La relación más ansiada y la que más miedos nos confronta.

La Pareja ¿Es posible?

La relación más ansiada y la que más miedos nos confronta.

Este artículo parte de la necesidad sentida de contestar a la pregunta: ¿es posible una buena pareja? Y sobre este tema comento algunos puntos que se me hacen importantes para considerar la posibilidad de una relación de pareja, no ejemplar, pero si posible dentro de todos “los peros” que todas las relaciones tienen.

En la vida de una persona, desde pequeños nos van preparando para llegar a ser grandes, encontrar pareja y tener familia. Es como la aspiración máxima a la que un niño(a) puede llegar  a ser una “buena esposa”, un “buen esposo”. Dentro de esa aspiración se nos inculca y nos pasan todos los miedos conscientes e inconscientes de nuestros padres. Además, de que tomamos los temas incompletos o pendientes que nuestros ancestros tuvieron.  

Realmente el niño(a), desde muy pequeño, empieza ya con una carga muy pesada y compleja en donde no es nada fácil llegar a tener una buena relación de pareja.

También es común que a los que sí tienen una buena relación, se les diga que tuvieron “mucha suerte” ya que el número creciente de divorcios y separaciones hace de la relación de pareja, casi una constante normal el ser separado o divorciado. También se ve como una constante la cantidad de relaciones inadecuadas que viven juntas y que lo mejor sería que se separaran por “el bien de los hijos”. ¡Es como la norma que la pareja tenga dificultades!!! Y esto es cierto en cualquier relación normal, pero con todo lo que cargamos de la familia lo sentimos como una meta difícil de alcanzar.

Es importante resaltar que hay personas que no tienen dificultad de encontrar pareja y que las dificultades que tienen en la pareja las vivan como algo normal que hay que resolver y trabajar.

Expectativas familiares, un peso:

La pareja es una relación con peso por las expectativas familiares que hay para todos los que crecen en el seno de una familia “normal”.  

Durante la infancia uno va recibiendo todos los códigos y creencias de cómo ser una “buena” hija, mujercita, esposa y madre. De la misma manera que el varón crece con los mensajes de cómo debe ser un “buen hijo”, varoncito, esposo y padre.

Se nos educa de la mejor manera posible con las creencias; buenas y malas, de una familia que nos ama a su manera y forma y desea lo mejor para nosotros. Dentro de este paquete de información que se va cincelando en el alma del hijo(a) van los códigos inconscientes y secretos de lo que la familia debe lograr,  a lo que debemos llegar, a cómo debemos ser, qué sueño alcanzar y todo eso y más a través de nosotros, los hijos y los hermanos.

¿Cómo fue mi educación para ser una buena pareja?

Pero seamos un poco más personales: ¿Cómo se te educó? ¿Qué te dijeron tus padres y familiares de cómo debías comportarte? ¿has sido un hijo bueno una buena hija?, ¿has sido un buen varoncito, mujercita?, ¿has sido un buen esposo, esposa?, ¿has sido un buen padre, madre? A todas estas preguntas puedes contestar ¿que sí? o ¿qué no?, o ¿qué a medias?: ¿Qué es realmente lo que la mayoría de nosotros contestaríamos?  “A medias”: esto sí, eso no; esto tampoco, aquello sí; etc. Y en ese “a medias” también va el a medias me he independizado. A medias me he realizado a medias he seguido realmente mi sueño y a medias he seguido el sueño de no se de quién: ¿de mi padre?, ¿madre?, ¿abuelo, abuela?; ¿de los otros abuelos?; ¿de los bisabuelos???????

¡¿De quién carambas sigo el cómo debo ser en mis relaciones?!!!!

La respuesta es que de todos has tomado un poco, porque es imposible que no lo hagas. NO ES POSIBLE no tomarlo. Simplemente no es posible.

Independencia, llegar a ser adultos vs el eterno hijo:

La independencia es un requisito para poder tener una mejor relación de pareja.

Llegar a ser adultos es darnos cuenta, entre otras cosas:

1. de que parte de mi camino que he seguido ha sido seguir el camino, que amorosamente mis padres nos trazaron. Y que amorosamente yo accedí.
2. otra  parte ha sido mi propio camino, aunque no lo hayamos tenido muy claro.

Si, también somos leales a nosotros mismos, de hecho este es uno de nuestros más grandes dilemas: la lealtad a la familia vs. La lealtad a mí mismo.

En ese juego de lealtades se van resolviendo muchos pendientes de esta generación y de generaciones atrás.

Si tengo hermanos, esto se reparte y se hace más suave.  De entre los hermanos se ha visto que el mayor es el que se lleva la mayor parte del pastel pendiente en las familiar. Bueno, por eso tiene más jerarquía y privilegios, aunque esto lleve un costo alto al primogénito.

Regresando a la pareja, este juego de lealtades junto con la relación con hermanos, nos va entrenando para LA RELACIÓN de la vida: la pareja.  

Es como la selección nacional de futbol: por mas entrenamientos que haya, siempre hay algo inesperado que no se previó.

Expectativas de pareja:

La pareja es pues, lo más ansiado y en donde pesan más las expectativas de las familia.  Es donde se prueba uno mismo, “¿qué tan bueno(a), realmente soy, para:

1. que pueda tener una pareja?;
2. que no pueda tener una pareja y quedarme soltero(a)?;
3. que pueda tener una mejor relación de pareja que la que tuvieron mis padres?;
4. que pueda yo tener una mejor relación con los hijos de la que tuvieron mis padres con nosotros, los hijos?;
5. que hagamos mejor las cosas, como tener más éxito, más amor, más armonía, más estudios, más dinero etc. etc.?
6. que pueda ser feliz con una pareja siendo mujer, esposa y profesionista exitosa?;
7. etc.

La lista es interminable, como interminables pueden ser las expectativas ¡!!Que creemos!!!! Que los padres tienen de nosotros.

Muchas veces en mi consulta he escuchado el reclamo de los hijos sobre algo que no hizo y la respuesta de los padres: “yo no te pedía eso… lo que yo te pedía era…” (Cualquier otra cosa).

Con esto que digo no es que los padres NO tengan sus expectativas, claro que las tienen, sino que parte de esas expectativas las aumentamos con lupa y se vuelven unas exigencias realmente inalcanzables.

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