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Pequeño tratado de las grandes virtudes.


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2017  •  Ensayo  •  1.616 Palabras (7 Páginas)  •  331 Visitas

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Pequeño tratado de las grandes virtudes.

Introducción.

En el presente trabajo, abordare de forma breve el dilema filosófico que propone el autor, entorno a lo que él llama, un tratado moral en pro de la humanidad, o al menos lo menciona de forma implícita. Comienza por mencionar el significado de la virtud.

La virtud no necesariamente es un sinónimo de bondad, no es característica particular de acciones nobles, es en realidad una potencia. “¿Que es una virtud? Es una fuerza que actúa 0 que puede actuar. Así, la virtud de una planta de un medicamento es curar; la de un cuchillo, cortar, y la de un hombre querer y actuar humanamente. Estos ejemplos, tornados de los griegos, dicen 10 esencial: la virtud es potencia, pero potencia especifica. La virtud del eléboro no es la de la cicuta, la virtud del cuchillo no es la de la azada, la virtud del hombre no es la del tigre 0 la serpiente. La virtud de un ser es que Ie confiere su valor, dicho de otro modo, su propia excelencia”[1]: Es decir, en la virtud ni interfiere juicio de valor alguno, en realidad, solo es la cualidad de cualquier ser u objeto. Sin embargo, es trabajo de la humanidad moralizar las virtudes, un trabajo filosófico contante, no necesariamente del filósofo, sino del humano, en sí.

¿Cómo es que la humanidad confiere este trabajo? Obviamente con un proceso histórico y cultural, él lo llama la urbanización, empero, me parece que el termino adecuado es el comunitario, ya que este término, se refiere a cuando el ser humano comenzó a vivir, convivir y establecer pequeñas comunidades, aunque no haya existido en sí, un proceso de urbanización. Es decir, no se necesita un contrato social, el surgimiento de un estado o de una sociedad civil para desarrollar un sentido de moral.

Hacer una diferenciación, de los “salvajes” e “ignorantes”, respecto a los “ciudadanos” y bien “educados”, me parece innecesaria y clasista, ya que en comunidades menos desarrolladas, en términos de urbanización también existen, leyes no escrutas, que se traducen a tratados de moralidad, no menos importantes, ni menos nobles que en las grandes Urbes o Ciudades.

Las grandes virtudes.

Dicho lo anterior, las virtudes en la consciencia humana, son una potencia, para una calidad de vida, más sana, no en sí mismo, de forma individual o egoísta, sino en pro del bien común, es lo que menciona en el segundo capítulo de su obra: Fidelidad, la Memoria, ya que solo manteniendo una memoria contante, es como se puede crear un tratado de moral, luchar contra el conflicto existencia y filosófico del pasado, solo desvía nuestra atención de lo que en realidad ocurre, el presente. Esto, puede traducirse, en una metáfora, “Hay dos días en la vida que no existes: el ayer y el mañana”, no se refiere a olvidarse del futuro, en realidad a canalizar esa potencia que es la memoria, en tranquilidad por seguir nuestro destino. La Solidaridad, esta virtud, no la menciona de forma explícita, sin embargo se puede identificar cuando insiste en tener empatía con lo que sucede en nuestro entorno, mencionando de forma implícita también a la Constancia, trabajando juntas en el dilema existencial  de la memoria, dan origen a la fidelidad, no se trata de ser fiel a cualquier cosa, eso solo es exclusividad al pasado.

En su tercer capítulo habla sobre la prudencia, que es más una condición de las virtudes, menciona a la Responsabilidad, una responsabilidad dirigida hacia nosotros mismos, aunque parece ser una contradicción con el comienzo de su discurso, no lo es. No se refiere a ser egoísta y cuidarse de los daños colaterales que producen las acciones de los otros, en realidad, solo siendo responsables de nosotros mismo, es como podremos aportar algo a nuestro entorno y a quienes este cerca de nosotros, en nuestras relaciones personales y sociales. Ser prudente, no actuar con desenfreno, y con Buena Voluntad, siendo esta el eje de las virtudes que desencadena la prudencia, ya que actuar con buena voluntad sin prudencia, solo llevaría al caos: “el infierno está lleno de buenas intenciones.”

Habla también sobre la Templanza, que me pareció, una de las más importantes e interesantes de las virtudes, ya que no deja atrás la significación del ser, y como emplear la Libertad en comunidad, olvidando los prejuicios, y la moral, (aparentemente) por que menciona al Placer, como parte fundamental del encaminamiento de las grandes virtudes, no podemos pensar al ser humano, al ser social, cultural, social y psicológico sin el placer, el goce absoluto y pleno de nuestro entorno, de nuestra condición humana y biológica.

La libertad y el placer como una relación recíproca del desarrollo humano, parece sugerir, libertinaje o desenfreno, sin embargo, estas virtudes no pueden ser concretadas de forma plena, sin las anteriores, la prudencia, la memoria y la solidaridad.

 Esa postura es cuestionable, ya que al principio del libro, el autor hace mención en que no se pensara este texto como una guía moral para el desarrollo humano y social, sin embargo no deja de mencionar la forma correcta de emplear las virtudes, de aquí nace una pregunta, ¿En verdad el ser humano puede ejercer su libertad? ¿En qué sentido se ve limitado por los prejuicios?, la templanza puede ser entendida, más que libertad, como una tranquilidad con el espíritu, de forma muy subjetiva, con la consciencia, ejercer nuestros placeres sin perder el control sobre ellos, no volvernos presos de nuestros vicios y goces, beber sin enfermedad, hacer el amor sin miedo a la soledad. Se tendría entonces que ser completamente conscientes de lo que somos para nuestro entorno.

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