PEDAGOGÍA INSTITUCIONAL
Enviado por pelon1 • 7 de Octubre de 2013 • 1.165 Palabras (5 Páginas) • 349 Visitas
TEMA 4.- LA SOCIEDAD Y LA INSTITUCIÓN ESCOLAR.
LECTURA: PEDAGOGÍA INSTITUCIONAL.
La pedagogía institucional está centrada en la transformación de las instituciones escolares.
Este gran movimiento pedagógico progresista, que ha desembocado cambios en nuestros métodos de enseñanza, encontró, en Estados Unidos, la psicología social, y éste encuentro se halla en el punto de partida de la invención de la no-directividad.
Al inventar la no-directividad, la psicología social se introducíaen el terreno institucional. En efecto, si se extiende la idea no-directiva, se llega fatalmente a impugnar la burocracia y todas las formas de poder autoritario, es decir, se pone en tela de juicio el poder institucional.
C. Rogers definió la no-directividad de una manera positiva, es decir, no desde el lado de aquel que está sometido al poder y que impugna la directividaddel que lo posee, sino del lado de aquel que abandona de modo voluntario su poder y desea establecer una nueva forma de relaciones con aquellos de quienes se ocupan.
Las dos nociones que para C. Rogers, componen esta no-directividad positiva, y que constituye, por ello mismo, la condición primera de toda institución nueva, son por una parte, la de “aceptación incondicional” y por otra parte de la “congruencia”. Se trata de dos nociones correlativas y complementarias.
La aceptación incondicional consiste en el hecho de aceptar, interior y exteriormente, que los otros sean lo que son y sin hacer nada para estorbarles. Se trata pues, de una forma de respeto de la personalidad y de la realidad del otro, que se opone a toda forma de autoritarismo o de manipulación.
El principio de congruencia completa y corrige, en cierto modo, al primero. Afirma la necesidad de ser uno mismo ante los demás y ante sí mismo, sin vergüenza ni hipocresía.
En educación, este principio significa que el educador debe ser simplemente el mismo, afirmar su personalidad y sus gustos, incluso aunque no siempre agrade a los alumnos. Es evidente que esto es contrario de lo que se hace en la pedagogía tradicional, que exige que el educador haga cosas perfectamente exteriores así mismo y a los niños, inspirada en un programa anónimo y respetando una estricta neutralidad en todos los campos. La experiencia demuestra que la verdadera influencia comienza, en educación, cuando el educador acepta “entregarse”, mostrarse tal y como es, quitarse la máscara de su status y de su rol.
A partir de estos dos principios, C. Rogers ha definido un modo de intervención particular, válido sobre todo en psicoterapia, pero trasponible a la pedagogía, que ha llamado “reflejo” y que exige la empatía. Esta intervención es un “análisis” que se comunica al interesado, y que provoca en él una “toma de conciencia” de su estado y su evolución. Se trata de una simple descripción de lo que se ve o una repetición de lo que se oye; actos que parecen elementales, pero que obligan a una escucha y a una atención sostenidas. La empatía es la capacidad de identificarse con el otro, a pesar de seguir siendo uno mismo, lo que permite discernir con exactitud el estado psicológico del otro.
Esta forma de intervención centrada en el reflejo y la empatía es fundamental, sobre todo en educación, permite iluminar al grupo o a los individuos sobre sí mismos y sobre su vida. En una clase, esto significa que el profesor debe conocer a sus alumnos, a la vez desde el exterior (mediante una observación atenta) y sobre el interior (con la empatía), lo que generalmente no se hace.
Sin embargo, una pedagogía nueva no puede contestarse con estos
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