Resumen de Micromegas
Enviado por Diego Garate • 19 de Julio de 2020 • Resumen • 2.147 Palabras (9 Páginas) • 2.268 Visitas
Datos Bibliográficos | |
Obra | Micromegas |
Autor | François-Marie Arouet (Voltaire) |
Aparición | 1752 |
Tipo de Texto | Cuento filosófico |
Capítulo I
En sus primeros párrafos, Voltaire nos presenta las características físicas de uno de los protagonistas de este cuento, un joven proveniente de la estrella Sirio llamado Micromegas que, según menciona el autor es “de mucho talento”.
Físicamente excede las medidas a las cuales estamos acostumbrados, ya que mide ocho leguas[1] de alto, y su cintura tiene de circunferencia cincuenta mil pies[2]. Otro dato es que el planeta del que proviene tiene veintiún millones seiscientas mil veces la circunferencia de la Tierra[3].
Luego el autor se adentra en la infancia de Micromegas, quien estudio en un colegio jesuita en su planeta, y a sus tiernos 350 años ya había descubierto “a fuerza de inteligencia” más de cincuenta proposiciones de Euclides acerca de geometría. Además, agrega qué a los cuatrocientos años, al salir de la infancia, escribió un libro en base a sus estudios sobre insectos[4], el cual le genero algunos problemas con el muftí[5] de su planeta quien lo acusaba de que su obra tenía proposiciones que, a su juicio, rozaban la herejía.
Las acusaciones del líder jurídico generaron un pleito que duró doscientos veinte años, hasta que el muftí logro que un grupo de jueces que no leyeron el libro, pues no sabían leer, prohibieran el texto y desterraran al autor de la Corte por ochocientos años. En este lapso Micromegas escribió decimas para mofarse del muftí, las cuales no cumplieran su objetivo, y se dedicó a viajar por distintos planetas para “perfeccionar el juicio y el corazón”.
Gracias a sus conocimientos de “las leyes de la gravitación y de las fuerzas atractivas y repulsivas”, y a su enorme tamaño, Micromegas viajo rápidamente por muchos planetas y recorrió la Vía Láctea. Al cabo de un tiempo el siriano arribó a Saturno, sorprendiéndose por el tamaño del planeta y sus habitantes[6].
Al principio Micromegas se burlaba de los saturninos, pero pronto se dio cuenta de que sin importar nada, “ningún ser que piensa es ridículo” e inició una amistad con el Secretario de Academia[7] de Saturno, con el cual comienza un dialogo en el siguiente capítulo.
Capítulo II
Al inicio del dialogo, el saturnino intenta realizar varias comparaciones entorno a lo diversa de la naturaleza de este planeta, las cuales son rechazadas por el siriano. Al retomar el dialogo, Micromegas pregunta al secretario por la cantidad de sentidos que los saturninos poseen, a lo que este responde que setenta y dos, mientras se lamenta por lo limitado de sus sentidos, considerando lo enorme de su imaginación.
Micromegas consuela a su interlocutor señalando que, pese a la multitud de sentidos que los siriano poseen, estos se sienten inferiores comparados con pueblos considerados “más perfectos”. Le dice que durante su viaje ha podido comparar cada pueblo y que ha visto seres “muy inferiores” a ellos y otros superiores, pero que lo que caracteriza a todos es que sus deseos son mayores a sus necesidades y estas últimas menores a sus satisfacciones. Agrega que tiene la esperanza de encontrar un pueblo que no tenga necesidades.
Tras unos instantes reflexionando sobre múltiples temas, Micromegas y el secretario se preguntaron por la extensión de la vida, llegando a la conclusión que esta dure lo que dure es muy corta. En relación con los casi quince mil años que viven los saturninos, el secretario reflexionó:
“Esto es casi nacer y morir en un momento. Así, nuestra existencia es un punto, nuestra vida un instante, y el globo en que habitamos un átomo. Apenas empieza uno a saber algo, a instruirse, cuando llega la muerte”.
Micromegas responde señalando que su vida es setecientas veces mas larga que la de los saturninos, pero que sin importar la extensión de la vida siempre llega el momento de “reintegrarse a la naturaleza”, y que existen pueblos que viven miles de veces más que él, pero aun así se quejan. Finalmente concluyen que si bien todos quienes piensan son diferentes, todos poseen el don de pensar y desear.
A continuación, dialogaron sobre las propiedades de la materia que ambos pueblos diferencian, mientras que el saturnino señaló que ellos distinguen más trecientas propiedades fundamentales, los sirianos distinguen miles más. Micromegas, luego de reflexionar sobre su viaje por la Vía Láctea, concluye que el plan del Creador es proporcionado al tamaño de cada planeta.
Micromegas pregunta al secretario sobre el sol de los saturninos y sus colores, a lo que este responde que su sol es blancuzco-ceniciento y que distinguen siete colores fundamentales. Por su parte el siriano dice que el sol de los sirianos tiene un color rojizo y que ellos distinguen treinta y nueve colores fundamentales. Añade que ha visto muchos planetas con sus soles y que todos son distintos entre sí.
Luego dialogan sobre las sustancias esenciales que conocen los saturninos, las cuales son mas de treinta, mientras que los sirianos conocen trecientas y otros pueblos tres mil. Este dialogo termina por convencer a ambos de hacer un viaje filosófico, el cual comienzan en el siguiente capítulo.
Capitulo III
Antes de comenzar su viaje, el secretario es increpado por su enamorada, con la cual no lleva más que unos cientos o miles de años, y quien esta molesta pues el saturnino inicia un viaje pese al poco tiempo que llevan juntos. Luego de consolar a su amada y llorar junto a ella, el secretario y Micromegas están listos para iniciar su viaje en búsqueda de conocimiento.
Comenzaron su viaje saltando de luna en luna, para luego montarse sobre un cometa hasta llega a Júpiter, donde se quedaron cerca de un año. En ese lugar descubrieron secretos que intentaron hacer públicos con un texto, pero que los inquisidores impidieron por tener algunos reparos con sus proposiciones. Quien narra la historia agrega que pudo leer el manuscrito en la biblioteca de un arzobispo, quien le permitió ojear sus libros.
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