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Peter Burke ‘’Teoría e Historia Social’’


Enviado por   •  10 de Julio de 2022  •  Monografía  •  1.323 Palabras (6 Páginas)  •  117 Visitas

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Peter Burke

Para el año 2007, diversos cientistas sociales e historiadores se congregaban en la Universidad de los Andes a escuchar una de las conferencias dictadas por el Emérito profesor Peter Burke[1]. En ellas, el autor hacía referencia a las distintas temáticas que la historia cultural ha renovado a través de los estudios vinculados a las prácticas sociales y las percepciones del mundo a través del  sujeto y no de los procesos de larga duración.

De esta manera, Burke pretendía visibilizar nuevos subterfugios a través de los cuales es posible comprender fenómenos y dinámicas sociales actuales, así, la historia cultural lograba generar un espacio de pertenencia dentro de las corrientes históricas presentes.

Casi veinte años antes, la publicación de su libro ‘’Teoría e Historia Social’’[2], generaba los primeros puentes interdisciplinarios para cuestionar la hegemonía de una ciencia social autónoma, dura  y  en constante tensión entre la teoría y  la práctica histórica.  A partir de las primeras páginas, el autor se cuestiona  la utilidad de la Teoría Social para la Historia y de la Historia para la Teoría. Este es el eje central del texto y a través del cual Burke genera la narrativa que le permite explicar las causas principales de una tensión que históricamente,  nace a partir de la división de las ciencias sociales[3]

En concordancia, el autor transita entre los primeros teóricos sociales e historiadores europeos pretendiendo con esto visibilizar el nacimiento de una tensión que permanecerá durante el desarrollo de las ciencias sociales y su separación en disciplinas independientes. A si mismo, observando las distintas dinámicas y los procesos de especialización de las disciplinas, Burke logra demostrar que esta tensión llega a un punto álgido que da como resultado serias críticas respecto a la capacidad metodológica de las ciencias sociales para estudiar fenómenos y procesos.[4] No obstante estas divergencias, se hace hincapié en mencionar que en la actualidad hay una clara tendencia hacia la  interdisciplinariedad y el uso de diversas metodologías, lo que ha generado debate en torno a los límites de cada disciplina[5] y las formas de abordar los objetos de investigación. Como resultado de ello, vemos distintas interpretaciones de conceptos como la Clase Social, las Estructuras y los sujetos sociales.

En síntesis, lo que el autor pretende establecer es la presencia de nuevas formas de comprensión sobre la tensión existente entre teoría e historia,  comprendiendo esta dinámica como un proceso constructivo entre las disciplinas y beneficioso para las nuevas investigaciones sociales, pero, a su vez, con los costos propios de la fragmentación de las disciplinas a través de los múltiples enfoques existentes.[6]

Prosiguiendo en su planteamiento central, Burke desarrolla un análisis de las diversas metodologías existentes y la manera en que estas han estado centradas en la tensión entre la teoría y la práctica histórica. Así el autor traza los principales conflictos existentes entre las formas de investigar, y los problemas que pesan sobre estas. A partir de la definición sobre los modelos y los métodos es posible corroborar la indivisibilidad de la práctica histórica de la Teoría social. Un ejemplo de aquello es el método comparativo, en el cual, pese a la división de enfoques (el particularizador y el generalizador) existe una dependencia del método ya que ambos dependen de la comparación, ya sea [de manera] explícita o implícita[7]. No obstante, este método no está ausente de problemas. Algunos de ellos como el Etnocentrismo, la concepción secuencial de la sociedad o la sola elección de los grupos a comparar generan dificultades y obstáculos que aun suscitan discusión.

Adicionalmente, hay que señalar la gran utilidad de los modelos y los tipos que permiten a historiadores y cientistas sociales  definir y comprender los fenómenos. Pese a la negativa de los historiadores e historiadoras[8] por el  uso de modelos,  el autor no toma una posición específica respecto a este punto, limitándose a visibilizar los usos que han tenido por parte de diversas disciplinas. Con respecto al método cuantitativo y la propuesta de la micro-historia, el autor señala las principales falencias del primero[9], mientras que a la micro-historia le da un papel relevante por la innovación de su propuesta centrada en el rescate de nuevas fuentes y la intromisión del investigador en el análisis de relaciones sociales de pequeños grupos e incluso de sujetos particulares. Esto último, ha generado gran debate debido a la percepción de las demás disciplinas sobre la trivialización de los objetos de estudio en la microhistoria. Respecto a esto, Burke toma posición avalando las nuevas maneras de comprender las relaciones y las percepciones de los individuos, añadiendo que […] ’’Los conflictos abiertos pueden revelar tensiones sociales que están presentes todo el tiempo pero que solo en ocasiones se hacen visibles. O bien los microhistoriadores(ras) pueden concentrar su atención como Giovanni Levi, en un individuo, un incidente, o una pequeña comunidad como un lugar privilegiado desde el cual observar las incoherencias de los grandes sistemas sociales y culturales, sus ambigüedades u omisiones’’ […][10]

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