Nan Goldin - La balada de la dependecia sexual

LA BALADA DE LA DEPENDENCIA SEXUAL

NAN GOLDIN

Aperture Foundation

1986

“La balada de la dependencia sexual” es el diario que le permito leer a la gente. Mis diarios escritos son privados; ellos forman un documento cerrado sobre mi mundo y me conceden la distancia para analizarlos. Mi diario visual es público; se despega de sus bases subjetivas con el impulso de otras personas. Estas imágenes pueden ser una invitación a mi mundo, pero fueron tomadas para poder ver a las personas en ellas. A veces no sé que siento por alguien hasta que le tomo su fotografía. No elijo personas para fotografiarlas; fotografío directamente desde mi vida. Estas imágenes salen de relaciones, no de la observación.

Las personas de las imágenes dicen que mi cámara es una parte de estar conmigo tanto como cualquier aspecto del conocerme. Es como si mi mano fuera una cámara. Si fuera posible, yo no querría mecanismos entre mí y el momento de fotografiar. La cámara es tanto una parte de mi vida cotidiana como hablar, comer o tener sexo. Para mí el instante de fotografiar, en lugar de crear distancia es un momento de claridad y conexión emocional. Hay una idea popular de que el fotógrafo es por naturaleza un voyeur, un observador, el último invitado a la fiesta. Pero yo no me estrello; esta es mi fiesta. Esta es mi familia, mi historia.

Mi deseo es preservar el sentido de la vida de las personas, para dotarlo con la fuerza y la belleza que veo en ellos. Quiero a las personas en mis imágenes para mirar con asombro detrás.

Quiero mostrar exactamente como luce mi mundo, sin glamour ni gloria. Este no es un mundo triste pero sí uno en el que hay un conocimiento del dolor, una cualidad de la introspección.

Todos contamos historias que son versiones de la historia – memorizadas, encapsuladas, respetables y seguras. La memoria real, que estas imágenes disparan, es una invocación del color, el olor, el sonido y la presencia física, la densidad y el sabor de la vida. La memoria permite un flujo sin fin de conexiones. Las historias pueden ser reescritas, la memoria no. Si cada foto es una historia, la acumulación de estas imágenes llegan cerca de la experiencia de la memoria, una historia sin final.

Deseo poder experimentar a pleno sin restricciones. Personas que están obsesionadas recordando sus experiencias usualmente se imponen estrictas autodisciplinas. Yo quiero estar fuera de control y controlada al mismo tiempo. El diario es la forma de control sobre mi vida. Me permite grabar obsesivamente cada detalle. Me hace capaz de recordar.

Esta es la historia de una familia recreada; sin los roles tradicionales. Mi libro favorito, cuando era chica, fue “A high wind in Jamaica”, en el cual un grupo de niños es separado de sus padres y llevado lejos por piratas. Los padres están constantemente preocupados por los niños, preguntándose cuanto los niños los estarán extrañando. Los niños, en cambio, apenas piensan en los padres. Se adaptan inmediatamente a su nueva realidad y se suben en la aventura de sus propias experiencias.

En mi familia de amigos hay un deseo de intimidad de familia de sangre, pero también un deseo por algo sin límites fijos. Los roles no están tan definidos. Hay relaciones de largos plazos. Las personas se dejan, vuelven, pero estas separaciones son sin el quiebre de la intimidad. Estamos vinculados no por sangre o lugar, sino por una moral similar, la necesidad de vivir a pleno y para el momento, un descreimiento en el futuro, un respeto similar por la honestidad, una necesidad de empujar los límites, y una historia en común. Vivimos la vida sin consideración pero con consideración. Tenemos entre nosotros una capacidad para escuchar y empatizar que sobrepasa la definición normal de amistad.

Las personas y los escenarios en mis imágenes son particulares, específicas, pero siento que los conceptos con los que me manejo son universales. Muchas personas tratan de desviar esto diciendo “nosotros no somos como los sujetos de estas imágenes; no son sobre nosotros”. Pero la premisa se puede aplicar a cualquiera; es sobre la naturaleza de las relaciones.

A menudo temo que hombres y mujeres son irrevocablemente extraños entre sí; irreconciliablemente inadecuados, casi como si fueran de diferentes planetas. Pero hay una intensa necesidad de estar en pareja a pesar de todo ello. Incluso si las relaciones son destructivas, las personas se aferran entre ellas. Es una reacción bioquímica, estimula esa parte de tu cerebro que sólo es satisfecha por el amor, la heroína o el chocolate; el amor puede ser una adicción. Yo tengo un fuerte deseo de ser independiente, pero al mismo tiempo un anhelo de la intensidad que viene de la interdependencia. La tensión que esto crea parece ser un problema universal: el conflicto entre autonomía y dependencia. “La balada de la dependencia sexual” comienza y termina con esta premisa, desde la primera serie de parejas que incluyen el duque y la duquesa de Windsor – el epítome del ideal Romántico – derrumbándose en el museo de cera de Coney Island a la imagen de los esqueletos juntos en un eterno abrazo luego de ser vaporizados. Entre esto, he intentado descubrir qué hace a las relaciones de pareja tan difíciles.

He visto como la mitología del romance contradice la realidad de estar en pareja y perpetúa una definición de amor que crea expectativas peligrosas. Esta mitología no permite la ambivalencia natural de toda relación sostenida. La fricción entre las fantasías y las realidades de las relaciones pueden conducir a la violencia o a la alienación.

Si a menudo hombres y mujeres parecen inadecuados entre sí, quizás es porque tienen realidades emocionales diferentes y hablan un lenguaje emocional también diferente. Por muchos años, encontré difícil entender los sistemas sentimentales de los hombres. No creía que eran vulnerables y los definía de un modo que no reconocía sus miedos y sus sentimientos. Los hombres llevan el equipaje que poseen, un legado basado en el miedo a las mujeres, una necesidad de categorizarlas, por ejemplo, como madres, putas, vírgenes o mujeres arañas. La construcción de los roles de género es uno de los mayores problemas que los individuos traen a una relación.

Cuando niños,

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