaba a cabo (el comedor a la hora de la comida). No sin antes esforzarse Jung por hacer notar que cuenta en su experiencia casos clínicos en los que resultaría adecuado “suavizar” el término Líbido
En la segunda plática que estos dos maestros tienen, el tema de conversación es el caso de Sabina Spielrein. Carl Gustav Jung exhibe como un anuncio andante de la eficacia del “psiqueanálisis” a Sabina. ¡Psiqueanálisis no! –corrige Freud- Psicoanálisis es (¿ahora?) lo correcto. Los motivos que argumenta Freud para modificar el nombre del método es que Psicoanálisis es más lógico y suena mejor (lo que es igual a que lo cambió nada más porque le dio la gana). Asombrado por tal corrección, Jung continúa exponiendo el caso de Sabina. Repasa detalles de recuerdos traídos al nivel consciente de vivencias en la fase anal de la vida de Sabina. Explica lo observado en ella como lo hacen dos colegas cuando se piden sus opiniones. Sin embargo, la reacción de Freud es petulante y de “sabelotodo”, y corta de tajo la descripción diagnóstica de Jung, para asegurar que esa muchacha presenta fijación en la etapa anal del desarrollo erótico, lo que con seguridad generó en ella conductas maniáticas, ordenadas, testarudas y tacañas. Jung refuta el comentario freudiano poniendo como ejemplo del error a la misma Sabina. Ella es desordenada y, sobre todo, en su fijación anal se manifiesta con mayor peso el masoquismo.
Sucede una tercer plática entre Freud y Jung, esta vez en un centro recreativo de la High Society de aquellos burgueses días austriacos de la primer década del siglo XX. En esta ocasión, Freud comenta a Jung lo grande que es la oposición que el Método Psicoanalítico tiene. Le expone la mala fama que entre los científicos ha cobrado el dicho método. Sin específicamente mencionarse este término en la película, Jung intenta mostrarle que el origen de la mala fama del método es el pansexualismo con que pretende explicarlo todo. Sin embargo, Freud, sin titubeos, cree firmemente en el pansexualismo basado en su experiencia clínica.
Freud suma un interesante comentario afirmando que el círculo psicoanalítico es judío. Y que esto ya es parte del estigma que contra el psicoanálisis existe. Aquí hago el comentario, también importante, de que Jung es ario y de que Freud es judío.
En una cuarta charla entre Freud y Jung (ahora en el despacho de Mr. Freud), Jung narra a Freud uno de sus más reciente sueños. Según Freud, en dicho sueño tiene un que ver la esposa, la represión sexual de Jung y un ferviente y rebelde deseo sexual que Jung mantiene oculto (hacia su exquisita y fenomenal paciente Sabina). A Jung no le hizo mucha gracia las verdades que sus sueños revelaron y que Freud le interpretó (¡Ya se empiezan a caer gordos mutuamente!).
Ya luego, alejado de Freud y acompañado de Sabina, Jung se incomoda ante el “mesianismo” del austriaco, llama serviles a los psicólogos vieneses y reniega del pansexualismo etiológico freudiano. Además, mientras reniega, escucha las opiniones de Sabina y, otra vez sin querer queriendo, se va fijando en ella y se le va antojando echarse un round con ella (¡Yo quiero una así de hermosa, inteligente, rica y pervertidota!)
La pasa el tiempo su paciente ya comenzaba a sentir deseo por su doctor, un día el estaban en una charla cuando ahí ella la beso peor él era de los doctores que respetaba eso, solo la veía cómo su paciente, mientras el doctor tenía un amigo que siempre le aconsejaba que estuviera con ella, pero él no caía en eso.
Durante la plática, Jung plantea que la represión sexual es necesaria para el éxito y buen funcionamiento de las interacciones sociales. Otto no está muy de acuerdo con ello y cuestiona a Jung con respecto de haberse acostado alguna vez con alguna de sus pacientes. Jung recuerda a la exquisita Sabina y se le comienza a hacer agua la boca.
Sabina explica que el Ego como mecanismo de defensa es incapaz de resistir la fuerza del impulso sexual. Para ella, la sexualidad implica la destrucción del Ego. Tener sexo es no sólo la búsqueda del placer como argumentaba Freud, es, a la vez, destrucción de sí mismo en tanto que el Yo se disuelve en las redes del Otro. Es decir, el impulso sexual implica una pérdida de la individualidad. Luego de tan excitante plática intelectual, se caldearon los ánimos y…. “A ponerle Jorge al niño”.
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