Opinión De Las Casas Muertas De Miguel Otero Silva

“Las casas muertas”, libro de Miguel Otero Silva. Es la primera obra del género que me aventuro a leer. Actualmente, son los libros de ficción, autoayuda o de personalidades del mundo artístico los que desaparecen rápidamente de las estanterías de nuestras tiendas de libros.

Esta novela venezolana es muy conocida y basta con comenzar a hojearla para quedar inmersos en una historia ambientada en un pueblo del llano venezolano, específicamente en Ortiz, Estado Guárico. Resulta interesante la manera en la que el escritor logra recrear el contexto pueblerino mediante un conglomerado de párrafos muy descriptivos que traen al lector el olor fresco de las plantas, el sonido armonioso de los pájaros y un conocimiento casi real de la personalidad de cada uno de los personajes.

El relato inicia con un triste suceso: un entierro. De esta manera el escritor presenta a Carmen Rosa, protagonista de la historia, carácter que sirve de guía para conocer los lugares y personajes más relevantes del pueblo, tales como: el río, la iglesia, la bodega, el cotoperí, el sacerdote, la maestra de la escuelita, la chismosa del pueblo, entre otros.

A lo largo de la historia se ve cómo el pueblo va en detrimento con la llegada del paludismo y las casas derrumbándose. A mitad de la obra, la narración toma un corte político cuando llegan al pueblo un grupo de estudiantes presos por el gobierno de Gómez y que les enviarán a trabajos forzados en el palenque, pasando penumbras a merced del paludismo.

Sebastián, novio de Carmen Rosa, se opone a esa situación y se preocupa por hacer algo hasta que logra juntar gente para ir a liberar a los presos. En mi opinión, este joven podría reflejar un poco la personalidad del escritor, ya que en su juventud participó en las luchas políticas y sociales de Venezuela y alternó la literatura con la política y el periodismo llegando a fundar en 1943 uno de los periódicos más importantes del país: El nacional.

La historia concluye con la muerte de Sebastián en manos de la Hematuria (enfermedad) y la partida de Carmen Rosa a oriente donde había petróleo y gente fundando pueblos. Ortiz se quedó con sus casas caídas, pocos habitantes y todos de aspecto fantasmagórico producto de las penas vividas.

En lo personal, la historia es excelente. Aprendí palabras nuevas, conocí una peculiar forma de escribir, constaté que el escenario en los pueblos venezolanos es similar (lo leí en un pueblo) y muestra una realidad política (gobierno de Gómez), social (comportamiento de la gente) y económico (ante la falta de recursos y doctores para afrontar el paludismo) que forma parte de nuestra historia y como ciudadanos debemos conocer.

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