México ha sido a lo largo de su historia un país pluricultural y multiétnico

"México ha sido a lo largo de su historia un país pluricultural y multiétnico. Si bien la identidad nacional se ha venido construyendo con base en el mestizaje biológico y el sincretismo cultural, la heterogeneidad del territorio, las distintas formas de ocupación y apropiación del suelo, las diferencias regionales y rural-urbanas, las diversas corrientes migratorias, la influencia variada de los espacios fronterizos del norte y del sur, todo ello ha contribuido y sigue contribuyendo a formar procesos de diferenciación e hibridación al mismo tiempo. Después de la Independencia y durante un siglo y medio, aproximadamente, el Estado nacional quiso imponer un modelo cultural unificador y homogeneizador que subestimaba e incluso negaba ese pluralismo."

"Actualmente, en el marco de una concepción más justa y tolerante de los derechos humanos y de la democracia política y social, la diversidad cultural no es considerada ya (salvo excepciones) como un lastre o un obstáculo a la integración nacional; por el contrario, se le considera una riqueza social, un recurso para consolidar y fortalecer a la nación en su conjunto en el umbral del nuevo milenio. Ello significa que en los años venideros tendrán que adaptarse las instituciones educativas y culturales, jurídicas y políticas, así como las mentalidades de la población en su conjunto, a una nueva visión de México, de un México con muchas caras y múltiples identidades cuya fuerza reside no solamente en sus variadas raíces, sino también en sus diversas ramas que emanan del tronco común.""México ha sido a lo largo de su historia un país pluricultural y multiétnico. Si bien la identidad nacional se ha venido construyendo con base en el mestizaje biológico y el sincretismo cultural, la heterogeneidad del territorio, las distintas formas de ocupación y apropiación del suelo, las diferencias regionales y rural-urbanas, las diversas corrientes migratorias, la influencia variada de los espacios fronterizos del norte y del sur, todo ello ha contribuido y sigue contribuyendo a formar procesos de diferenciación e hibridación al mismo tiempo. Después de la Independencia y durante un siglo y medio, aproximadamente, el Estado nacional quiso imponer un modelo cultural unificador y homogeneizador que subestimaba e incluso negaba ese pluralismo."

"Actualmente, en el marco de una concepción más justa y tolerante de los derechos humanos y de la democracia política y social, la diversidad cultural no es considerada ya (salvo excepciones) como un lastre o un obstáculo a la integración nacional; por el contrario, se le considera una riqueza social, un recurso para consolidar y fortalecer a la nación en su conjunto en el umbral del nuevo milenio. Ello significa que en los años venideros tendrán que adaptarse las instituciones educativas y culturales, jurídicas y políticas, así como las

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