Analisis De Película Un método Peligroso
Enviado por Nathymr26 • 23 de Junio de 2013 • 2.040 Palabras (9 Páginas) • 3.121 Visitas
1. Explicar la Enfermedad de la paciente (Sabina) desde el punto de vista psicoanalítico y desde el punto de vista psiquiatra y médico.
Sabina se presenta al hospital traída por sus padres, ya que su hija sufría de delirios, una masturbación compulsiva, tenía trastornos de la alimentación (lo que hoy llamaríamos anorexia) y de defecación que le acercaban a una psicosis histérica. También, hacía gala de su aguzada sexualidad a través de conductas exhibicionistas que alternaba con ataques de llanto y risa incontrolables.
Más adelante su doctor, llega a la conclusión de que Sabina tenía un trastorno grave de la personalidad la cual fue diagnosticada como histeria, para Freud la causa de la histeria es la represión de fenómenos psíquicos inaceptables para el sujeto como causa de somatización (una explicación sencilla es que conflictos psicológicos internos son expresados como signos físicos) y la manifestación de dichas represiones a través de síntomas: alternaba episodios de depresión con risas, llantos y gritos.
Observamos en el personaje de Sabina una forma de autodefensa ante la represión, que Freud denominó mecanismo de defensa. Ejemplo: enloquece y su cuerpo, de una forma no razonada, realiza movimientos musculares involuntarios (tics) y se ve incapaz de responder ante preguntas que le remitieran a su pasado traumático (según cuenta, sufrió abusos y palizas por parte de su padre desde muy pequeña).
La violencia física y mental ejercida sobre ella por su padre le provocaba sensaciones de placer, generando fantasías masoquistas que derivaban en masturbaciones, alteraciones en la defecación y otros síntomas. Todo esto, inducía en Sabina un estado de profunda confusión y culpa.
2. Relación entre la ópera que le gusta a la paciente y su trastorno.
Para armar el drama se apoya otro personaje, no presente, que es Richard Wagner, del cual se habla insistentemente en la obra, sobre todo de su personaje Sigfrido y de esas Valquirias, voluptuosas y aguerridas y bellas mujeres sobrenaturales que tomaban parte activa en los conflictos humanos tanto en el placer como a la guerra y cuya misión era ordenar el mundo en nueva versión. Bien podría ser el símil que se acredita a los analistas como liberadores de pacientes agobiados.
No es gratuito que Sabina, sea idólatra del símbolo Sigfrido. Como sabemos, personaje de la mitología nórdica indeciso, carente de códigos, socialmente limitado y privado de ética. Sin duda un enfermo, que según Sabina, a ella (texto de la película): le interesa: “en el Mito de Sigfrido lo puro, lo heroico, que solo se origina en un pecado… tan oscuro como el incesto”. Texto que el director coloca en su boca para que no olvidemos que en el fondo todo lo humano, deseable o indeseable, tiene que ver con el sexo.
Podemos determinar que Sabina se siente identificada con la obra pues en la misma se ve reflejada su experiencia personal, en donde se siente una persona tímida e impotente ante las humillaciones de su padre además de la culpa, misma que se ve proyectada en su trastorno y sobre todo al reconocer que se sentía seducida por los azotes recibidos por su padre.
Además Jung finalmente en inesperada conducta, termina maniatando a su paciente Sabrina para producirle la violencia sexual masoquista que ella reclama, como vía para buscar caminos que la identifiquen más con Sigfrido (tomando en cuenta la descripción anterior de este personaje).
3. Uso del método empleado por el Dr. para curar a la paciente.
El Dr. Jung inicia con Sabina, su trabajo terapéutico, utilizando el método de curación por la palabra. Convencido de que un acercamiento familiar con la paciente, sería postura más humanista y efectiva. Innovación de cuanto en ese campo psiquiátrico se practicaba hasta la fecha (cuyas metódica era el uso de recursos mecánicos, físicos o químicos) con los cuales se trataba de torcer el rumbo de las enfermedades mentales.
En sus conversaciones con Jung, Sabina revela haber tenido una infancia plagada de humillaciones y palizas que le infligía un padre autoritario. El psicoanálisis no tarda en sacar a la luz un inquietante elemento sexual en su disfunción, apoyando la teoría de Freud que relaciona la sexualidad con los desórdenes emocionales.
La terapia psicoanalítica se reduce a promover la palabra del paciente “para que diga lo que le pasa”. La regla de asociación libre está ausente, y el diván es reemplazado por un modo curioso de entrevista en el que el analista se sienta detrás de la paciente “para que no se distraiga”. En vez de entrevistas preliminares, se pasa directamente a una primera sesión que, dada la problemática que presenta Sabina, se vuelve perturbadora por el modo en que Jung ha dispuesto espacialmente los lugares. Al pasar Jung al lado de Sabina para sentarse detrás, ella entra en convulsiones y amaga a protegerse, como si temiera que la golpeen. A partir de allí, el personaje habla y actúa como si al mismo tiempo la estuvieran abusando sexualmente y no pudiera contener un orgasmo.
4. Papel ético de los profesionales que intervienen en la rehabilitación de la paciente.
El problema del manejo de la transferencia instala centralmente el punto de cruce entre clínica y ética, y abre la pregunta por el deseo del analista y las metas de la cura. En Un método peligroso, la relación de dependencia transferencial y los riesgos que conlleva su mal manejo por parte de Jung.
Jung trabaja terapéuticamente con Sabina, aplicando por primera vez lo que se conocía del método psicoanalítico de Freud.
En la historia nos encontramos con una fuerte transferencia, por parte de su paciente Sabina, hacia él. Se puede suponer que ella deposita en su analista el modo que subjetivamente se relacionaba con su padre.
“El paciente interpreta entonces erróneamente el presente en términos del pasado… en vez de recordar el pasado tiende a vivirlo nuevamente… buscando una satisfacción que en la infancia le fuera negada” (Rodríguez, 2010, págs... 15 y 16) Jung, en una reacción contratransferencial parece verse arrastrado por sus propias emociones, generadas por lo que la paciente espera de él, que reproduzca, en cierto sentido, el papel
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