Libro Son Simpáticas Las Bromas
Enviado por Karen_0 • 17 de Agosto de 2014 • 2.563 Palabras (11 Páginas) • 2.004 Visitas
¿SON SIMPÁTICAS LAS BROMAS?
(Autora: Neva Milicic)
1 Castigado el sábado
Hoy es sábado y tengo que ir a la escuela con cuatro compañeros más.
No me gusta levantarme temprano el sábado; además, tener que ir a la escuela y tener que escribir una composición con el título de: ¿Son simpáticas las bromas?, pero sé qué debo hacerlo... Tú te preguntarás ¿por qué nos castigaron?Ahora te lo cuento.
El jueves no vino la profesora de Artes Plásticas, y aunque nos dejaron hacienda un dibujo, Soledad, Javiera, Rafael y yo quisimos divertimos un rata y pensamos que podríamos hacerle una broma a los de primero.
Todos los niños estaban en clase de Educación Física y no había nadie en la sala, solo encontramos sus zapatos en su puesto, porque estaban con zapatillas de gimnasia.
Entonces Rafael me preguntó:
-¿Qué te parece que les amarremos los zapatos cambiados?
2 No fue tan simpático
A mí me pareció divertido y no pensé más, entonces los cuatro nos pusimos manos a la obra.
Empezamos a mezclar los zapatos bien apurados, muertos de la risa, cada cual le hacía más nudos y los ponía lo más lejos posible de donde los había encontrado.
Y bueno, ¿qué crees que paso?
Cuando los treinta niños llegaron a la sala, ¡se armó!
Nadie entendía que había pasado; varios niños se pusieron a llorar cuando no encontraron sus zapatos.
3 Un desastre nada divertido
La profesora no hallaba que hacer para calmar a los niños, y mientras buscaba los zapatos trataba de averiguar de quien eran, y además no podía desatar los nudos que les habíamos hecho, por lo que tuvo que cortar los cordones con las tijeras.
Para colma llegó el bus escolar y todos los niños no estaban listos, así es que tuvieron que contratar a un taxi para que los niños que ya tenían sus zapatos no se atrasaran.
Las mamás que esperaban a sus hijos en la puerta de la escuela estaban furiosas y empezaron a alegar, diciendo: ¿qué clase de niños educan en este colegio?
La profesora perdió su hora al dentista. Total, un desastre completo, ya nada era chistoso.
4 Conversar sobre las bromas
Ese día nos fuimos a la casa bien rápido, asustados de que nos pillaran.
Por supuesto al día siguiente nos reunieron en el patio y nos hablaron acerca de lo ocurrido.
La directora dijo:-Ahora cada curso irá a su sala para hablar sobre las bromas, y a los responsables de la situación les pido que se acerquen a la profesora y se disculpen con ella y los niños chicos.
Así que nos fuimos a la sala.
5 Reconocimos que éramos responsables
Nosotros reconocimos, con harto miedo y vergüenza, haber sido los responsables. Y bueno, tuvimos que aceptar el castigo que nos dieron, que consistía en:
1. Ir el sábado en la mañana a la escuela.
2. Hacer una composición sobre la broma que habíamos hecho.
3. Pedirles perdón a los niños de primero y luego debíamos organizarles una fiesta, para reparar de algún
modo lo que habíamos hecho. Además, por supuesto, llamaron a los papás de todos nosotros a una reunión con la profesora.
6 Una tarea diferente
Pero como desde hacía algún tiempo las bromas se habían transformado en una especie de epidemia, en la
escuela decidieron que teníamos que pensar sobre esto y, para eso, cada uno del curso tenía que contar una broma que hubiera hecho. Y si no tenía ninguna, entonces debía contar una que hubiera visto. Esto quedó como tarea para el próximo consejo de curso.
Yo pregunte: - ¿Puedo contar la que hice recién?
Creí que podía ser de interés para todos conocer "la bromita de los zapatos" por uno de los participantes. Pero la profesora, que estaba bien enojada conmigo, me dijo: - Usted, igual que sus compañeros, tiene que contar una, pero le pediría que busque otra.
7 Un partido inexistente
El lunes siguiente todos llegaron con la tarea, pero aquí te contaré solo algunas de las bromas que se dijeron.
Esto fue lo que contó Tomás:
''Una vez mi amigo Joaquín nos preguntó si queríamos participar en un campeonato de voleibol que había organizado en el barrio. Le dijimos que sí y nos pusimos a entrenar duro para ganar.
"Estuvimos toda una semana sin jugar a ninguna otra cosa, entrenando voleibol como malos de la cabeza. Incluso yo me saque una pésima nota en Ciencias Sociales porque, por asistir a los entrenamientos, no estudie para la prueba.
"Cuando llegó el sábado todos aparecimos con el equipo puesto a la hora acordada. El (mica que no apareció fue Joaquín.
"Fuimos a su casa y su papá, con cara de sorpresa, nos dijo que Joaquín había ido a su colegio a un partido de
voleibol muy importante.
"Nosotros nos sentimos desilusionados por no tener el partido y muy enojados por el engaño de Joaquín.
"Joaquín nos usó para divertirse.
"Yo me acordaba de mi mala nota y más rabia me daba conmigo por haberlo creído todo.
"La verdad es que aunque lo pasamos muy bien en los entrenamientos, decidimos no ser más amigos de Joaquín, ¡por mentiroso! Estuvimos como dos meses peleados con él.
"Después lo perdonamos. Sin embargo, yo todavía no le tengo mucha confianza. Cada vez que me cuenta algo
pienso para mis adentros: ¿será verdad?
"Mis compañeros encontraron que Joaquín era un egoísta, un desconsiderado y que nos había usado para
divertirse".
8 Vemos más los defectos de los otros que los propios
A propósito de esta broma, la profesora nos dijo: -~Se fijan que ustedes son mucho más duros para juzgar a los otros que para juzgarse a ustedes mismos?
-Si -dijo Soledad, que sabe mucho, es como dice el Evangelio: "Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la
viga en el propio".
-Sin duda Joaquín solo quiso hacerles una broma –agregó la profesora- pero ustedes la vieron como un engaño. Y claro, lo peor de las mentiras es que uno pierde la confianza en el que mintió y luego cuesta mucho recuperarla.
-Yo hice una broma peor hace como dos años –contó Sofía.
Ustedes saben que mi hermano Robertito tiene el pelo crespo. Todo el mundo le decía "que lindo tu pelo" y a mí nunca me decían nada. A veces eso me daba rabia, y otras veces me daba pena.
"Un día le conté a un compañero de Robertito que mi hermano no era crespo, sino que tenía el pelo liso. Y que mí mamá le hacía cachirulos todas las noches porque
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