Pedro Y Juan
Enviado por dianatrevinom • 23 de Abril de 2015 • 1.416 Palabras (6 Páginas) • 222 Visitas
Pedro y Juan
En la historia se narra al principio la vida cotidiana que vivía la familia de los Roland, pero un dia les llega una inesperada noticia, el mejor amigo de Monsieur Roland, el sr Marechal Leon había fallecido recientemente y heredado toda su fortuna (20,000 francos) a Juan.
Con el tiempo Pedro empezo a sentir celos de la preferencia que tuvo Marechal al dejarle toda su fortuna a su h
*a su hermano, en cambio a el, nada.
Al paso de los días Pedro gracias a comentarios de conocidos y amistades suyas comenzo a indagar dándose cuenta de las diferencias que había entre el y su hermano, siendo el moreno y su hermano rubio, ambos con diferente carácter, y Juan curiosamente idéntico al amigo fallecido. Juan era hijo de Marechal, por eso le había heredado su fortuna a el.
*Entonces un dia Pedro lleno de cólera le grito toda la verdad a Juan ,quien incrédulo acudió con su madre,mientras Pedro se marchaba.
Su madre le confeso que, en efecto, Monsieur Marechal era su amante, y el verdadero padre de Juan.
Al final de la historia Pedro decide trabajar en un barco Transatlantico como Doctor para asi ya no estar tan cerca de su familia.
En esta ocasión quiero centrarme en la historia en sí, que me ha parecido una pequeña delicia por el análisis psicológico al que Maupassant somete a sus personajes, dejando abiertos los resquicios pertinentes para que el lector decida sobre qué pensar con respecto a los mismos. Ésta es una historia simple, no tiene grandes complicaciones argumentales. En ella se narra cómo las apacibles vidas de los miembros de la familia Roland se ven alteradas cuando Juan, uno de los hijos, recibe una cuantiosa herencia de Maréchal, un "viejo amigo de la familia". Su hermano Pedro, que se halla en una situación económica no muy desahogada, comienza a reflexionar sobre el por qué solamente Juan recibe la herencia, sin que ésta sea repartida entre los dos hermanos, pues Maréchal guardaba el mismo afecto hacia ambos... Y esa reflexión conducirá a Pedro hacia un descubrimiento que destrozará la aparente unidad familiar de los Roland.
Aunque, eso sí, jamás se romperán las apariencias.
Jamás.
Ni siquiera ante la futura nuera de los Roland, Mme. Rosémilly. Y esto no deja de ser significativo y da qué pensar. Por ejemplo, sobre la verdadera causa del por qué los Roland, una familia de burgueses acomodados que regenta un comercio de joyas en París, se traslada a Le Havre.
Pero veámoslo a través de sus personajes:
Gérôme Roland, el pater familias. Es el único personaje que no goza de descripción física, por simple que sea. Tampoco sus amigos personales, el capitán Beausire y Papagrís, a. Jean Bart, se nos describen. Es un antiguo joyero de París cuyos ahorros y rentas le han permitido retirarse a Le Havre para dedicarse a su gran pasión: la pesca. Es lo único que le mueve, lo demás es bruma marinera. Así que una de dos: o bien es un tipo brillante y de genio encubierto que se hace pasar por un ablandabrevas para que le dejen en paz con su monomanía o bien es un pobre hombre, miedoso que vive feliz dentro de su burbuja de ignorancia, que es lo más probable. Pero, ¿y si monsieur Roland supo que su mujer le engañó con Maréchal y que Juan no es su hijo? En ese caso, hubieran podido largarse de París solo por guardar las apariencias de familia feliz y sin engaños, y no por el gusto de retirarse de la vida parisina para ir a pasar el resto de su vida pescando.
Me temo que nada más lejos de la realidad que nos presenta Maupassant... Gérôme Roland es un padre despreciado por sus hijos, su mujer y su futura nuera. Todos toman decisiones que no le explican hasta ya bien tomadas y aún si no se olvidan de comunicárselas. Una nulidad de hombre. Feliz, eso sí.
El caso es que al final todos los personajes principales evolucionan en mayor o menor medida. Todos menos Gérôme Roland. Es también el más feliz dada su ignorancia: No sepas, no indagues, no te inmiscuyas, mantente en un saludable estado ignorante ante la vida, y te salvarás. Ni envidiado ni envidioso,
...