Reseña "la metropolis y la vida mental" de Georg Simmel
Enviado por jscastrog • 17 de Septiembre de 2016 • Ensayo • 916 Palabras (4 Páginas) • 1.396 Visitas
Reseña de "La metrópolis y la vida mental" de Georg Simmel
El sociólogo Georg Simmel, nacido en Berlín en 1858, proyectó en su obra "Las metrópolis y la vida mental" un análisis acerca de cómo la personalidad de los individuos se acomoda a las exigencias de la vida social en las grandes ciudades, teniendo en cuenta las bases psicológicas de las personas, la historicidad cultural de las sociedades y el contraste con los grupos sociales más reducidos, dejando de lado cuestiones de índole económica o política. La lectura del texto hoy, 113 años después de su lanzamiento, confirma la genialidad y vigencia de su trabajo. Su escrito comienza diferenciando el impacto que tienen las impresiones inesperadas y cambiantes de las duraderas y cotidianas para un individuo: éstas últimas generan un "menor grado de conciencia" que las primeras, las cuales intensifican el estímulo nervioso. Así, explica la realidad a la que están sujetos los habitantes de las metrópolis, quienes al estar mucho más acostumbrados al ritmo inestable e impactante de la vida, logran cierta "protección mental" de la misma actuando según la razón y el entendimiento y no desde sus sentimientos. No así sucede con los que están inmersos en un ámbito rural, ya que viven en un espacio donde son comunes los hábitos ininterrumpidos y las relaciones emocionales profundas. Continuando con la diferenciación entre mundo rural y metropolitano, analiza una de las desemejanzas más fundamentales: la economía monetaria. Ésta tiene sus sedes en las grandes metrópolis y está intrínsecamente relacionada a las personalidades de los individuos. Simmel, desde ésta perspectiva, detalla principalmente los tipos de relaciones que tienen las personas entre sí, ramificándolas en dos: las emocionales y las racionales. Las primeras, basadas en las individualidades, conllevan un conocimiento del otro y, por ende, una conducta más cálida; las segundas, en cambio, irradian un entendimiento del individuo como un elemento, un número del cual sólo interesan los logros medibles objetivamente. De esta forma, las relaciones de consumidor-productor en grupos sociales pequeños entablan una de tipo emocional, ya que se ven y se conocen, a diferencia de en las grandes metrópolis, donde los productores venden desde el anonimato así como también los consumidores. Así, desde el anonimato los únicos intereses que participan son los económicos, dejando de lado cualquier tipo de relación emocional. Por eso, el autor define que la economía monetaria domina la metrópoli. Directamente relacionado con lo anterior, el autor denomina una actitud exclusiva de los habitantes de las metrópolis con el término blasée. Esta proviene de los estímulos cambiantes que las personas tienen que afrontar cotidianamente: los obligan a respuestas muy poderosas y a entregar lo último que tienen de fuerzas, y al mantenerse en ese
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