Reseña Critica "Siddharta"
Enviado por Marco Bravo • 21 de Mayo de 2018 • Reseña • 2.074 Palabras (9 Páginas) • 996 Visitas
RESEÑA CRITICA “SIDDHARTA DE HERMAN HESSE”
SIDDHARTA
Hesse, Hermann (2008). Siddharta. Cuarta edición. Barcelona: Edhasa.
INTRODUCCION
Siddharta, era un “agraciado hijo” de un Brahman (sacerdote, miembro de la mas alta casta de la india) cuyo viaje, ejemplo del arquetipo del viaje del héroe, es relato durante esta novela. El lenguaje poético y descriptivo, hablando en tercera persona de las aventuras y desventuras del protagonista.
Es un titulo de referencia en su género. Es mas parecido a una recopilación de sabiduría oriental que una novela en sentido estricto. Seria bueno que los lectores que no conocen mucho a Hesse se informaran de su devenir biográfico antes de leerlo. Todos aquellos que disfruten con los relatos orientales tienen en este libro un clásico, a pesar de estar escrito por un occidental.
Cargado de filosofía vital, pero tedioso en su lectura. Por momentos acababa hastiado, pero enseguida leía un pasaje que me instaba a seguir leyendo.
Se percibe una fuerte profundidad espiritual que quizá pueda sorprender menos hoy en día, en donde la filosofía oriental y todo lo relacionado con la meditación, el descubrimiento de poder interior del conocimiento de “Yo Soy Eso”, se ha extinguido a nuestro modo occidental, todo este proceso de búsqueda de la sabiduría es narrado con gran belleza, siendo además una fuente de conocimiento innegable.
Una novela simple y al mismo tiempo compleja, con un lenguaje poético y a la vez sencillo. Es un recorrido por la vida de un individuo en buscan de si mismo, del camino que lo llevara a la perfección espiritual y a la paz interior, el aprendizaje y la búsqueda constante de la verdad.
El lenguaje de Hesse está lleno de símbolos. Solo recuerdo lo “confuso” de El lobo estepario y Demian y Siddharta no es la excepción. Recuerda que esta basado en filosofía-religión budista, por lo tanto, si los anteriores libros querían decir lo que no decían, es de suponer que en Siddarta, Hesse hace lo mismo.
DESARROLLO
Inicio del viaje de Siddharta no es feliz es su privilegiada posición, aunque el si es la alegría de su padre y era querido u estimado por todos. En particular por su amigo Govina, adicto al hijo del Brahman, que era “el que mas lo amaba”. La razón de esta infelicidad es que ya había adquirido la mayor parte de la sabiduría y en ese momento se imaginaba que existía otro camino, que nadie le estaba enseñando. Meditaba y quería llegar por ese medio a la divinidad, se ensimismaba demasiado en ello. Descontento reflexionaba y no se conformaba.
Al pasar por ese lugar unos Samanas (ascetas peregrinos) Siddharta toma la decisión de unirse a ellos lo cual comunica con firme resolución a su amigo Givinda. Al comunicárselo a su padre, este enfurecido pero contenido le indica que no “vuelva a pasar por su boca ese deseo otra vez”. El hijo no se atrevió a desobedecer a su padre, pero se quedó inmóvil por horas hasta que su padre accedió. Govina se unió.
Con los Samanas
Como inicio de su estadía con estos ascetas (personajes que buscan purificar el espíritu negándose los placeres materiales, al máximo) entrego su túnica a un pobre y vistió desde entonces taparrabo, comiendo una vez al día alimentos crudos para después ayunar por 15 y 28 días. Empezó a despreciar la vida y sus deseos. Quería despojarse de ellos, inclusive de sí mismo, morir a sí mismo y entonces aparecería el “gran secreto”. Para ello se entrenaba en la despersonalización, en alejarse del “yo”. Govinda seguía a su lado, acompañándolo y pasando por los mismos ejercicios. Pero no era suficiente, no otra vez. Siddharta reflexionaba, concluyendo que todo lo hecho no es sino una forma de “huir del yo”, y eso ¿no lo hace el alcohol? (aguardiente). Y es tan breve para el borracho como para Siddharta, una “breve narcosis”. Tras años de de esfuerzo, el semana más vieja, no ha alcanzado el Nirvana, así que ser Samana no es el camino para llegar al “camino de los caminos”. Por ello cuando llego a sus oídos la historia sobre Gotama (el buda), cargada de leyenda y esperanza, decidió ir en su búsqueda.
Gotama
Buscándolo, los jóvenes acudieron a Savathi, donde vivía el buda, quien pedía limosnas para comer junto con los monjes que le seguían. La apariencia del santo impresiono al joven quien vio en cada parte de la verdad. Escucharon la doctrina sobre el origen del dolor y el camino para reducir ese dolor. Govinda se volvió adepto de ese sabio, se unió a el. Siddharta no. Porque escucho la doctrina y al meditar en ella hallo una falta, una incoherencia. Al hacérselo saber al buda, este le explico que su doctrina tiene el objetivo de que los sufrimientos sean redimidos, no la de “explicar al mundo a los que tienen afán de saber”. El muchacho contesto que no es atreves de una doctrina que el buda llego a encontrar el secreto, “la redención de la muerte”, el negarse a sí mismo, ya que no es atreves de una doctrina que se llega a ello, según Siddharta. Y Siddharta no quería vivir imitando al buda, quería su propio camino. Pero este le dijo “Guárdate de una inteligencia demasiado grande”.
Despertar
Siddharta había dejado de ser joven, era ahora un hombre. Ya no tenía más deseos de tener profesores. Ni de buscar acabar con el “yo” pues al hacerlo estaba escondiéndose de sí mismo. Así que decidió aprender sí mismo, ser fiel a sí mismo. Decido no ser asceta, ni sacerdote, ni brahmán, sino solo Siddharta. El problema es que Siddharta estaba solo, no tenía la casa paterna, pues no seria sacerdote, ni monje budista, ni podía seguir siendo asceta. Experimento frio y desaliento.
Kamala
Siddharta volvió a sentir, ver, oler, oír, percibir el mundo, no lo despreciaba ya, lo tomaba, lo vivía. Ahí conoció al barquero, a quien no pudo pagar por pasar el rio, pero este le dijo “igual que el rio, todo vuelve, quizá tu vuelvas”. Tras ello conoció a una mujer, quien tras poco de conocerle le invito al “placer sensual”, a lo que este estuvo a punto de acceder, pero su voz interior le dijo “no”. Al entrar a la ciudad se topo con Kamala, la cortesana en su litera de mano, atendida por criados y sirvientes. Y le pidió a ella que le enseñara el arte que ella dominaba. Para ello, claro esta, este debía traer dinero y regalos a la cortesana. El conseguirlos se le antojaba a Siddharta más fácil que todo lo que había conseguido espiritualmente en su vida anterior. El hecho de saber leer y escribir le abrió las puertas para obtener un puesto con un comerciante y volverse el mismo comerciante.
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