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Por Una Economia Altruista


Enviado por   •  7 de Junio de 2013  •  2.443 Palabras (10 Páginas)  •  337 Visitas

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1. LAS NECESIDADES, LAS APETENCIAS Y LOS DESEOS.

Una de las definiciones de economía que mas se utiliza en nuestros tiempos es: la manera en que satisfacemos unas necesidades ilimitadas con unos recursos escasos.

Esto es el principal problema de la llamada economía egoísta, creer que la necesidades no tienen limite cuando realmente estas se pueden cubrir fácilmente, en cambio los deseos si pueden ser ilimitados aunque regulables.

Nuestro primer cometido económico, según el autor, es diferenciar entre necesidades, apetencias y deseos. Podemos definir entonces la necesidad de dos maneras: (1)como algo a lo que no podemos renunciar ya sea por que si no lo tenemos no podemos sobrevivir; (2) algo a lo que por algún motivo (patologías, adicciones) no podemos resistirnos.

Las apetencias y los deseos van por otro lado ya que la apetencia me inclina hacia el deseo, y este hacia una posesión.

Se establece entonces una relación directa entre la satisfacción de necesidades y deseos con el consumo de bienes y servicios.

La economía egoísta no sabe o no quiere diferenciar entre necesidades limitadas y deseos ilimitados cuando son claramente distintos y no tienen porque ser siempre infinitos.

Desde el punto de vista de la iglesia las necesidades de los cristianos deben ser limitadas (“danos hoy nuestro pan de cada día”) . Entonces lo necesario es limitado y aquellos que tienen de sobra deben compartirlo para alcanzar el fin de que todos tengan cubiertas sus necesidades.

El deseo ilimitado acaba siendo un deseo insensato ya que coarta la libertad a quien lo tiene y impulsa a la continua insatisfacción.

Hay que recalcar que los deseos insaciables y las necesidades ilimitadas son algo creado por el hombre y por tanto no nos acercan a Dios. Los avisos en contra de la acumulación excesiva es una línea que se mantiene en toda la patrística.

Las consecuencias negativas que están detrás de la condena a las necesidades y deseos insaciables son: (1)Tener unos deseos ilimitados nos convierte en personas eternamente insatisfechas, (2)la insatisfacción continuada genera dependencias y necesidades consecuencia de mi manera de actuar, (3)la economía egoísta lleva al endeudamiento de aquellos que siempre quieren mas y que dependen en mayor medida de quien les presta, (4)la manera de entender los deseos como ilimitados lleva a que yo sea el centro de mi existencia, (5)el peligro de la idolatría: los deseos ilimitados pasan a ser el dios de quien los tiene.

Sin embargo si estos son limitados tendrá repercusiones positivas en la persona, podrá alcanzar la satisfacción, no caerá en el autoengaño, evitara un endeudamiento excesivo, será mas propenso a la generosidad y se alejara del peligro de la idolatría.

Por ello lo deseable va a ser unas personas y una economía que puedan frenar su nivel de producción cuando se llegue a un determinado nivel de vida sin que esto suponga un perjuicio para su bienestar material y si, una ventaja para otros aspectos no económicos.

2. EL CONSUMO

Las compras que realizamos los particulares para satisfacer necesidades y deseos es lo que los economistas denominan consumo y forma casi dos terceras partes de los bienes y servicios que se venden en un país. Hasta nuestra libertad parece medirse por la capacidad que tenemos para elegir, somos mas libre cuanto mayor sea la variedad de bienes que tenemos para elegir. El consumo pasa de ser un instrumento para ser una forma de vida o un medio de entretenimiento.

El protagonista de este capítulo es el llamado consumidor racional, que no es mas que un consumidor egoísta cuyo único objetivo (como el del consumidor en general) es buscar que los bienes adquiridos le proporcionen la máxima utilidad o satisfacción posible.

La utilidad es considerada subjetiva ya que el grado de satisfacción aportado por un bien es distinto para cada consumidor.

Además, la satisfacción en la práctica totalidad de los bienes es decreciente.

Nuestros ingresos son la barrera que no podemos rebasar por eso nuestro objetivo será maximizar la utilidad de nuestro dinero, esto supone tener que renunciar a algo por tener otra cosa. Por lo tanto, como hemos dicho antes el “consumidor racional “ elegirá aquello que le reporte mayor utilidad. Sin embargo no podemos aplicar esto en nuestra sociedad actual ya que la sobreabundancia de bienes que poseemos hace que no compremos para vivir, si no porque nos gusta consumir. Por eso algunos hablan de que nos encontramos en una sociedad consumista ya que la compra se convierte en un fin.Los factores que contribuyen a experimentar esta sensación son: el entorno, donde se identifica el consumo como entretenimiento; la sensación de escasez, que tiene unas consecuencias directas sobre el consumo y que conocen muy bien los que venden; y por último la publicidad, los publicistas ya no venden su producto si no que intentan crear un mundo ideal, una aventura o una historia con la que el potencial cliente se pueda identificar.

Por lo que concluimos que el consumo pasa a convertirse en una forma de vida, en una forma de estar y de posicionamiento ante los demás.

Las referencias bíblicas son escasas y tienen mas que ver con el afán de acumulación, en general condena estas ansias de riqueza ya que aquello que adquirimos en la tierra es perecedero. Nuestros objetivos deben ser otros y los bienes debemos tomarlos como algo para alcanzar estos.

La DSI también destaca otros aspectos negativos de un consumo mal entendido como por ejemplo, el problema ecológico actual ,que tiene relación directa con: el consumo excesivo, la necesidad de cambiar y la obsolescencia programada factores que derivan en una ingente cantidad de basuras y residuos. Al mismo tiempo la civilización consumista lleva a no pensar en los demás, el ansia de consumir olvida al otro.

El consumidor ideal es el consumidor que está en permanente estado de insatisfacción, la sobrevaloración del periodo juvenil tiene que ver mucho con esto. Nuestra necesidad de consumir nos lleva a tener una tensión continuada por tener mas y no pararnos a disfrutar de lo que tenemos.

Tampoco nos paramos a pensar que nuestro consumo permite que otros vivan mejor y que consumiendo con cabeza podemos colaborar a desarrollar el entorno de determinada zona o hacer un bien sobre el medio ambiente. También olvidamos que los bienes que desechamos pueden ser reutilizados.

Si que queremos tomar una opción distinta a la que nos indica la economía egoísta, debemos ser parcos. Estos significa consumir con moderación y prudencia comprar solo aquello que necesitemos o nos guste mucho después de una reflexión.

El consumidor responsable es aquel que no solo compra pensando en la relación calidad

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