Raffles Manos De Seda

INTRODUCCIÓN

El profesor sustituto de lenguaje motiva a sus estudiantes para que, a través de una investigación, descubran a Raffles, el mítico ladrón de las manos de seda. Poco a poco cada uno de los estudiantes le va dando forma a esta historia sobre el ladrón que ayudaba a los más pobres en el Quito de los años 40s, y se dan cuenta como la imaginación y la creatividad pueden dar forma a una leyenda y hacerla real.

DESARROLLO

El profesor sustituto dice a los estudiantes que cada uno deberá inventar una aventura de Raffles y así empieza él contando la historia para animarlos a continuarla e investigar sobre cómo era la vida en Quito aquella época.

Raffles nació en la famosa casa de los 7 patios, y desde su nacimiento empezó a robar. Robó a la partera sus aretes, pero al ser un bebé nadie le dio demasiada importancia.

Así, todos los estudiantes empezaron a investigar sobre aquella época y a dejar volar su imaginación en la continuación de esta leyenda.

Raffles creció y se dio cuenta que su vocación era el robo, así que entró a la escuela de ladrones de "Benjamín el zurdo", famoso ladrón quiteño, aquí se dio cuenta que tenía una habilidad nata para robar a las personas sin que ellas lo notaran, por lo que recibió su apodo: manos de seda.

Pero Raffles no solo robaba para sus fines egoístas, él también ayudaba a su familia, orfanatos y cualquier persona pobre que lo necesitaba.

Así como era querido por el pueblo, se ganó el odio de las autoridades que lo buscaban para encarcelarlo. Aunque muchas veces pudo escapar de la ley, un día lo atraparon y lo llevaron al penal García Moreno.

La novia de Raffles, Luciana; una chica rica y de buena familia, intentó liberarlo de la cárcel. Al ser su intento en vano, su padre la mando fuera del país a un internado en París, Francia. Tiempo después se casó con un parisense y no volvió al país más que de visita.

Mientras tanto Raffles cumplía su condena en la cárcel, pero el presidente de aquella época le dio indulto y lo envió fuera del país para que pueda tener una vida honrada. Viajó a los Estados Unidos, donde por su habilidad con sus manos para quitar objetos, lo contrataron para tener un espectáculo, en el cual se hizo famoso y viajó no solo por Estados Unidos sino también por Europa.

Años después, su fama empezó a decaer, se retiró y solo volvió al país de visita y aún entonces podía escuchar las historias de sus hazañas. Pero hasta el fin de sus días, Raffles nunca pudo olvidar al amor de su juventud, Luciana.

CONCLUSIÓN

Raffles no era un ladrón malo, quería ayudar a su gente, a la gente pobre ya que él sabía lo que era ser pobre. Pero robando no era el mejor camino.

No debemos buscar

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