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No Oyes Ladrar Los Perros De Juan Rulfo: Relaciones Entre Padre E Hijo


Enviado por   •  13 de Octubre de 2013  •  474 Palabras (2 Páginas)  •  6.273 Visitas

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Las relaciones filiales siempre han sido un tema recurrente en la literatura latinoamericana, principalmente las de madre-hija y padre-hijo. En el caso de No oyes ladrar los perros escrita por Juan Rulfo, el autor describe una relación padre-hijo conflictiva. La moral demacrada del hijo y los reproches del padre que el cuento nos muestra nos ponen a pensar hasta que punto llega el amor de un padre por un hijo. Los crímenes cometidos por el hijo, la muerte de la madre y la dualidad de pensamiento del padre de Ignacio nos adentran en una relación padre-hijo complicada y desbalanceada.

Durante el camino a Tonaya, el padre cambia la forma de tratar a su hijo repetidas veces. El padre lo tutea cuando se siente preocupado por el bienestar de Ignacio, visto que sus fechorías lo han dejado en mal estado, y lo trata de usted cuando el recuerdo sus crímenes lo asquea y avergüenza. El padre se muestra confundido, no sabe bien si dejar a su hijo desamparado por su falta de moral o si seguir llevándolo a cuestas en su frágil espalda de anciano. Mientras se tambalea el viejo entre cada opinión y cada paso, maldice la sangre de Ignacio y lo niega como hijo. La hostilidad que envuelven las palabras del padre en No oyes ladrar los perros nos pintan una relación padre-hijo verdaderamente tumultuosa.

Aún el padre tratando de desvalorar los esfuerzos que hacía por Ignacio diciéndole que solo le salvaba la vida para honrar la memoria de su difunta esposa y madre de Ignacio, nos damos cuenta de que esto no es cierto. Por más que el padre trate de mostrar frialdad, el amor por su hijo no lo deja soltarlo y dejar que la intemperie haga lo que tenga que hacer con él. El hecho de que las acciones del padre diferían tanto de sus acciones nos muestran que el padre estaba confundido, nos da a entender que el deseo de separación emocional que el padre buscar con sus palabras se vuelve inútil con la unión física que llevarlo en su espalda conllevaba.

La dualidad de pensamiento mostrada por el padre en No oyes ladrar los perros es un muy buen ejemplo de lo grande que es el amor paterno, independientemente de la vergüenza que este sintiera por su hijo. El padre siente que es su deber reprocharle al hijo el hecho de que es un criminal, sin embargo esto no lo detiene cuando sabe que su hijo necesita ser salvado. La invocación del recuerdo de la madre era la manera del padre de quitarse el peso del hijo de su mente, aunque su corazón no lo dejara quitarse ese peso de la espalda. Este cuento de Juan Rulfo nos permite ver que el amor de un padre es incondicional, más cuando la vida del hijo pende de un hilo.

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