Los hijos de la Malinche / EL LABERINTO DE LA SOLEDAD
Enviado por mauricio.m.c • 7 de Diciembre de 2015 • Ensayo • 365 Palabras (2 Páginas) • 472 Visitas
Los hijos de la Malinche / EL LABERINTO DE LA SOLEDAD (Octavio Paz)
El laberinto de la soledad (1950) de Octavio Paz es uno de los libros que más me ha gustado leer en esta etapa de universitario, considero que varios aspectos que el autor trata siguen vigentes en la sociedad mexicana en pleno siglo XXI.
Sobre el capítulo IV, “Los hijos de la Malinche” a mi parecer es uno de los pasajes más relevantes del libro. Desnuda al mexicano desde la raíz, al mexicano del campo, al misterio de la mujer, la negación a nuestro pasado indígena y no superar el haber sido “chingados” por los españoles durante la conquista.
Octavio Paz describe al mexicano como un ser único: cerrado e inseguro. Necesita de fiestas o de alcohol para poder abrirse al exterior y mostrar quien realmente es –o desearía ser-, esa faceta en la que es quien es únicamente en su soledad.
Es interesante el análisis que hace Paz sobre la palabra “chingar”. Dicha palabra todo mexicano alguna vez la ha –hemos- usado sin conocer su origen. El mexicano busca chingar porque de algún modo no supera el haber sido chingado (conquistado), entonces de ahí que se busque siempre pasar sobre el otro, mostrarse más chingón y no ser la víctima, el chingado.
En nuestro México, mestizo en su gran mayoría, hay una especie de animadversión hacia el indígena y yo lo interpreto como una forma de renegar nuestras raíces precolombinas, quizá el no perdonar a la Malinche (mujer indígena) por su amorío con Cortés. Sin embargo tampoco nos asumimos españoles pues en cada fiesta mexicana aprovechamos la ocasión para recordarnos lo muy “patriotas” –más bien patrioteros- y mexicanos que somos.
Entonces el mexicano no se define ni como indio ni como español, “se vuelve hijo de la nada. Él (el mexicano) empieza en sí mismo.”
Considero que esa confusión de identidad es el meollo de muchos de los problemas sociales y políticos que padece hoy el país. El gusto por ser víctima y tener un cacique o un colonizador sobre nosotros y autocompadecerse, y así un ciclo que parece transcurrir generación tras generación sin que realmente pase nada.
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